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"Hay mucha incomprensión hacia la traducción"

Adan Kovacsics y Mauro Armiño obtienen el Premio Nacional de Traducción 2010

PAULA CORROTO

Durante los últimos treinta años, Adan Kovacsis (Chile, 1953) ha traducido a la lengua española a algunos de los mejores escritores húngaros y austriacos, como el Nobel Imre Kertesz y Karl Kraus. Por esta dedicación, el Ministerio de Cultura le acaba de galardonar con el premio Nacional de Traducción 2010 a toda su obra, compartido en esta ocasión con Mauro Armiño (Burgos, 1944), quien lo ha obtenido por traducir el año pasado Historia de mi vida, de Giacomo Casanova.

'Estoy muy sorprendido, contento y halagado con el premio', dice Kovacsics a Público en conversación telefónica. El traductor, hijo de exiliados húngaros, señala que prácticamente nació para este oficio: 'Crecí con tres lenguas, con varios mundos, Chile, Austria... Y siempre he intentado darle a la profesión la categoría que merece'.

Un traductor debe conseguir que el libro traducido 'suene igual que el original. Y eso es un trabajo de encaje de muchas piezas', explica Kovacsics. Este esfuerzo, sin embargo, muchas veces se ve deteriorado por una industria editorial que siempre tiene demasiadas prisas y suele pagar muy poco. 'Creo que, en algunos casos, hay mucha incomprensión hacia la traducción. Y eso lleva a que no sea retribuido como corresponde. En cuanto a lo de la rapidez, es cierto que la exigen. Yo trabajo con un tipo de libros con los que me puedo permitir ser más lento, aunque tampoco demasiado', sostiene.

Las consecuencias de estas malas condiciones de trabajo son evidentes para los lectores: errores de bulto como traducir ‘videogames' como ‘juegos de video', ‘guinea pig' por el literal ‘cerdo guineano' en vez del correcto ‘conejillo de indias', o como ha ocurrido en el prólogo del último libro de Stephen Hwaking, El gran diseño, en el que se traduce La guía del autoestopista galáctico (The Hitchhiker's Guide to the Galaxy) como La guía de la galaxia, del autor Hitchhiker. 'Desde luego es una situación grave y hay un maltrato hacia la traducción. Pero las asociaciones de traductores estamos trabajando para solucionarlo', asegura.

Kovacsics está ahora inmerso en la traducción de un nuevo libro del húngaro Adam Bodor, un escritor que fue encarcelado por la policía política en 1953. Este es el cuarto libro que traduce de Bodor, aunque, como señala 'por suerte ya no me dedico yo solo a traducir a los húngaros. Es una literatura inmensa y hay mucho todavía por hacer'.

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