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Actualizado:El que sufre de pequeño vive de adulto con el sentir de haber sufrido. Indefensión, impotencia y humillación se enquistan, o enquistaban, en los menores que habitaban en orfanatos hasta que salían de allí y las heridas psicológicas rebrotaban de mil maneras. La exposición Superhéroes, Huérfanos y Orígenes: 125 años de cómics se presenta en el Foundling Museum de Londres hasta el próximo día 28 de agosto.
A primera vista, la muestra parece alegre y vistosa, con los estridentes coloridos que rodean a Superman, Batman, Spiderman o Black Panther, todos ellos huérfanos o abandonados de pequeños. Lleva poco tiempo adentrarse en las historias que cuentan los llamativos personajes y el gozo desvanece. En el inicio del conmovedor itinerario avisan de que frases o secuencias pueden herir la sensibilidad del espectador. Hoy serían insultantes y difamatorias y, por lo tanto, no publicables por racistas o discriminatorias. No obstante, ahí están como recuerdo del bagaje cultural colectivo.
Una de las viñetas expuestas de Carlos Giménez (Madrid, 1941) empieza así:
"Noche de Reyes Paracuellos del Járama 1950. Modesto no tiene padre ni madre.
Carlos no tiene padre, su madre está tuberculosa en un sanatorio de Bilbao. A
Confitura su padre le abandonó, su madre es de la vida. Rudy, su padre está en la cárcel por rojo, etc., etc.". Los dibujos del ilustrador español comparten experiencias con otros tan distintos como el japonés Taiyo Matsumoto, de 54 años, y Lisa Wool-Rim Sjöblom, de 45 años, nacida en Corea del Sur, adoptada a los dos años de edad en Suecia y residente a día de hoy en Nueva Zelanda, es decir, sin recuerdos ni vida en Corea del Sur. Los tres artistas de tan distinta procedencia andan a la búsqueda de su identidad desafiando su propia memoria con dudas, recuerdos, inseguridades, deseos y frustraciones. ¿Cómo les ha marcado una infancia sin padres o protección emocional? La respuesta intenta hilvanarse leyendo la brevedad de los textos y las ilustraciones o secuencias gráficas.
Hoy serían insultantes y difamatorias (...) No obstante, ahí están como recuerdo del bagaje cultural colectivo
La comisaria de la exposición, Laura Chase, explica a Público que "Paracuellos es uno de los primeros trabajos que quise incluir en la exposición por su significado e influencia, puesto que es profundamente personal y genera un importante contraste con los personajes de ficción; todos han vivido como menores tutelados por el Estado, si bien, Paracuellos demuestra también el poder del cómic para cuestionar temas importantes como las injusticias del sistema de protección social de menores desde la experiencia de uno, o varios, de ellos; los niños de Paracuellos son héroes, y por eso los he querido incluir en esta exposición sobre superhéroes, huérfanos y orígenes; todos necesitamos saber quiénes somos y de dónde venimos para conocer y crear nuestra propia identidad".
Los tres trabajos, en blanco y negro, de la serie Paracuellos presentes en la
exposición, fueron seleccionados por la comisaria, quien dice: "Sólo con la plumilla de color negro sobre blanco, Giménez consigue producir caras y momentos muy expresivos; un mundo que rebosa energía y conmociones; sin colores no hay distracción para el lector que va directamente al dolor y la injusticia que sufrían estos niños en la vida cotidiana".
La exposición recorre 125 años de ilustraciones por varios continentes, y arranca de un poema-mural que hizo en 2014 el poeta laureado de 54 años Lemn Sissay (él mismo, un niño tutelado en Manchester) en el que escribió sobre las paredes del museo, fundado como orfanato y hospital en 1739, los nombres de personajes conocidos de ficción o reales que han sido tutelados, adoptados, huérfanos o abandonados. La lectura de estos centenares de nombres, escritos en forma de poema, por algunas paredes del museo, es verdaderamente sorprendente. Desde David Copperfield cuyo creador, Charles Dickens, residió en una casa-museo a un tiro de piedra del Foundling Museum, hasta el músico John Lennon, el cineasta Charles Chaplin o el mago ficticio Harry Potter.
