César Strawberry: "Trump, Milei o Alvise son fascismo capilar"
El líder de Def Con Dos presenta el nuevo disco del grupo, 'Cuarto asalto', un combate contra la estupidez humana.
Madrid-
César Strawberry, sometido a una persecución judicial tras ser acusado de un falso delito de enaltecimiento del terrorismo a causa de unos tuits irónicos, vuelve a la carga con Cuarto asalto (Calaverita Records), el nuevo disco de Def Con Dos: un combate contra la estupidez humana.
Desde los dos discos anteriores, el mundo ha cambiado en un breve lapso de tiempo, como reflejan las letras de 'Cuarto asalto'.
Este es el primer disco de Def Con Dos en una nueva era, la de la pospandemia. Fue un hachazo histórico, que hemos pasado bastante por alto, porque desde el confinamiento hasta hoy hubo un cambio tremendo. La pandemia generó un antes y un después en el mundo que ha venido seguido de acontecimientos terribles: un genocidio continuado en Palestina y una guerra en Ucrania.
Quizás hemos normalizado esos acontecimientos catastróficos porque lo que más nos ha afectado ha sido que nos confinasen y percibir la fragilidad de nuestra vida. Ese Occidente seguro y prepotente se ha sentido muy vulnerable con la pandemia, es decir, no somos nada. Por eso, ahora convivimos con conflictos que, en otro momento, hubieran desencadenado una reacción y una contestación social mucho más amplia.
Sin embargo, todavía sufrimos el estrés postraumático del confinamiento, que nos ha vuelto más egoístas y ha provocado que desarrollásemos una estrategia de supervivencia de nuestro propio ombligo, al margen de la sensación de que puedes intervenir en el devenir del mundo.
"Nazis gobernando", "abuelos infectados condenados al suicidio", "bulos y 'fake news' disfrazando la verdad"... Def Con Dos reincide en la distopía.
El reto de Cuarto asalto ha sido volver a hacer un disco auténticamente Def Con Dos en un contexto completamente distinto y cicatrizando las heridas del shock de la pandemia, porque en el mundo del espectáculo nos tiramos tres años sin currar.
No tener miedo y seguir criticando, hablando libremente y con sentido del humor. Eso nos ha espoleado para hacer este disco y dejar a Def Con Dos a la altura creativa de siempre, pero actualizando el discurso para que no resulte trasnochado.
Tuvieron que suspender la presentación del disco 'Gilipollas no tiene traducción' porque el día del concierto fue decretado el estado de alarma.
Fue un coitus interruptus y el disco se quedó en tierra de nadie, cuando tenía profecías como Mamarrachismo Power, donde acuñé el término fascismo capilar.
¡Peinadismo demencial!
La profecía se ha cumplido y hoy gobiernan Trump y Milei. El fascismo capilar es un fenómeno muy curioso porque los nuevos fascistas, no sé por qué, llevan unos pelos ridículos. Está bien, porque eso les hace muy reconocibles: desde Geert Wilders en los Países Bajos, que lleva una especie de moño, como si fuera el Drácula de Coppola, hasta el esperpento de Alvise Pérez en España. Una gente estrambótica, pero que triunfa. Unos mamarrachos que están accediendo al poder de una manera sorprendente. Y, así, lo ridículo se convierte en oficial.
Los vieron venir, como advertía la canción: "Hoy los fachuzos llevan pelazo / peinado rancio de mamarracho".
En este disco hemos querido actualizar el mensaje, sin perder el hilo de lo que siempre ha sido Def Con Dos. La entrada de Sagan Ummo, Alberto Marín y Samuel Barranco, más jóvenes que J. Al Ándalus, Kike Tornadoy yo, revitalizó la banda. Y, aunque ellos reivindicaron los primeros asaltos de Julián Hernández y Armas pal pueblo en la gira del 30º aniversario del álbum, ahora hemos querido demostrar que no somos un grupo que viva de su repertorio, sino que todavía somos capaces de crear canciones, de ser irreverentes y de molestar.
Siguen igual de combativos, pero ¿el enemigo se ha fortalecido?
El enemigo es el mismo de siempre: la estupidez. Lo cantamos en ¿IA o estupidez humana? y lo ha dicho hace poco una alta responsable de Google: "Con la inteligencia artificial, el mayor riesgo que tenemos es la estupidez humana". Es lo único que puede frustrar que la IA se asuma bien por la sociedad. O sea, una tecnología fabulosa que debería mejorar nuestra calidad de vida podría podría convertirse en un arma terrible solo por culpa de la estupidez humana.
Las grandes utopías maravillosas siempre han sido traicionadas por individualismos estúpidos del ser humano, o sea, por ser gilipollas. Un ejemplo muy claro: un gran revolucionario accede al poder, traiciona su causa y se convierte en un dictador.
