Este artículo se publicó hace 5 años.
Gentleman Jack'Gentleman Jack', la historia de una mujer que rompió las reglas en la Inglaterra del siglo XIX
HBO estrena esta coproducción con la BBC basada en los diarios de Anne Lister, una británica que luchó contra las convenciones sociales y morales de toda una época para formar una familia con la mujer a la que quería.
María José Arias
Anne Lister, terrateniente que vivió en la Inglaterra del siglo XIX, fue durante toda su vida considerada como la oveja negra de su familia, de su entorno y de una sociedad en general que no supo aceptar su singularidad y su inconformismo con la realidad que le había tocado vivir.
Gentleman Jack es una serie de época un tanto atípica porque su protagonista lo es. Una producción que narra la historia de una mujer que navega contracorriente en busca de la felicidad en una comunidad estática que se niega a reconocerle su derecho a ser libre, a vivir como quiera sin ser juzgada y ridiculizada por ello. Y es inusual no solo porque trate el hecho de que Lister no tenga ninguna intención de casarse con un hombre para ocultar o disimular su deseo hacia otras mujeres, sino por otros temas como el querer ocuparse de los negocios familiares -tarea exclusiva de ellos entonces-, reivindicar el derecho a votar o alimentar su interés por el funcionamiento del cuerpo humano.
Alejada de los rimbombantes vestidos que la moda del siglo XIX diseñaba para las de su género, esta heredera de una familia de bien de Halifax, en New Yorkshire, viste siempre de negro, con un atuendo más similar al masculino y se mueve en los negocios como uno más. En un mundo, el de las finanzas, acotado solo a los hombres, ella es capaz de plantar cara a quien haga falta y pelear por reabrir las minas de carbón que tanta gloria le dieron a su familia. Lo hace, eso sí, cuando no está ocupada viajando y abriendo su mente a otras culturas enriquecedoras y acumulando experiencias vitales.
Su biografía quedó registrada en decenas de diarios cuyos detalles más íntimos protegió escribiéndolos en un código sumamente elaborado. En aquellos volúmenes escondidos tras una pared de la casa familiar dejó constancia de su vida pública, de sus aventuras empresariales y personales, pero también de su lado más íntimo. Habló de sus encuentros sexuales y de sus amantes. Un material prolífico y jugoso en detalles que una vez descodificado ha servido a Sally Wainwright para reflejar quién fue Lister.
La responsable de Happy Valley ha elegido a Suranne Jones para dar vida a un personaje genuino, valiente y sarcástico en ocasiones que se gana el aprecio y la empatía desde el primer momento. Su empuje y su decisión son el punto central de Gentleman Jack, pero también la vulnerabilidad que demuestra a veces y el desgarro que sufre con una ruptura amorosa que prácticamente inicia el devenir de esta serie de ocho episodios.
La ganadora de un BAFTA por su interpretación de Doctora Foster en 2016 interpreta aquí a una mujer con dos capas. Por un lado esta esa faceta más fuerte y decidida. La que muestra de cara a la galería de quien lucha por conseguir cada día una pequeña conquista en un mundo que no esta pensado para que la mujeres salgan de sus tertulias de salón de té o de los acontecimientos sociales a los que acudir como complemento del hombre de turno. Esa esa la fachada que la mayoría del mundo ve, la de la oveja negra, la de la lesbiana, la de la mujer que no sabe cuál es su sitio.
La otra es la más íntima, la que solo se atisba en los dos primeros episodios vistos antes de su estreno y que se desarrollará en los siguientes. La de una persona sensible a la belleza que busca el amor correspondido más allá de las cuatro paredes de un dormitorio. En ese terreno es en el que se mueve en su arranque Gentleman Jack planteando cómo un desengaño amoroso hace que Anne pose su mirada en Ann Walker (Sophie Rundle). Del juego de seducción entre ambas se alimentan los primeros compases de una serie que toma su nombre del apelativo desdeñoso con el que se referían a Anne Lister sus conciudadanos para ridiculizar su comportamiento y apariencia.
Lister se tomaba ciertas libertades que no le correspondían por su sexo en el siglo XIX y de ahí su fama de oveja negra, descarriada. Algo de lo que ella, a tenor de lo visto en esta coproducción entre HBO y la BBC, hacía gala, tanto dentro como fuera de casa. Una forma de vivir que sacaba de quicio a una hermana, interpretada por una casi irreconocible Gemma Whelan (Yara Greyjoy en Juego de tronos). Un reparto femenino poderoso y convincente delante de la cámara y un equipo de mujeres tras ella. Wainwright, quien ha escrito los guiones de toda la temporada, se ha reservado la dirección de algunos de los ocho episodios, recayendo el resto en las manos de Sarah Harding y Jennifer Perrott.
Su protagonista hace gala de licencias impropias para la época y Gentleman Jack, como serie, se toma la licencia de romper la cuarta pared para hablarle directamente al espectador. Un recurso narrativo arriesgado que utiliza, sin abusar de él, para hacer a quien está al otro lado cómplice de su historia y de sus pensamientos. Otra forma en la que se quiebra el hieratismo que rige ese siglo XIX en el que vive Lister es el movimiento del personaje, a paso ligero, impropio de una dama de la época, y con una sintonía musical alegre y viva que la acompaña en cada paseo por la ciudad.
Gentleman Jack es un drama en duración, presentación y desarrollo, pero está salpicado de algunas notas de humor en cómo ella afronta que la vean como un bicho raro. Al menos, en sus dos primeros episodios. El personaje de Lister se define por sus actos, pero también por la imagen que ella decide proyectar de sí misma y cómo es esta recibida por los demás.
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