Este artículo se publicó hace 17 años.
Ciudades de cine
Ventura Pons nos muestra las entrañas de su ciudad, en 'Barcelona (un mapa)'.
El binomio Pons-Barcelona se muestra en Barcelona (Un mapa) con matices inequívocos de fascinación mutua. Una relación de embrujo que imprime su huella en cada uno de los fotogramas.
Tal y como afirma el propio Pons, “Barcelona es una ciudad que no se acaba nunca” y que el director pone “al servicio” de sus historias. “Si quiero contar una historia de inmigración, muestro la Barcelona de los inmigrantes; si quiero contar una historia de bajos fondos, muestro la barriobajera… Me resulta fácil ubicar mis películas en lugares que conozco, que amo y que son mi hábitat natural”, explica el cineasta a Público en conversación telefónica desde Roma.
Sin duda, sus mejores trabajos exhalan una inspiración y una geografía común: la literatura (Ferran Torrent o Quim Monzó) y el teatro catalán (Sergi Bellbel o Josep Maria Benet i Jornet), además de contar en sus repartos con la enérgica y fuerte personalidad de Rosa María Sardá, Nuria Espert, Josep Maria Pou o Lluis Homar. “Eso no significa que mis películas hablen sólo de Barcelona, una cosa es el espacio donde las ubico y otra es que no traten temas universales”, aclara.
Para Pons, Barcelona representa todo un referente, una musa, un arabesco, un lugar característico y propio. Sus formas y fondos destilan fragmentos y destellos de la ciudad. Tanto es así que, incluso, el nombre de su productora, Els Films de la Rambla, se ha embriagado de su borrachera.
El título de su nueva película, Barcelona (un mapa), lo dice todo. Con guión del director y basada en la certera obra teatral de Lluïsa Cunillé, será presentada hoy en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de Roma.
En ella vuelven a surgir temas recurrentes en su trayectoria: el travestismo, el incesto, el adulterio o la homosexualidad se dan cita para contarnos una historia de encuentros y desencuentros que dibuja a unos personajes que tienen la soledad como enemigo a batir.
“He querido mostrar el desencanto de una generación que no se aclara y a la que no le gusta la Barcelona bien, la nueva Barcelona que se está construyendo y en la que no encajan”, afirma el director.
La diferencia con el resto de su filmografía deriva de una puesta mucho más teatral, herencia de su época como director de escena. Ventura Pons vuelve a demostrarnos que dejó atrás la infructuosa etapa que significaron sus “comedias catalanas”.
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