Este artículo se publicó hace 15 años.
Lo que dijeron cuando aún existía la libertad de expresión
Un libro recoge las entrevistas del periodista Pablo Suero a personajes relevantes antes de la Guerra Civil.
Indalecio Prieto, Calvo Sotelo, Rafael Alberti, Jacinto Benavente... todos fueron entrevistados por el periodista argentino Pablo Suero antes de la Guerra Civil, aunque sus palabras nunca llegaron a los lectores de España. Ahora, más de 70 años después, la editorial Global Rhytm ha reunido todo ese material inédito en el libro España levanta el puño.
El periodista llegó a España para conocer la visión de los personajes más importantes y carismáticos del momento acerca de lo que estaba sucediendo en el país. El editor del libro que reúne sus entrevistas, Víctor Fernández, lo tiene claro: su trabajo abrió las puertas al periodismo de corresponsales. "Detrás de él llegaron los Hemingway y Dos Passos", asegura.
Las entrevistas reflejan momentos clave en la historia. Los encuentros de Pablo Suero con Azaña, justo antes de ser nombrado presidente de la II República; con José Antonio Primo de Rivera, en la última entrevista que concedió antes de ser detenido; o con José Calvo Sotelo, que le ofreció una de sus últimas declaraciones antes de ser asesinado el 13 de julio de 1936.
Reportero de 'Callejeros', pero de 1936Las entrevistas se publicaron en Argentina. A España nunca llegaron. Para el editor, lanzar este libro más de 70 años después de su escritura "tiene mucho interés, porque son conversaciones antes del estallido de la Guerra Civil" y el fresco que ofrece Suero "le convierte en un reportero de Callejeros, pero de 1936, por su capacidad de colarse en todos los sitios, en despachos, en una cárcel, en un teatro, en un café".
El libro recoge, además, un epílogo que explica qué les ocurrió a todos los personajes. En 1937, varios de los interlocutores o actores secundarios ya habían sido asesinados, como Calvo Sotelo o Lorca. Otros murieron algo más tarde en la cárcel, como Miguel Hernández, o en el exilio, como Antonio Machado y Manuel Azaña.
Otros se afiliaron con resignación o entusiasmo a la España franquista, como es el caso de Benavente y Baroja.
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