Bajo la producción de Jordi Matas y la coproducción de Joan Pons, 'Hasiera Bat' nos invita a la pausa, a dedicarle 35 minutos a escuchar música sin artificios, al calor del hogar y del abrazo. Con la calma que también aporta una videollamada ya caída la noche, hablamos con Gorka para que nos desgrane el camino que le ha llevado a este nuevo comienzo.
Comenzar con 30 años de carrera detrás no es sencillo. Y menos cuando decidiste parar en tu mejor momento y guardar cuatro años de silencio tras pasar tantos seguidos encima de un escenario. Tal vez por eso, para empezar de nuevo, ha decidido desnudarse y desnudar su música. Quitarse capas y quitárselas al sonido. Gorka Urbizu nos presenta un disco minimalista e íntimo con el nombre de Hasiera Bat (Un comienzo).
Además, decidió sacarlo el pasado 15 de enero sin anuncios previos, ni adelantos, ni nada de información. A sabiendas de que mucha gente esperaba sus siguientes pasos, decidió guardar el secreto y presentar un disco para escuchar con la pureza del que no tiene referencias ni condicionantes previos.
La última vez que viniste a València con Berri, en una entrevista dijiste que cada vez cuesta más afrontar el siguiente paso artístico. Han sido más de cuatro años de ausencia, salvo apariciones puntuales en colaboraciones o produciendo el último disco de La MODA. ¿Había dudas sobre qué música querías presentar o es necesario dejar un margen para que exista una ruptura, al menos artística, con el pasado?
No ha sido algo deliberado, la verdad. Ha ido pasando el tiempo, que cada vez va más deprisa y me encuentro aquí cuatro años después. No había un plan. Lo que sí queda claro es que realmente necesitaba parar y descansar, eso sí que lo corroboro y no me arrepiento de la decisión.
Aparte, en los dos primeros años vino justo la pandemia. Uno de mis miedos era echar de menos los directos y no pasó, de lo cual me alegro porque sé que lo hubiera pasado mal. Mi primera banda la creé con 14 años y desde entonces no he parado; no he bajado del escenario. Entonces era como: "esto es lo que sé hacer y, ahora, cuando lleguen los fines de semana libres, ¿qué voy a hacer?". La verdad es que me vino muy guay porque necesitaba sentir que no tenía un nuevo disco que grabar, ni que formar un equipo para salir a tocar… Toda esa presión me la quité de encima y lo agradezco mogollón. Lo necesitaba como el respirar.
Luego sí es verdad que artísticamente tenía claro que quería hacer un disco, que quería seguir creando, pero no sabía por dónde. Estos años han sido de búsqueda, de prueba, de hacer descartes, de sentir que quizá ese no era el momento de hacer esto o lo otro y estuve dando tumbos sin obsesionarme, pero sí probando cosas y yendo a un montón de conciertos y recibiendo inputs.
Viviendo un poco también porque, cuando estás de gira y con esa inercia de estar todo el día en la furgo, en camerinos y tocando, piensas ¿de qué voy a hablar ahora? Evidentemente estás conectado con el mundo de alguna forma, pero ahí estás en un bucle, en una rueda de hámster y dices: "hostia, si quiero escribir de algo, tengo que vivir". Y estos años también me han servido para eso.
La respuesta del público está siendo muy buena y también por parte de la prensa musical, pero cuatro años son muchos en la música. Cambian las tendencias, los gustos, las formas de consumo… ¿No te daba miedo que la gente se olvidara de ti?
Había gente que me lo decía: "A ti te toca salir ya porque, ojo, esto va muy deprisa". Sí que me incidían un poco en eso, en que ha cambiado mucho todo, que me iba a encontrar con una escena totalmente distinta y que ya vería. Pero bueno, pensaba: "cuando lo tenga, lo sacaré". No tenía esa obsesión de que tenía que ser pronto. No tenía miedo al olvido, aunque podría haber pasado.
