Este artículo se publicó hace 11 años.
"Dicen 'un país de pandereta' con desprecio, cuando se trata de un instrumento increíble"
El acordeonista presenta 'Galiza', un particular homenaje a una tierra querida por el músico vasco en el que ha contado con más de 200 músicos de la región
Kepa Junkera es un hombre fundido en un acordeón, su potente y negra trikitixa. Sus dedos gruesos pulsan las teclas con una intensidad programada, como si de una máquina conjunta de dos piezas se tratara. Sus pequeñas uñas, que han ido perdiendo espacio en sus dedos, curtidos en mil conciertos y ensayos, ya prácticamente son imperceptibles a simple vista. Lo que sí que ha ganado peso en sus dedos son las durezas propias de una trayectoria de 30 años pegado a un instrumento.
Por la trikitixa, que uno ya no sabe muy bien dónde acaba y donde empieza, resuena una melodía de su nuevo proyecto, ‘Galiza', un disco-libro que muestra su inmersión en la cultura gallega. 23 experiencias sonoras fruto de su contacto con 200 músicos y ocho estudios que han dado lugar a una obra escrita en mayúsculas en la escena de la música tradicional de la península. "Mi relación con Galicia se remonta a más de 20 años. Cuando yo empecé a tocar me empezaron a llamar en festivales y veía de primera mano como sienten su música. Cuando estas melodías han llegado a nuestros días, después de haber filtrado tantas generaciones, es por algo", explica el músico vasco.
A Junkera nunca le ha interesado copiar lo que ya existe en otras culturas, prefiere crear la suya propia. "Nunca me ha interesado aprender canciones de Irlanda o tocar música de Tex-Mex o del ballenato de Colombia. Pero en este proyecto si pensé que podía aportar", aclara el músico, que se ha servido de su experiencia profesional de décadas para llevarla a cabo. Amigos músicos y su propio bagaje le ha servido al acordeonista para poner los cimientos del proyecto. "Ha sido un reto y sorpresa para los propios amigos que tengo ahí. Ellos se preguntan por qué un tío de Bilbao se fija en esta cultura y no en otra y están orgullosos por cómo una persona de otro lugar les hace este pequeño homenaje", explica.
Autodidacta, Kepa Junkera no necesita partituras para interpretar su música ni escribir las notas para componer. Toca, graba y reinterpreta. Crea su propio estilo con la convicción de que no todo está inventado en la música. "Yo soy un amante de Astor Piazzola, músico que ha revolucionado el mundo del tango. Lo escucho y me parece que no está todo inventado. Creo que el talento del ser humano es una pasada. Pensar que ya has tocado techo sería contradictorio con la misma idea de crear. Históricamente se habran hecho esta misma pregunta, pero siempre han surgido personas que han roto los moldes", reflexiona.
Kepa ha viajado mucho a lo largo de su carrera, lugares donde ha podido conocer diversidad de estilos musicales, algo que le ha servido para fortalecer su idea de que hay que defender la cultura propia por encima de todo. "Lo exportable es lo que no conocemos nosotros mismos. No puedes meterte en una cadena más globalizada, hacer que el que viene de fuera le guste lo que ya tiene en su propio país", apunta. "A mí cuando me llaman para tocar en otros países no me llaman para hacer una copia de lo que ellos hacen. Ahora en enero toco en Irlanda y lo hago porque tengo una forma de tocar basada en la tradición vasca de un instrumento que ellos también tocan, como es el acordeón" desvela. Junkera no entiende como los medios no miman más algo de lo que todos formamos parte. "En Valencia tienes al Botifarra, un tío que se construye su propia pandereta con una caña, que tiene una personalidad y una humanidad increíbles, qué menos que cuidarles", reclama.
Junkera, que ensalza el patrimonio cultural patrio, ve mucho camino aún que recorrer en este sentido. "A veces cuando se dice: es un país de pandereta, y se desprecia la pandereta. La pandereta es un instrumento increíble. Mi abuelo y mi madre la tocaban y yo también. No puedes despreciar ni pensar que es una cosa como de mayores. Hay cosas que hay que empezar a desterrar y cuidar este tipo de detalles", reinvidica.
Nuevas generacionesJunkera conoce a Lady Gaga por su hija, de 13 años, a la cual trata de no adoctrinar en sus convicciones, pero sí enseñar la diferencia de la música cuando se hace de verdad y cuando está vacía. El músico vasco es optimista sobre las nuevas generaciones que puedan seguir el camino emprendido por su generación, en cuanto a la música tradicional y el folklore se refiere. "Veo relevo, hay cantera para regalar. En Galicia por ejemplo es espectacular. Hay cantera, pero hay que mimarla. Y es posible hacerlo porque en otros terrenos se invierte. Mira Lezama como se mima, pues así también se dedería hacer en la cultura", zanja.
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