CASTELBOSCO -La ciudad italiana de Castelbosco, al norte del país, ha creado el "Museo de la Mierda", una instalación ecosostenible que aprovecha los excrementos animales para generar energía y los sitúa, además, como foco artístico.
La escatológica idea partió de Giantonino Lucatelli, emprendedor y propietario del recién inaugurado museo, convencido de la necesidad de dar una utilidad a los 100.000 kilos de excrementos que generan al año sus 2.500 vacas productoras de queso Grana Padano.
Lucatelli decidió aunar en un mismo recinto la producción de leche y queso de sus animales con un proyecto "humano, natural, artístico y tecnológico" que busca, según dice, "dar a la mierda el valor que tiene" y romper los prejuicios al hablar de los excrementos.
Presentado en el Museo de la Ciencia y la Tecnología de Milán, ciudad de la que se encuentra a unos 100 kilómetros, el Museo de la Mierda de Castelbosco nace con la idea de recuperar todos los recursos que se utilizan en la ganadería vacuna basado en la cultura del "no desperdicio".
"Pocos fenómenos están tan llenos de complejidad material y conceptual como la historia cultural de la mierda", sostuvieron los organizadores, quienes pretenden además profundizar y divulgar enseñanzas sobre los excrementos en las civilizaciones pasadas y actuales.
Así, la instalación agraria y cultural realiza un recorrido histórico por los usos medicinales que han tenido los excrementos, muestra botes con distintas combinaciones de estiércol y plantas usadas para sanar enfermedades. Pero va más allá y enseña también cómo es posible crear ladrillos con una gran capacidad aislante a partir de los excrementos de las vacas, combinando así recursos naturales, tecnología e innovación ecológica.
Los excrementos son también el componente principal de pinturas y arcillas, además de la fuente de energía que utiliza toda la instalación para calentar los edificios y generar electricidad.
Todo ello lo cuenta el museo combinado con distintas muestras de arte contemporáneo, como fotografías, pinturas y dibujos que reflexionan sobre la naturaleza, la antropología, la ecología y el arte y muchas de las cuales tienen como componente principal los excrementos, como las "pinturas de mierda líquida".
Lucatelli dijo en declaraciones a Efe que la idea "nació hace ya muchos años" y quedó materializada con la inauguración del museo, aunque auguró que "esto es solo el inicio" y quedan "muchas sorpresas por llegar", porque seguirá experimentando.
"Hace años ya entendí que de este material se podían hacer muchas cosas", explicó el impulsor del proyecto, quien recordó que comenzó con la transformación en metano de las heces y desde ahí llegó a descubrir que podían aprovecharse más usos, como abonos ecológicos.
De ahí, pasó a descubrir que "se pueden crear ladrillos y construcciones formadas por un 80 % de mierda", una innovación que supone un "un ahorro energético importante y funcionan de aislamiento" al tiempo que lucha contra el cambio climático.
"Ya en civilizaciones antiguas se utilizaba la mierda", dijo Lucatelli, quien se propuso mostrar a los visitantes que la capacidad de los animales va mucho más allá de crear leche y queso.
"Con lo mismo que se usa para alimentar a las vacas, la mierda se recupera y se crea energía eléctrica y con el calor que se desprende de los motores se hace la calefacción para la casa", subrayó el emprendedor.
Además de las heces, el otro protagonista relacionado con ellas es el escarabajo, del que hay varios ejemplares que recuerdan el valor que tuvieron en el Antiguo Egipto, cuando se situaban sobre el corazón de un difunto para ser enterrado con él y acompañarle así en el viaje hacia la otra vida.
Curiosamente, los organizadores explicaron que mientras construían el museo encontraron una fosa antigua que fue utilizada en la Antigüedad como letrina y en la que se hallaron fósiles de excrementos, lo que entendieron como una señal premonitoria del triunfo del proyecto.
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