Sí me ha pillado por sorpresa esta respuesta del público porque para mí he entregado un disco, no sé, de alma muy pequeña, bastante minimalista o no sé cómo decirlo. Muy desnudo, muy crudo. La forma de sacarlo también ha sido un poco especial, sin nada de adelantos. Ha sido por sorpresa, entonces, no me esperaba esto. Estoy súper agradecido y emocionado, pero siento que no concuerda con el tipo de disco que he hecho. Toda esta vorágine de que petaran la web con el preorder, la buena venta de entradas, que está haciendo que abramos terceras fechas en varias ciudades, me ha sorprendido.
"Este disco te ofrece algo de refugio sónico, algo así como un abrazo"
Se ve que también hay necesidad de este tipo de discos. Es lo que me está diciendo mucha gente, que he hecho un disco que necesitaban. En el fondo todos estamos bastante perdidos y jodidos y creo que este disco te ofrece algo de refugio sónico, algo así como un abrazo, ¿no? La gente lo ha tomado así y, si hemos conseguido algo de eso, pues estoy muy contento, la verdad.
Como comentabas, ha sido muy llamativo que en la época del 'hype', los adelantos, los 'teasers' y demás parafernalia propagandística, has sacado el disco sin avisar, sin clips previos y casi en secreto incluso con gente cercana. ¿Buscas dar también algún mensaje con esta estrategia?
Sí, hay un mensaje ya implícito desde la propia portada. No sé si es una invitación a la desaceleración, pero sí a tomarse las cosas con otra calma. El turbo capitalismo nos lleva a tener que crear contenido, sobre todo en el mundo de la música, y tenemos que estar constantemente comunicando. Hay gente que lo hace genial y hay gente experta en crear hype y me parece muy bien.
"Con tanto 'teaser' y tanto adelanto, parece como que al final la propia canción llega manoseada"
Yo no me quiero pontificar ni nada. Cada uno lo hace como quiere y hay gente que lo hace genial. De hecho, es lo que se hace ahora, ¿no? Aunque a veces no sé si no estábamos rozando el absurdo con tanto teaser y tanto adelanto. Parece como que al final la propia canción llega manoseada, ya casi deja de interesarte o pasa a un segundo plano. Toda esta moda de enseñar tanto acaba haciéndole perder algo de fascinación.
Para mí, la reflexión a la que me lleva esta forma de haber sacado el disco es que hoy es una excepción y es casi imposible enfrentarte a un disco entero sin ningún tipo de información previa. Hemos llegado a un punto en el que esto llama la atención y es casi inédito. De repente tienes un lunes diez canciones de un tío que no sabías que iba a sacar un disco. Luego cada uno que lo escuche como quiera, pero tienes la opción de escucharlo entero, sin ninguna declaración del autor ni de nadie y tú mismo puedes sacar tus propias conclusiones.
Si esto es un hito, me pregunto a qué punto estamos llegando con música. Que lo otro está bien y probablemente el algoritmo esté encantado y de ese modo llegaríamos a más escuchas o no sé qué, pero para mí se pierde algo de fascinación y una de mis obsesiones con este disco está siendo el cuidar ese elemento sorpresa. De escucharlo y decir: "hostia, guau. Me está sorprendiendo porque no me esperaba esto o no me esperaba nada". No esperarse nada ya es la hostia. Te enfrentas al disco de una forma muy pura y eso es algo me ha gustado.
Tenía mis dudas con el disco, pero de las pocas cosas que tenía claras mientras grababa era esto, que quería sacarlo todo a la vez y sin avisar. Al final se me hecho un poco cuesta arriba porque mantener el secreto ha sido jodido, sobre todo porque cada vez había más gente implicada y pensaba que alguno se iría de la lengua y lo pondría en redes. Aparte había que cerrar fechas para bolos con algo que nadie debía saber y que no había escuchado nadie. Era todo muy complicado. Era un poco suicidio comercial porque ya lo llevamos al extremo y lo sacamos el Blue Monday, el día más triste del del año (risas).
