Cualquiera podría pensar que este no es su primer Goya. Poco después de subirse al escenario a recoger su premio al mejor director, Javier Fesser (Madrid, 1964) se paseaba por la sala de prensa con aspecto de salir de una clase de yoga, tranquilo, sereno y dicharachero. ¿Sería que aún no había asimilado lo que le había pasado? Pues no. A la mañana siguiente de arrasar en la gala de los Goya con Camino, el director madrileño seguía igual de sosegado e imperturbable que durante la ceremonia. Y eso que su película ha estado marcada por la controversia.

¿Se lo esperaba?

Más que esperármelo, lo deseaba profundamente. Todo el proceso ha sido muy duro: tanto rodar la película como, sobre todo, defenderla. Por eso es tan importante que te premien los miembros de la industria del cine. Ellos saben que es muy complicado sacar adelante un proyecto así.

¿Por qué le resultó complicado hacer esta película?

Es un trabajo muy íntimo y personal, hecho con el corazón, así que he sufrido bastante desgaste emotivo. Por otro lado, me he dejado la piel defendiendo el filme debido a la controversia.

Entonces, ¿la polémica no ha sido buena para la película?

Nunca he perseguido ni alimentado la polémica. Es más, en mi ingenuidad, pensaba que el Opus Dei iba a aceptar la película en términos del tipo: 'Bueno, sí, somos así, es cierto, pero tenemos nuestros motivos, que son estos'. Pero nada de eso ha sucedido. Por desgracia, su actitud ha sido muy cobarde porque no están acostumbrados a verse retratados de una manera tan fidedigna. No obstante, he recibido unas 60 cartas de madres de chicos captados por el Opus Dei, en las que dan las gracias por la película. Algunas pensaban que su hijo había desaparecido misteriosamente de sus vidas por falta de cariño. Gracias a la película han entendido que sus hijos se habían visto envueltos en una espiral incomprensible.

Al margen de las controversias, ¿qué personaje le dio más quebraderos de cabeza? ¿El padre? ¿La madre?

El trabajo con los actores tiene más que ver con el placer que con el dolor de cabeza. El personaje de la niña era complicado porque tenía muchos registros e iba a ser interpretado por una debutante. Pero Nerea Camacho lo hizo estupendamente. Por otro lado, yo me sentía identificado con el personaje del padre, interpretado por Mariano Venancio. Con todo, el personaje de la madre era el más complicado. Carme Elías ha sabido llevar con dignidad un personaje que arrastraba muchas taras. Pero no es una película de buenos y malos.

Usted empezó haciendo comedias. ¿Es imprescindible rodar un drama para aspirar a estos premios? ¿Qué tienen los dramas que no tengan las comedias?

Bueno, en realidad, me tomo el Goya como un reconocimiento a toda mi carrera. Y cuando digo esto no me refiero sólo a mis películas anteriores, sino también a la primera vez que cogí una cámara y grabé una boda o un bautizo. He podido hacer esta película gracias al éxito de las anteriores. Además, no creo que Camino sea mucho más seria: cuando rodé La gran aventura de Mortadelo y Filemón (2003) me tomé el trabajo igual de serio.

¿No le preocupaba no saber encontrar el tono adecuado para narrar un drama?

No. Me parece esencial meterte a hacer algo que no dominas. Es bueno comenzar a rodar una película sin saber dónde vas a acabar.

'Camino' no ha funcionado tan bien en taquilla como sus otras películas.

Los que hacemos cine ponemos mucho de nuestra parte cuando rodamos una película. Así que creo que el espectador también tiene que poner algo de la suya, aunque sólo sea entender que las historias cercanas merecen la pena. Por otro lado, estos ciclos de encuentros y desencuentros entre el público y el cine español son realmente difícilesde analizar.

La película no tiene unas referencias claras. ¿Tenía algún filme en mente antes de rodar?

Seguro que hay muchas películas dentro de Camino. Pero nunca he entendido bien esa manía de clasificar las películas. Me gusta que Camino sea inclasificable, aunque eso la perjudique de cara a la taquilla. Como espectador, me interesa entrar virgen a ver las películas. No saber si me voy a encontrar un drama o una comedia, si uno tiene que reír, llorar o ambas cosas.