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"Es el último desafío, es la máxima recompensa. Es donde comencé y donde quiero terminar". Denzel Washington interpretó muy joven un Otelo en la Universidad, en Fordhan. A finales de los setenta hizo un 'oriolano en el off-Broadway, y desde entonces ha estado ligado a Shakespeare de una forma u otra. Ahora, vuelve a abrazar al autor inglés en el cine con una interpretación impactante de Macbeth, absolutamente sorprendente por la combinación de fiereza, fragilidad y naturalidad que contiene.
Lo hace en La tragedia de Macbeth, la primera película en solitario de Joel Coen, con Frances McDormand en el papel de Lady Macbeth, y que ya se ha ganado un lugar en la nómina de las mejores adaptaciones de esta tragedia en la gran pantalla.
Rodada en blanco y negro, en decorados de líneas rectas y sombras que recuerdan el cine expresionista alemán tanto como los clásicos más negros del noir, donde no hay un castillo, pero éste existe perfectamente en la idea de un castillo, con una intención universal que se aleja premeditadísimamente de cualquier intento de actualización (al fin y al cabo este Shakespeare estará siempre vigente9 y con una notable lealtad al texto original, este trabajo es un Macbeth limpísimo, brutal, otoñal y, por ello, definitivo.
“Mis deseos oscuros”
Historia de "asesinato, locura, ambición y astucia colérica", han escrito Joel Coen y la productora y actriz Frances McDormand, la obra de Shakespeare en sus manos y, sin duda, en las de este extraordinario Denzel Washington, tiene para los personajes una mirada más afilada. Macbeth no es un tipo frágil, maleable en manos de una esposa sibilina y taimada, es un hombre que ha conservado callada su voz asesina. "Estrellas, esconded vuestro fuego. No dejéis que la luz vea mis deseos oscuros".
"Es un hombre que comienza a sentirse condenado. Había luchado y vencido en la guerra y todos lo amaban, así que pensaba que había llegado su turno... A menudo se dice que es Lady Macbeth quien lo lleva a asesinar al rey, pero él ya llevaba un asesino en su corazón. Estaba preparado para hacerlo. Llevaba esa oscuridad dentro desde hacía mucho tiempo y en cuanto su esposa se muestra lista para pasar a la acción, se lanzan a por ello", explica el actor en las notas de producción de la película.
Lady Macbeth
"A menudo los directores interpretan a Macbeth como débil y creen que es solo una marioneta para Lady Macbeth, pero no creo que ese sea el caso –añade su compañera de reparto Frances McDormand-. Creo que los dos ven el uno al otro como un igual en términos de poder, y ella realmente no lo manipula. Más bien, trata de darle lo que cree que él desea más profundamente, porque lo conoce muy bien".
Y no hay en ello ninguna intención de reinterpretar la versión habitual que se ha hecho de estos personajes eternos. Igual que Joel Coen ha huido en esta adaptación del realismo y de una innecesaria actualización, la historia tampoco sigue los pasos de algunas versiones modernas interesada en convertir a Macbeth en bandera de la masculinidad tóxica ni en revertir el estereotipo de Lady Macbeth. Hacer de un texto de Shakespeate algo políticamente correcto es, según dijo la actriz en el Festival de Nueva York, "una banalidad. Shakespeare es más grande que eso".
DESESPERADO Y POLÍTICO
Sí es este Macbeth el mismo hombre valiente y noble que se va transformando en un tirano sanguinario, excitado por la ambición de poder, pero empujado aquí también por la desesperación. La realidad de los personajes tiene que ver con los 67 años de Joel Coen y Denzel Washington y con los 64 de Frances McDormand. Es un matrimonio ante su última oportunidad. "Me gustó el interés de Joel por mostrar unos personajes más maduros. La película trata de la desesperación de los Macbeth –dice el actor-. Están en sus últimos días, piensan que ha llegado su hora, así que deciden ir a por todas. Y lo pagan caro".
Es, además, un Macbeth profundamente político, que explora ese ansia de poder y sus límites y la facilidad con que ese deseo puede provocar crueles tormentas de sangre, violencia y muerte. De hecho, Joel Coen ha repetido varias veces que el personaje se convierte en punto de referencia de muchos políticos actuales, "líderes que pretenden ser invencibles". Hombres que alimentan en exceso palabras elogiosas ajenas, predicciones de futuro interesadas o ideas nacidas de la bruma en un páramo de Escocia y de boca de unas brujas.
Mención muy especial, por cierto, se merece la actriz británica Kathryn Hunter que interpreta a 'la bruja' escalofriante y terrorífica, desdoblada luego en tres, que profetiza que Macbeth será barón de Cawdor y luego rey de Escocia - "¡Salve, invicto Macbeth! ¡Salve! En tu mano brillará un día el cetro soberano" -, y que Banquo engendrará reyes, aunque él no esté destinado a serlo.
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