Entrando en el disco nuevo, desde el título, 'Hasiera Bat' (un comienzo), es una declaración de intenciones, pero ¿cómo se comienza con 30 años de carrera detrás?
Yo siempre siento que hacer un disco es como meter un mensaje en una botella y ver qué pasa. Evidentemente tenía gente que estaba esperando a lo que iba a hacer, lo cual no deja de ser un privilegio porque, a veces, cuando estás cansado o te entran las dudas, sabes que tienes un público ahí que está esperando y eso es muy guay. Ponerle Hasiera Bat, un comienzo, es, por una parte, una forma de quitarle trascendencia. Es como una trampa de decir, bueno, esto es un comienzo, pero ya veremos lo que hago después.
"En el camino se quedan detrás un montón de canciones [...] y para eso también hay un proceso de aceptación"
Por otra parte, a nivel creativo, tú sabes que crear significa eliminar un montón de ideas, ¿no? Y desechar un montón de ideas te duele en ese proceso de ver por dónde te va a llevar un disco. A mí me cuesta muchísimo teorizar o ver al principio de qué voy a hablar. Empiezo a hacerlo y me van llevando las propias canciones, el propio proceso. Entonces terminas en otro sitio al que no sospechabas que ibas a ir. En el camino tomas cien mil decisiones pequeñitas que van dándole forma a lo que estás haciendo, pero se quedan detrás un montón de ideas, un montón de canciones que jamás verán a la luz y para eso también hay un proceso de aceptación que lleva años.
Porque a mí me cuesta mucho tomar decisiones. Y artísticamente es como, joder, si podíamos ir por aquí y de repente hemos decidido, yo qué sé, quitar todas las guitarras en esta estrofa, piensas "¿cómo sería esa canción si hubiéramos ido por ahí?" Esa aceptación es Hasiera Bat. Es un comienzo. Es como: "vale, he entregado estas canciones y este disco como me gusta, pero quizá el disco que ha quedado sin salir también valía". Era otro comienzo posible que jamás sabremos cómo sería. Es un poco la magia esa y el título va por ahí.
Sacarlo todo a la vez, con un 'tracklist' que parece seguir un conjunto narrativo… En la época del single y la inmediatez, ¿querías invitar a escuchar el disco completo?
"Si no tienes 35 minutos para ofrecerle a este disco, quizá no es el tuyo"
A mí sí me gustaría e invito a que la gente lo escuche así, pero tampoco quiero imponer nada. Hay gente que se obsesiona con una canción y la escucha cien veces o gente que le da al aleatorio. Hoy en día tenemos esa opción y no tengo nada en contra de eso. Pero si no tienes 35 minutos para ofrecerle a este disco, quizá no es el tuyo, tienes otros y no pasa nada. También Hasiera Bat va de eso, de evitar todo ese bombardeo de sígueme por no sé qué, que es como, vale tío, si quieres escucharlo guay, si no, tampoco pasa nada. No quiero darte la brasa, ¿no? Que todos caemos al final y queremos que nos escuchen, pero va un poco de relajarse y disfrutar la música. Tal vez sea algo de la edad.
Se trata de buscar la pausa y dedicarte 35 minutos a escuchar algo.
Yo creo que sí. Sobre todo, quería que la gente tuviera esa opción de llegar pura a este disco. Es decir, no tienes nada de información y vas a escucharlo. Es algo muy inusual hoy en día y me hace reflexionar mucho sobre esta cosa de sacar tres singles y luego el making off, el vídeo de quién me ha vestido o quién me ha maquillado. No sé, con cada teaser creo que le amputas una parte a la canción. Sigue siendo una canción, pero ya me sé cosas de ella.
