Este artículo se publicó hace 4 años.
Amazon Prime VideoEduardo Noriega: "Cuando se representa a una persona que existió siempre hay una responsabilidad de no traicionar su esencia"
Amazon Prime Video estrena este viernes la adaptación de la novela de Isabel Allende Inés del alma mía con Elena Rivera y Eduardo Noriega como protagonistas.
María José Arias
Inés Suárez y Pedro de Valdivia existieron. Dos conquistadores del siglo XVI de origen extremeño que viajaron al Nuevo Mundo y cuyos caminos se unieron al otro lado del Atlántico dentro y fuera del terreno de la expedición y el campo de batalla. Juntos fundaron la actual Santiago de Chile y en 2006 la escritora Isabel Allende contó su historia en una novela, Inés del alma mía, que ahora, tras un rodaje largo, complejo y costoso, se estrena en Amazon Prime Video. Elena Rivera y Eduardo Noriega dan vida a ambos en una serie que, en palabras de su protagonista femenina, "es el viaje que emprende Inés y la fuerza que tiene para arrastrar no solo a Pedro de Valdivia, sino a un grupo de hombres del que acaba siendo un poco la cabecilla".
Producida por RTVE, Boomerang TV y Chilevisión, Inés del alma mía arranca con el resultado de una batalla encarnizada y una arenga a las tropas de Inés para viajar diez años atrás en el tiempo a la Plasencia de 1531, a los orígenes de esa mujer que rompió con todo para buscar su propio camino y a su marido perdido en las Américas. "Ese primer capítulo es sobre todo una presentación de Inés y de cómo se enfrenta a su vida en España, a la sociedad, a la familia, a la religión… para tomar sus propias decisiones" avanza Eduardo Noriega en una conversación con Público. Para conocer a su personaje más en profundidad el espectador tendrá que esperar un poco más, al segundo episodio. De Valdivia dice quien le ha dado vida que "su obsesión es el viaje, la conquista, pasar a la historia. Más que por una ambición económica y de riqueza, lo que quiere es quedar en los libros como Hernán Cortés, ser un conquistador. Sin embargo, enamorarse de Inés va a hacer que ponga en la balanza hacer el viaje o no. Se ve en esa dicotomía. Creo que, desde el punto de vista de Pedro, tanto el viaje como la historia de amor están perfectamente entrelazados en la novela y en los guiones".
El libro es el punto de partida del que se nutre la serie con guiones de Paco Mateo y dirección de Alejandro Bazzano y Nicolás Acuña. Este ha servido a sus protagonistas para conocer mejor a los personajes y dotarles de personalidad y biografía. Quienes conozcan el texto literario original descubrirán, como comenta Rivera, que al "tener que hacer una versión para televisión hay muchas cosas que se quedan fuera". Sin embargo, conocer la obra al completo permite a los actores "incorporar" otros aspectos "aunque sea con intenciones muy por debajo, como subtexto". Después de todo, dar vida a personas reales siempre es un "reto" aunque eso, señala Inés en la ficción, no debe hacer "perder la perspectiva de que esto es una serie de televisión, que al final estamos aquí para entretener, para que la gente disfrute y viva con nosotros todo ese viaje y algo tan maravilloso como ha sido recrear el amor que tenían ellos, esta guerra y esta lucha".
Noriega añade la dificultad a la hora de encontrar documentación sobre personas que vivieron hace 500 años y como a veces la información puede ser "confusa o contradictoria" dependiendo de cuál sea la fuente. En su caso, existe la correspondencia que el militar envió a Carlos V. Para él "cuando se representa a una persona que existió de verdad siempre hay como una responsabilidad de no traicionar a la persona, su espíritu o su esencia (…) Al final estamos planteando muchas situaciones imaginadas. Primero por Isabel Allende, después por el guionista y luego por la imaginación de los actores para recrear esa situación y tratar de trasladar esa esencia que hemos definido y no traicionarla en demasía. Pero nosotros no somos historiadores, somos artistas. Intentamos representar una realidad para conocer esa historia, pero también para emocionar y entretener".
Sin rehuir la crueldad de una época
Más allá de que Inés del alma mía retrate el romance y el viaje de sus personajes a un territorio desconocido en el sentido literal del término, pero también en el más abstracto, su trama transcurre cinco siglos atrás, en una época distinta, en un contexto de violencia y abusos hacia cierta parte de la población. A tenor de lo visto en el primer episodio facilitado por Amazon Prime Video, la serie no huye de eso y no lo esconde. Algunas escenas son crudas, como lo fueron aquellas décadas, especialmente para las mujeres y los indígenas.
"Se retrata una época donde el indio era considerado un ser inferior y donde muchos españoles maltrataban y asesinaban impunemente, pero también había otras personas. Creo que ni Inés ni Pedro ejercen violencia gratuita o innecesaria. Cuando hay que luchar hay que luchar, obviamente, pero no son maltratadores ni sádicos como otros personajes españoles en la historia que sí lo son", argumenta Noriega, quien pone como ejemplo significativo a la hora de trazar la personalidad de Valdivia el hecho de que para él la lucha fratricida entre los solados de Pizarro es un hecho "desesperanzador".
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Al conquistador extremeño el nominado a dos Goya lo describe como "un soldado con un altísimo concepto del honor, de la honra y de la lealtad al rey, pero que no concibe cualquier tipo de hecho violento que no forme parte de una batalla o de una guerra". Inés, a ojos de Rivera, tiene un concepto más idealista de la conquista que "imponer" las normas de quien llega. Lo que busca es que "se enriquezcan las dos culturas, que todo sea mejor" porque para ella "hay algo de que las raíces de ese sitio que las siente casi como suyas hasta tal punto de que se queda allí para siempre y muere allí".
Un 'pacto' para un rodaje complicado
Presentada hace algo menos de un año como una producción de época ambiciosa y de alto presupuesto, el primer capítulo sirve para hacerse una idea del alto nivel de producción de la serie –vestuario, localizaciones, fotografía…–, pero también de lo complicado que ha sido un rodaje con escenarios reales y naturales repartidos por Chile, Perú y España. En este sentido, cuentan sus protagonistas que su forma de afrontarlo fue una suerte de pacto entre ambos de unir fuerzas y remar en la misma dirección en todo momento. La aventura de rodar en Perú, pero sobre todo en Chile, fue ardua. No solo por tener que grabar en el desierto, con la arena metiéndoseles en los ojos, como señala Rivera, sino por "la situación del país, que cuando llegamos allí nos pillaron todas las revueltas y se complicó".
Aunque la de Chile fuese la parte más difícil, Noriega recupera lo ocurrido nada más comenzar que ya les puso sobre aviso de lo que les esperaba: "El primer día de rodaje, que era el de las condiciones más favorables, un día soleado de septiembre en Extremadura, llegó un viento de no sé dónde y se llevó las carpas volando". Lo cuenta como anécdota, pero también como el momento en el que surgió ese acuerdo de compañerismo. "Éramos muy conscientes de toda la historia que íbamos a vivir. Hicimos una especie de pacto y unión de complicidad de ‘aquí tenemos que estar unidos y fuertes y ayudándonos porque nos espera una…’ que, efectivamente, fue mucho mayor de lo que imaginábamos, pero nuestro pacto duró hasta el final". Y esa complicidad, como espera Elena Rivera, se deja notar en la pantalla. Aunque el primer episodio solo sea un atisbo de lo que vendrá después.
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