Todos los artistas seleccionados para la muetsra, procedentes de una docena de
países, surgen de un contexto político, sector social o momento histórico
determinado. Así como la producción de Giménez está marcada por la reciente
historia de España y su paso por las Casas de Auxilio durante el franquismo, la del artista manga Keiji Nakazawa Barefoot Gen trata de cómo el japonés sobrevivió la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 lanzada por los norteamericanos.
De Estados Unidos de América han llegado superhéroes como Superman o
Spiderman, pero esta vez en lugar de verlos supervalientes enseñan la
vulnerabilidad que esconden detrás de la máscara. Los padres de Batman fueron asesinados en un robo callejero, por eso él dedica su vida a luchar contra el crimen; los progenitores de Spiderman murieron en un accidente de avión, de ahí su empatía con los menores, oficialmente, desprotegidos. De las calles
norteamericanas ha llegado también una interesante viñeta en lánguidos colores que enseña la vida en la calle de Jesse Sánchez, de 12 años de edad, o cómo un menor se enfrenta a la vida solo, cuando ni el Estado se apiada de él.
Del arte de los desposeídos al arte psiquiátrico
Por una casualidad geográfica, cerca de Bloomsbury, residencia durante cinco
meses de los héroes de Paracuellos, de Carlos Giménez, se ubica la Gallery of
Everything donde representan a artistas españoles de arte brut (en bruto),
encabezado por Miguel Hernández (Ávila,1893-París,1957), homónimo del poeta alicantino, sin embargo, él se convirtió en un poeta del lienzo. Esta galería
londinense está especializada en el arte que surgió a partir de 1945, de psiquiátricos y ámbitos marginales, ajenos a los círculos académicos y convencionales. Arte "en bruto", sin filtros. El exilio español en Europa generó una nutrida cantera de estos artistas, al mismo tiempo que creadores como Carlos Giménez relataban su estancia en orfanatos franquistas a través de viñetas. Arte outsider, en terminología inglesa, o de los márgenes de la sociedad.
La coincidencia de artistas españoles alternativos a los cánones tradicionales
presentes en la actualidad en el extranjero se extiende a París, allí, en la Galerie
Christian Berst, del 2 de abril al 15 de mayo en curso, exponen su obra José
Manuel Egea (Madrid, 1988) y Ramón Losa (Albacete, 1959). El trabajo de estos
dos españoles se incluye en la exposición colectiva Do the write thing #3, la
tercera muestra de una serie que explora la relación entre la escritura y el arte
gráfico, un juego lingüístico y sonoro (Hacer lo correcto o escribir, right o write). La forman composiciones en las que sus autores utilizan la visualidad de la escritura para transmitir pensamientos, emociones, frustraciones o deseos. Los garabatos, repetitivos y obsesivos, configuran una de las manifestaciones originales del arte brut, iniciada por la alemana Emma Hauck (1878-1920) en Carta al marido.
Además de exhibir el trabajo de artistas españoles actuales de art brut u outsider, la galería parisina ha ido al origen de este tipo de creación, puesto que sus orígenes se remontan a la teoría de Jean Dubuffet y el arte que generan los pacientes de los psiquiátricos como fuente para la creación sin condicionamientos culturales, morales, religiosos o académicos. El arte de los locos se consideró la manera más genuina de expresión interior. La galería de Christian Berst rescató las colecciones de arte de los psiquiatras Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971), otra víctima de la Guerra Civil a quien el franquismo forzó al exilio, y Ramón Sarró (1899-1993). Algunos psiquiatras españoles, a partir de la década de 1920, se alinearon con una vertiente de los europeos para leer en los dibujos de los pacientes qué les hacía locos o sanos. La lectura continúa, a día de hoy, en Londres, en modo de cómics, y en París en forma de letras, palabras, frases y textos.
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