Es una reflexión sin más porque yo también lo he hecho y probablemente lo haga en un futuro, pero con este disco sí que me apetecía ponerme en el otro lado y decir: el mundo va a toda hostia y tenemos tal exceso de información y de imágenes que casi escuchamos la música por los ojos. Vamos a hacer todo lo contrario, vamos a dar un disco crudo, lo vamos a ofrecer sin nada de información previa y todas las canciones a la vez. Esa ha sido la apuesta. La apuesta estética también, no solo estratégica. Creo que todo guarda una coherencia. Desde la portada al sonido y hasta las letras. Es un disco sin estridencias. Todo tiene un porqué. Es muy minimalista, pero todo lo que está tiene un porqué.
En esta ocasión has trabajado con Jordi Matas como productor, ¿qué te ha llevado a él y qué pensabas que podía aportar a tu nueva etapa?
Para empezar, venía desde otro background muy distinto al mío. Él es un guitarrista de jazz muy bueno y ya solo eso me atraía. Sentía que era alguien que, probablemente, no conociera mucho de mi carrera previa, aunque a lo mejor le sonara. Además, sabía que estaba detrás del sonido de El Petit de Cal Eril, que es un grupo que siempre me ha llamado la atención, y creo que ahora en Catalunya hay un nivel de producción muy bueno, que está un poco por encima y que están haciendo cosas muy interesantes. No digo que aquí no se hagan, pero no ese rollo de producción tan concreto y me motivaba ver cómo sería esa onda de sonido con mis canciones.
Por Internet contacté con él, le dije que me gustaba mucho lo que hacía y cómo lo hacía y luego ya el clic me vino con el lugar. El sitio ha sido también crucial para este disco. Es el Teatre de ca l'Eril en Guissona, en la comarca de la Segarra de Lleida. No es un estudio al uso y esto me atraía mucho. Es un teatro del año 1904 o algo así, de madera, que ha estado abandonado desde después de la Guerra Civil y se ha retomado ahora. No es un estudio, pero está hecho por una gente que ama mucho la música, que no tiene una cacharrería súper cara, pero que la que tiene la sabe utilizar muy bien. Eso también nos ha puesto en alerta a la hora de crear.
Es un disco que no hemos ensayado y para mí ha sido lo más revolucionario que he hecho. Jordi me decía: "no vamos a ensayar, enséñanos las canciones y haremos unos días de toma de contacto con ellas, pero quiero que las cosas sucedan en el estudio. Porque si ensayas muchísimo las canciones cogen una senda de la que luego es muy difícil salir. Y yo quiero tomar decisiones en el momento".
Además, lo hemos hecho con un 8 pistas analógico. Realmente todo lo que hacíamos debía tener un porqué y eso te pone alerta. Esa es otra de las reflexiones que va con este disco, que hoy en día puedes poner cien mil capas de sonido hasta que quede bien o perfecto, si es que eso existe en la música. Esto va de todo lo contrario al haber sido en analógico.
Es como si a un fotógrafo le dices "puedes hacer tres fotos, juégatela e intenta que esas fotos sean buenas". Es la premisa que hemos puesto con este disco. No es una cuestión de tener pocos elementos, sino de lograr que los que haya aporten algo a la canción, no probar 19 cosas y hacer 800 tomas y luego elegir. Eso te pone alerta porque nuestro músculo creativo lo estamos atrofiando poco a poco con las nuevas formas de grabar. Esto ha sido un ejercicio de justo lo contrario.
Aunque hay una ruptura clara con el sonido de Berri Txarrak, sí hay melodías que recuerdan al segundo disco de 'Denbora Poligrafo Bakarra', por ejemplo. Hablaba con Facu Díaz cuando salió y coincidimos en que nos recordaban algunas canciones a las "lentas de Berri". La idea de quitar capas, como señalas, ¿ha sido para buscar un sonido distinto sin dejar de tener tu toque personal?
Creo que de todos los discos que he hecho es en el que la producción ha sido más crucial. Porque quizá se podía haber acercado más a lo que dices, por ejemplo, o al típico disco acústico de un cantante que viene de un grupo de rock y hace su disco acústico, que es algo de lo que quería huir. Pese a que a mí me encanta y muchas de esas canciones están creadas con la acústica y alguna vez lo haré también, un disco así, totalmente corta venas, porque siempre me ha gustado y creo que me lo debo y se lo debo a mucha gente que sabe que me gusta todo ese rollo Pedro The Lion.
