'Here', toda la bondad que podemos aprender de la planta más antigua del mundo
Bas Devos imagina un futuro en el que nos cuidamos unos a otros y conectamos de nuevo con la naturaleza. La película es una historia que rebosa bondad y empatía y que nació al conocer las investigaciones del biólogo Geert Raeymaekers sobre los musgos. Mejor Película en Encounters de la Berlinale.
Madrid-
En este mundo sepultado bajo miles de distracciones triviales no nos prestamos unos a otros la suficiente atención, ni se la damos a la naturaleza o a las otras especies con las que convivimos en el planeta. El cineasta Bas Devos, abrumado por la idea de un futuro distópico, imagina otro mejor desde el cine, donde nos cuidamos unos a otros, compartimos, nos respetamos… Lo hace en Here, un pequeño milagro rebosante de bondad y empatía que ganó el premio a la mejor película de la sección Encounters en Berlín, en la que también se alzó con el premio FIPRESCI de la crítica internacional.
Presente también en la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián, la premisa de la que parte Devos es simple, pero efectiva. Un obrero rumano que trabaja en Bélgica cocina una sopa con las verduras que tiene en la nevera para que éstas no se pudran durante sus vacaciones y la reparte entre su hermana, sus amigos y compañeros. A punto de marchar, conoce a una bióloga que prepara un doctorado sobre musgos, la especie vegetal más antigua conocida. La capacidad de atención de la joven hacia lo casi invisible deja en él una huella profunda.
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Todos los nombres
Fue George Steiner el que advirtió al mundo de que "lo que no se nombra, no existe". Y ha sido la bióloga Robin Wall Kimmerer la que ha sentenciado que "nombrar las cosas es el primer paso para aprender a mirarlas". Ahora el cineasta belga, enlazando con esta convicción, quiere ir un poco más lejos y lanza una pregunta, "si conociéramos los nombres de todo lo que nos rodea, como este personaje que quiere conocer el nombre de todas las especies de musgo, y aprendiéramos a mirarlo, ¿el mundo sería distinto?" Sin duda, se responde con su hermosa historia, un cuento que revela la gran aventura que es el día a día y las conexiones entre unos y otros.
Protagonizada por Stefan Gota y Liyo Gong, la película nació de la reflexión que se hizo Devos acerca de la invisibilidad de las más de 43.000 personas de Rumanía que trabajan en Bruselas, una comunidad enorme que existía en su entorno y a la que apenas miraba. A ello se unió el libro de un investigador de EE.UU. especializado en musgos, en el que explica el papel de esta especie en la naturaleza. "Eso se reunió en una idea, la de que existe algo especialmente pequeño que une a todos los seres vivos".
La capacidad de atención
Here apela a la capacidad de atención del ser humano, "cuando hemos visto algo, ya no podemos ignorarlo". De ahí que Devos traduzca esa 'atención' en hermosas imágenes y en un tiempo amable, el del día a día de un hombre bueno. La película, que celebra los vínculos humanos en un mundo de teléfonos móviles y redes sociales, revela una maravillosa verdad, estamos rodeados de belleza, pero no la vemos. Reencontrarla, tal vez nos daría felicidad.
"Quizá la atención sea un requisito previo para el amor", dice Devos, que ha contado, en la presentación de su película en festivales, que cuando comenzó con el proyecto, leyó mucho acerca del musgo, se dejó atrapar por las teorías ecofeministas de la filósofa Donna Hataway y por las de la mencionada bióloga ambiental Robin Wall Kimmerer y concluyó una película que "habla de cajas de sopa, de semillas y raíces y del musgo blando bajo nuestros pies. Y, en consecuencia, es una película sobre lo que significa ser humano".
Compartir y reunir
A todo ello, el cineasta añadió la inspiración que encontró en el ensayo de la escritora Ursula K. Le Guin, The Carrier Bag Theory of Fiction, en el que ésta sostiene que los primeros humanos eran principalmente recolectores, aunque la imagen que tenemos de ellos es la de un cazador empuñando una lanza. La realidad, dice esta autora, es que el primer artefacto cultural es un recipiente, una red, un saco en el que llevar todas las semillas y los frutos.
"Pero esta bolsa y su historia perdieron frente a la imagen más heroica del cazador de mamuts blandiendo una lanza. Una imagen muy masculina que sustenta una narración masculina", dice el cineasta, que añade: "Le Guin contrarresta esta propuesta con una narrativa más femenina. Alejándose de esa imagen para buscar historias de cooperación, de compartir, de reunir. Porque es ese almacenar y compartir lo que nos define como humanos. Me encanta esa imagen".
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