Este artículo se publicó hace 14 años.
El camino hacia una nueva identidad
En su edición número 16, la primera con el empresario Vince Power al frente, el FIB ha vivido una particular crisis de identidad tanto en grupos (un cartel descompensado) como en venta de entradas (70.000 menos que el año pasado). Hasta ahora, los festivales que se han consolidado son los que han apostado por una línea estilística muy especializada, clave del éxito también del FIB. Este año se ha percibido cierta dispersión.
A la eterna disquisición entre si el festival va dirigido al público británico o al español, Power ha venido a decir que es para el que tenga dinero y le guste la música. Pero el FIB cada vez apuesta más por artistas de éxito en Inglaterra que en España no son muy conocidos (Kasabian, Dizzee Rascal). Por otro lado, después del éxito de las actuaciones de Calvin Harris y The Prodigy, queda saber si el festival apuntará en el futuro a lo comercial y festivo, en vez de fijarse en bandas más arriesgadas y menos complacientes con el gran público.
A pesar de que el programa de 2010 presentaba dudas, sobre todo en los cabezas de cartel, se han visto muy buenos conciertos en Benicàssim. Empezando por los músicos veteranos, un sector que el FIB comenzó a trabajar hace algunos años y que está dando grandes alegrías. Fue emocionante ver a miles de jóvenes cantar y saltar al dictado de los clásicos de Ray Davies (lo de Lola fue espectacular). PIL, el grupo que formó John Lydon tras Sex Pistols, reunió a menos gente pero convenció con áspera contundencia. También The Specials, con su ska luminoso y bailable, dieron un buen show.
La zona media del cartel compensó los despropósitos de Kasabian, Ian Brown y Julian Casablancas (a los que el sonido del escenario principal, inexplicablemente bajo y embarullado, tampoco los ayudó). Dirty Projectors y The Clientele fueron dos perlas para ese público, bastante escaso, que todavía prioriza la degustación musical a la fiesta hedonista en el FIB.
Los grupos españoles depararon algunos de los mejores momentos. El tirón de Love of Lesbian, la emotiva despedida de The Sunday Drivers, el repertorio de Sr. Chinarro, la energía desbocada de Triángulo de Amor Bizarro y las canciones destartaladas de Bigott no tienen nada que envidiar a ninguna luminaria indie extranjera.
Los dos de los grandes aciertos han sido Gorillaz y Dizzee Rascal, ambos cerrando el festival. A los primeros hubiera sido difícil verlos en otro escenario español que no fuese el FIB; y el segundo, demostrando que el hip hop tiene hueco en el festival.
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