Tenemos buenas ideas, pero luego no somos capaces de llevarlas a la práctica. En un futuro, quizá la inteligencia artificial sea capaz de no perpetuar la estupidez humana, de ser más práctica y de ayudarnos a desarrollar buenas ideas de cooperación y de progreso, sin tener en cuenta ese factor de mezquindad congénita del ser humano que siempre te invita a ser un corrupto o un traidor.
No hay que tener miedo a ser sustituidos. Es más, sería muy bueno que la humanidad fuera sustituida. Me parecería fabuloso, porque la humanidad tiene una vanidad tremenda y se cree imprescindible en el universo. El ser humano es una casualidad que se ha producido en el absurdo del universo y está llamado a extinguirse.
El gran sueño de la inmortalidad quizás sea posible gracias a la inteligencia artificial. Es decir, trasladar todos los componentes de un humano a programas informáticos que reproduzcan seres con empatía y sentimientos, pero sin la biología, o sea, sin legañas, sin pedos y sin caca.
En 2013 publicaron 'España es idiota'. ¿Ha ido a peor una década después?
No. Un Gobierno de coalición es mucho más diverso y democrático, porque negocia con gente que no piensa como tú, que las mayorías absolutas del PSOE y el PP. En ese sentido, los equilibrios de Pedro Sánchez, tan criticados, son la hostia. Me parece increíble poner de acuerdo a tanta gente que piensa de un modo tan diferente en aras del gobierno de un país que, tras pasar una pandemia y un deterioro tremendo de la economía, experimentará un crecimiento del 3% del PIB.
Un Gobierno del PP pasaría por un pacto con Vox. ¿A qué achaca el auge ultra?
En España, cuando gobierna la derecha, yo siempre lo achaco a las malas estrategias de la izquierda. No se puede estar llorando cuando se han desperdiciado momentos históricos de reducir al PP al mínimo, como sucedió en las primeras elecciones de 2019, cuando se quedó con 66 diputados tras el crecimiento de la ultraderecha y de aquel fuego fatuo que fue Ciudadanos. Seguiremos pagando que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no se pusieran de acuerdo para gobernar y perdiesen una gran oportunidad, porque habrían mermado el poder de la derecha tradicional durante años.
¿Pero qué opina sobre el auge de la ultraderecha, también entre los más jóvenes?
Vivimos una revolución de la comunicación. Hoy cualquiera persona puede opinar al nivel de la más erudita. Entonces se encumbran el pensamiento mágico y los dogmas ideológicos basados en la creencia y en el sentimiento, no en la razón.
Lo que le ha costado a la humanidad estructurar un sistema de razonamiento para discernir mínimamente lo que es verdad y lo que no es verdad se ha venido abajo en el momento en que cualquiera puede decir lo que le dé la gana. Es ridículo que alguien sin formación opine sobre ciencia a la altura de un científico.
El terraplanismo, por ejemplo, se basa en el pensamiento mágico, que se está imponiendo porque es más fácil de asumir, ya que no implica ningún estudio ni esfuerzo. Manda lo inmediato: la opinión de hoy ya no vale mañana, padecemos una sobrecarga de información, estamos enganchados al móvil, todo es efímero. En resumen, opinar desde la ignorancia es mucho más fácil ahora que antes.
Súmele los bulos y las 'fake news'. ¿El sistema se ha vuelto antisistema?
Lo que se está cuestionando ahora, gracias a la banalización de la opinión, es el orden mundial de la posguerra. O sea, los pilares de la socialdemocracia y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Asistimos al revisionismo de un antiguo orden considerado obsoleto por quienes pretenden echar abajo todos los derechos y libertades que se establecieron como resultado del trauma bestial que supuso la Segunda Guerra Mundial.
Ayuso y Milei combaten la justicia social. Una vuelta al trogloditismo económico, porque el neoliberalismo ha arrasado en todo el mundo. Todos participamos del mercado y del dopaje digital. Esos niveles de dopamina que segrega el cerebro al consumir información digital a un ritmo tan apresurado, como en TikTok, nos genera una satisfacción tremenda, lo que está generando un dopaje digital.
Entonces aparece un retrasado como Milei, te cuenta que la justicia social es una mierda y te lo tragas. Hay poca reflexión sobre los contenidos: se consumen y se tiran. Y eso lo hacemos todos, de derechas o de izquierdas, algo que me preocupa.
De 'UItramemia' a ultrameme.
Ultramemia total... Yo aprendí a hacer letras gracias a Julián Hernández, de Siniestro Total, quien creó los primeros discos de Def Con Dos. Ese trabajo, sin embargo, ha pasado desapercibido. El mundo del hip hop no le ha rendido el homenaje que se merece.
Yo me metí en el grupo por casualidad, aprendí y seguí adelante, hasta que llegó J. Al Ándalus y, con sus conocimientos musicales, pudimos grabar Armas pal pueblo y crear un grupo de rap metal tipo hardcore. Y la renovación ha venido con gente como Sagan Ummo, quien —tras las primeras letras de Julián Hernández y después mías— se ha convertido en un gran letrista que me complementa, y como Samuel Barranco, en quien ha recaído la parte musical. Eso ha hecho un Def Con Dos renovado que bebe de Armas pal pueblo y Tercer asalto.