Aquí hay algo de eso, pero tampoco quería ahora hacer un disco completo así. Hay bastantes colores dentro de la gama de este disco, que es más bien relajado, pero donde suceden cosas. Hay canciones que no tienen nada que ver una con otra, pero sí es verdad que mucha gente me ha hecho esa similitud con el disco del Polígrafo del que ya hace diez años. El paso del tiempo es algo que está bastante presente también en el disco, ya sea de forma más explícita o implícita, pero está ahí. Tenemos ya una edad que empiezas a tener una relación tensa y conflictiva con el paso del tiempo.
Por ejemplo, en canciones como 'Toki Bat', ¿cómo consigues frenar el impulso de hacerlo más cañero y con más elementos musicales?
Son decisiones de estudio de estas que te comentaba y que son un poco arriesgadas. La premisa siempre ha sido que, cuando llegaba la duda, la balanza se caía hacia quitar. Siempre que surgía algo así era como, qué hacemos. Porque son canciones que se prestan a poner muchas cosas porque al ser tan básicas y haber tanto hueco para la voz puedes hacer mil coros, meter un violín, un piano o lo que quieras que te va a quedar bien, pero hemos ido con el freno de mano echado.
Hemos intentado mantenerlo súper austero. Justo en esta canción, que es la más cañera, la que más velocidad y energía tiene, decidimos justo lo contrario. De repente en todas las estrofas quitamos todas las guitarras y así que se sientan cuando entren. Era como "a ver qué pasa aquí". Me sonaba casi como Sleafor Mods, que me jode justo ahora mencionarlos a ellos después de la mierda de la bandera de Palestina. Pero se acercaba un poco a ellos salvando las distancias. Al principio tenía un sonido y cuando quitamos la guitarra de repente pilla otro rollo y es más especial.
Es lo que te decía de que estas decisiones hacen que la canción pudiera haber salido totalmente distinta y se quedó ahí en el tintero. Hay que aceptar esta. A mí me ha costado con algunas canciones más que con otras, pero también siempre he tenido claro que, si grabas con un productor, tienes que dejarle que juegue, que siga su instinto. Puedes poner alguna línea roja, pero no conviene. Creo que es que es guay dejarse llevar. Jordi y Joan tienen mucha intuición musical y he confiado ciegamente en ellos y no me arrepiento.
En las letras observo que hay un tono más íntimo, más hogareño, más onírico, tal vez. A la hora de componer, ¿son las letras las que te conducen a un sonido específico o utilizas la música como referencia?
En el 90% de mis canciones hago primero la música. Con las letras tengo siempre mi pelea y mi reto personal. Al parar Berri también quería ver si era capaz, no de reinventarme, pero sí escribir desde otro sitio. Quería demostrar o demostrarme que podía escribir de otra forma. Creo que me he quedado un poco a medias. Hay algunas canciones de las que estoy más contento.
Por ejemplo, Etxe Bat es una escena doméstica que pasa en mi casa y se habla de mi perro, de mis padres… Realmente no ocurre nada, pero sugiere mucho esa escena. Está el miedo a perder a los padres. Es un momento sosegado, pero que en el fondo piensas cuánto va a durar o cuándo se va a torcer algo porque siempre se tuercen las cosas. Ese miedo está ahí y ese tipo de letras me han gustado. O en Besterik Ez también hay frases que tienen mucha fuerza y que realmente, aunque es un tono relajado, estás diciendo muchas cosas. Te estás desnudando. Es un disco muy crudo a muchos niveles.
