madrid
Abordan temas tan complicados, delicados e importantes como el consentimiento sexual, la migración, el racismo, la discapacidad y la realidad del colectivo LGTBI.
Todas son buenas series, tienen mucho que contar y, de una manera u otra, pueden servir como un vehículo para concienciar al espectador de las necesidades, reivindicaciones y realidades de estos colectivos.
'Podría destruirte'
Hace unas semanas mencionábamos la importancia de Creedme y sus aciertos en la forma de abordar un caso de violación. En ese mismo grupo entraría Podría destruirte, que va aún más allá y explora el consentimiento sexual en su sentido más amplio. Michaela Coel, creadora, protagonista y una de las activistas más conocidas del #MeToo en Reino Unido, da vida a Arabella Essiuedu, una joven escritora presionada por su editorial para cumplir con las entregas que despierta una mañana con una herida que no recuerda haberse hecho.
Cómo ocurrió es clave en la trama, pero también las relaciones consentidas y no consentidas de otros personajes. Una pregunta que sobrevuela toda la temporada, aclamada por crítica y premios, es qué se entiende (o debería entenderse) por consentimiento. A veces puede resultar incómoda de ver y, precisamente por eso, es tan valiosa para crear conciencia sobre el tema que trata. Está nominada a ocho Premios Emmy y ganó el BAFTA a mejor actriz y mejor miniserie.
'Territorio Lovecraft'
En Territorio Lovecraft hay muchos monstruos y viajes al género fantástico y del terror, pero, como ya se dijo tras su estreno, el verdadero monstruo aquí es el racismo. Basada en la novela de Matt Ruff y adaptada por Misha Green, no tendrá una segunda temporada. Durante diez episodios Atticus Black (Jonathan Majors) realiza un viaje a través del Estados Unidos de los años cincuenta que deja en evidencia que hay cosas, como ya mostraba Watchmen, que no han cambiado. Junto a su tío George (Courtney B. Vance) y su amiga Leti (Jurnee Smollett-Bell) inicia la búsqueda de su padre desaparecido (Michael K. Williams) enfrentándose en el camino a todo tipo de peligros, a una organización con oscuras intenciones y al mal en distintos estadios y estados.
'Desplazados' (Netflix)
La política fronteriza australiana es una de las más duras y cuestionadas a nivel internacional. Desplazados toma un caso real con punto de partida para dejar en evidencia la crueldad del sistema, el trato inhumano de quienes llegan en busca de un futuro mejor y la necesidad de cambiarlo. Una apuesta personal de la actriz Cate Blanchett, que lleva años trabajando con ACNUR en este campo. Ella es la promotora de una serie protagonizada por Yvonne Strahovski en el papel de una mujer australiana víctima de unos embaucadores que acaba en uno de esos centros donde se amontona a los migrantes. Su historia se cruza con la de Cam (Jai Courtney) y Clare (Asher Keddie) y se adentra en cómo su paso por ese campo árido afecta a su vida y su salud física y mental.
'This Close' (Sundance TV)
Aunque a cuentagotas, la discapacidad va ganando poco a poco cierto protagonismo en la ficción. Eso pretendían los creadores Shoshannah Stern y Josh Feldman con This Close. Ambos tienen problemas de audición y han convertido su serie, con dos temporadas estrenadas ya en España por Sundance TV, en una ventana al mundo de las personas sordas. Una historia de dos amigos muy distintos con un lenguaje propio que en muchas ocasiones se encuentran con el muro de la incomprensión. Que quienes cuentan esta historia con personajes sordos lo sean en la vida real hace que su relato sea mucho más veraz y cercano a la realidad.
'Pose' (HBO)
Ryan Murphy es un creador con una importante representación del colectivo LGTBI en sus trabajos. Siempre ha apostado por la diversidad (aunque en ocasiones sea cuestionable el criterio aplicado) y eso se nota en sus producciones. En Pose se metió de lleno en la Nueva York de los años ochenta, con la ball culture como contexto y poniendo el foco en las reivindicaciones de toda una comunidad. Esos duelos de baile y vestuario sobre la pista son parte de su lucha también. Una forma de expresarse, de ser, de vivir… Lo mejor de Pose, lo que más llega al espectador, es esa familia nacida de la necesidad, el cariño y el respeto que forman Blanca (Mj Rodriguez), Angel (Indya Moore) y Damon (Ryan Jamaal Swain). Piden respeto e igualdad. 40 años después, muchas de sus reinvindicaciones, por desgracia, siguen estando aún vigentes.
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