Y, con tantos cambios de estilo y de formación, con una pandemia y un proceso judicial, ¿cómo se ha mantenido vivo el grupo durante 35 años?
Es un milagro. Empezamos siendo una parodia torpe de Public Enemy, Beastie Boys y Run DMC, los grupos de la época que nos gustaban. Y luego, casualmente, dimos un paso adelante con la incorporación de J. Al Ándalus, nos convertimos en una banda con músicos muy buenos y desde entonces hemos hecho cosas increíbles, como tocar en Estados Unidos junto a Ice-T y otros grandes.
Nuestro mensaje de lucha contra la estupidez sigue vigente y hoy tiene muchísimo más sentido. En las canciones de Def Con Dos hay un factor muy profético, aunque en realidad es de sentido común.
"España te folla", pero en el libreto figura "España te falla". ¿Andan con pies de barro tras el proceso judicial al que se enfrentó?
Es lo mismo, porque España te folla y te falla. Solo hay que tener cuidado con los algoritmos de las redes, que te censuran muchas palabras. El reto es seguir opinando del modo más bizarro posible pese a que nos hayan perseguido, a que me hayan querido meter en la cárcel y a que nos sigan censurando conciertos, porque Vox ha entrado en los Ayuntamientos. Sí que se puede hablar de todo y desafiar el orden establecido. Sí hay libertad de expresión, pero el sistema te capa las canciones para que no se escuchen.
La gestión del exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y la Operación Araña forman parte de una ofensiva absolutamente ilegal a través de la llamada policía patriótica. Y yo fui víctima de una persecución política, porque me consideraban afín a determinados partidos que querían erosionar. Date cuenta de que me detuvieron cinco días antes de las elecciones en las que Manuela Carmena salió elegida alcaldesa de Madrid.
El PP tiene miedo, genera el gran fantasma del terrorismo y la Guardia Civil detiene a una veintena de personas [por supuesto enaltecimiento del terrorismo en redes sociales]. Pero fue todo mentira: podrían haberla llamado Operación Propaganda para influir en unas elecciones. El mantra de "Todo es ETA menos el PP" le sigue funcionando muy bien al Partido Popular.
Yo fui perseguido por motivos políticos y así lo consideró en última instancia el Tribunal Constitucional, que dictaminó que se había vulnerado mi derecho a la libertad de expresión [y anuló la condena a un año de cárcel y seis años y medio de inhabilitación absoluta impuesta por el Tribunal Supremo a causa de la publicación de seis tuits irónicos].
Hubo una estrategia de Estado para recortar un derecho fundamental a través de una política del miedo, en confabulación con determinados sectores policiales y judiciales, como pasa habitualmente en España. Y resulta muy chocante que a partir de 2018, tras la moción de censura contra Mariano Rajoy [que provocó su dimisión como presidente del Gobierno], desaparezca esa persecución, al menos en un 80%, porque sigue habiendo muchísimos casos. Eso habría que investigarlo.
¿Fue un escarmiento?
Por supuesto. Fue una política ejemplarizante. ¡Anda que no borro gente tuits a raíz de mi detención! Al final, la represión se normaliza. Vivimos en un país en el que hay un rapero, Pablo Hasél, que lleva encarcelado tres años. Como es un tío que cae mal, desgraciadamente para él a muchas personas les da igual. Sin embargo, no se dan cuenta de que no solo están vulnerando sus derechos, sino también los de toda la sociedad. Porque su condena sienta una jurisprudencia que va a permitir en el futuro que más raperos vayan a la cárcel cuando el poder quiera.
¿Cómo le afectó?
Fue terrible. Sin embargo, aunque tuve muchísimo miedo, jamás me arrepentí ni pedí perdón porque me negué a renunciar a mi derecho a la libertad de expresión. Y por eso he sido muy denostado. No pueden procesarte ni condenarte por un tuit satírico o un chiste irónico. Puedes tener mal gusto, pero es que el mal gusto es un derecho. Puedes ser un gilipollas, pero es que tienes derecho a serlo.
La libertad de expresión nos distingue de las dictaduras. Sin embargo, en España tenemos un concepto muy parcial de ese derecho: mola si alude a algo que me gusta, aunque si conlleva escuchar expresiones hirientes o que van contra mis principios morales, se convierten en ofensas y entonces reclamo una reparación jurídica.
En cambio, tendríamos que hacer como en el patio del colegio: "Habla chucho, que no te escucho". Es decir, aprender que no tienes que escuchar lo que no te gusta. Porque no tienes por qué oírlo ni verlo todo. Es un debate pendiente en el que no queremos entrar, pero sin libertad de expresión no creo que sea posible llamar democracia a un sistema.
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