Sin embargo, hay otras canciones donde sí que veo reminiscencias de mis últimas letras de Berri, por ejemplo. Que no está mal porque al final soy yo haciendo letras y llegó un momento en el que dejé de obsesionarme con esto de ser un nuevo Gorka, porque al final es como un continuum, es un fluir de todos estos años. No hay por qué cortar. Eres tú haciendo música. Estás en otra época, en otra fase, en otro ciclo, pero sigues siendo tú.
"No hay que obsesionarse con empezar de cero [...] porque hay una evolución, pero sigues siendo tú"
No hay que obsesionarse con empezar de cero. Para empezar, porque igual no eres capaz y segundo, porque tampoco pasa nada porque hay una evolución, pero sigues siendo tú. Dejé de obsesionarme, aunque tuve también mi época más experimental a todos los niveles. Antes de grabar el disco pasé por todas las fases, de querer hacer uno superraro y de romper con todo y luego me dije, ¿qué estás haciendo? No me veía reflejado. O por lo menos sentía que no era el momento de hacer eso.
No solo son cuatro años, sino que ha tenido que pasar toda mi trayectoria para llegar a este disco y ser capaz de atreverme a desnudar así las canciones. De quitar muchos elementos y dejarlo así. Es como la jenga, vas quitando piezas y si se cae pierdes. Pero he ido quitando e intentando que no caiga la torre. Que la canción se mantenga con la letra sin palabros raros, sin pirotecnia, sin estridencias y que parezca sencillo, pero que vaya diciendo cosas. Es muy fácil decirlo y difícil de hacer y de afrontarlo. En algunas me he acercado más, pero sigo aprendiendo a escribir.
Has anunciado la gira, pero no cómo será ni quién te acompañará o si está pensada para el público sentado o de pie.
Va a ser de pie. Esa era otra de las dudas porque este disco se presta a presentarlo en auditorios y hacerlo sentado. En un futuro no me importaría hacerlo, pero sí que queríamos que, al ser un comienzo se presentara donde se comienza, en las salas de toda la vida. Y va a ser con banda, pero hasta ahí puedo leer. No quiero dar pistas de cómo va a ser el line up o cómo lo estoy preparando. Vente y lo verás.
¿Tienes pensado ir también a festivales?
No lo descartaría. Mi equipo me decía que no lo veían en festivales, pero ¿por qué no? Quizá otro horario u otro tipo de escenarios, no sé. A mí no me importaría, la verdad. No me voy a obsesionar con que esto sea súper exclusivo. Quiero que sea más popular a ese nivel. Se presta a varios sitios, ¿no? No es la alegría de la vida este disco y si en agosto te apetece tomarte ocho birras e ir de juerga pues no vas a ir a ver a Gorka Urbizu en directo, creo. Vas a elegir otros sitios.
Ya veremos después de la acogida que está teniendo porque yo tenía otros planes, pensaba que iba a ser mucho más pequeño y estamos viendo cómo gestionar lo que venga a partir de ahora tras este feedback.
El disco son 35 minutos y no da para un directo entero e imagino que la gente se preguntará si va a sonar algo de Berri en las salas. ¿cómo estás gestionando esta tentación y qué equilibrará el directo?
Si te digo la verdad, estoy ahora con eso y sí que es un marrón porque lo que me apetece es tocar lo que he sacado. Estoy un poco en esa tesitura y me da un poco de pena. Me agobio un poco porque tampoco quiero hacer un revival, aunque alguna canción tendrá que ir porque tengo que tocar algo más de una hora y el disco dura lo que dura. Entre todos los marrones que tengo encima de la mesa, ese es el que más sueño me quita. Pero bueno, tengo un largo recorrido, tengo un montón de canciones y tengo proyectos paralelos como Peiremans o Katamalo.
En todo caso, mi idea es llevarlas hacia este terreno sónico. Desnudarlas. Y eso requiere muchísimo tiempo con todo lo sencillo que parece. Hemos dedicado muchas horas a que suene todo tan en los huesos que, si toco alguna canción antigua, me gustaría llevarla hacia ese terreno. Estoy ahí dándole vueltas, sí.
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