Este artículo se publicó hace 14 años.
Bardem en las periferias salvajes
González Iñárritu explica las claves de 'Biutiful', su viaje con el actor a los bajos fondos de la Barcelona oculta y marginal
La palabra avalancha suena a partido de fútbol o a compras navideñas en un gran almacén, pero no a festival de cine. Pero la presencia el pasado mes de mayo en Cannes del cineasta Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 1963) y del actor Javier Bardem estuvo a punto de provocar una avalancha de periodistas intentando entrar en una sala de cine.
El estreno de Biutiful, coproducción española de Mod, compañía de Fernando Bovaira, que se estrena el viernes en nuestras pantallas, provocó escenas de histeria en Cannes. Biutiful, que cuenta la historia de Uxbal (Javier Bardem), un hombre vapuleado por la vida que vive en un barrio marginal de la periferia barcelonesa, fue, sin ninguna duda, la película que más ruido armó en la última edición del festival más importante del mundo.
¿Estaba justificado todo aquel barullo? Sí. Al menos si hacemos caso a los antecedentes. El anterior filme de González Iñárritu, Babel (2006), recibió siete nominaciones a los Oscar. Y Javier Bardem, como es sabido, hace ya unos años que entró en la estratosfera cinematografica. Otra cosa sería dilucidar si Biutiful respondió a las enormes expectativas levantadas en Cannes, una plataforma publicitaria brutal, pero también un escenario crítico extremadamente exigente.
La película recibió un histórico premio al mejor actor para un elogiado Javier Bardem, vale, pero también unas cuantas críticas por lo excesivo de su historia. Algo que no pilló desprevenido a Iñárritu. El día después del estreno mundial de Biutiful, el cineasta, entrevistado en una carpa en la playa de Cannes, admitió que el filme había "polarizado" al personal. "Esperaba esta reacción. Me preocuparía más si no hubiera provocado controversia alguna. Biutiful no es una película que te lo de todo peladito para que te lo metas en la boca. No se digiere fácilmente. El espectador tiene que poner algo de su parte, se trata de una experiencia muy íntima, un filme que habla de cosas que a veces nos cuesta trabajo asumir. No me sorprende que provoque sacudidas y hasta reacciones de irritación. Esto viene dado por la naturaleza de la película. Del mismo modo, a muchos espectadores les habrá gustado dejarse llevar por esta montaña rusa emocional".
Nadie podrá acusar a Iñárritu, desde luego, de no haber arriesgado con Biutiful, rodada en español tras dos filmes en inglés que se estrenaron con éxito en EEUU. "Era importante para mí volver a trabajar en un idioma que habla desde el corazón, y no desde la mente, como cuando tengo que traducir mis pensamientos al inglés", razonó el cineasta.
Vidas sin cruzarIñárritu se hizo popular en medio mundo con una trilogía (Amores perros, 21 gramos y Babel) en forma de puzzle coral. Tres historias cruzadas escritas por el ahora director Guillermo Arriaga. Inárritu y Arriaga acabaron tirándose los trastos a la cabeza a cuenta de la autoría de sus criaturas. Después de la tempestad, vino el cambio. Iñárritu ha hecho borrón y cuenta nueva con Biutiful, una historia lineal, sin saltos en el tiempo, cuyo peso recae casi en exclusiva en la presencia de Javier Bardem. "Tres películas de historias paralelas y estructuras desestructuradas era suficiente. Desde que terminé Babel, me planteé el reto de contar una historia lineal. Era un desafío muy grande que implicaba mucho rigor y disciplina. Una historia lineal es como un vaso de agua cristalina, no hay donde esconderse, no admite distracciones, artificios intelectuales o trucos. Las estructuras simples son muy complejas, por paradójico que suene esto".
El director admitió, eso sí, que la película tenía "cierto perfume babelesco", al moverse su protagonista en el entorno "multicultural y diverso" de las nuevas periferias de las ciudades europeas. "Los suburbios han sido impactados por la inmigración. Este fenómeno está redefiniendo la sociedad y la economía europeas. Hubiera podido filmar esta película en cualquier ciudad de Alemania o Inglaterra, donde ahora vive un millón de chinos. No me he inventado nada. Esta Barcelona existe, aunque la gente no la visite o no esté informada de su existencia. Pocas personas se dan la oportunidad de conocer estas zonas fascinantes de la ciudad", apuntó.
González Iñárritu ha sido acusado también de haberse recreado en el lado más sórdido de la ciudad. Y de haber filmado Barcelona como si no hubiera salido de su ciudad natal, México DF, protagonista de su célebre ópera prima, Amores perros (2000). En Cannes se defendió con estos argumentos: "Dicen que filmé la parte negra de Barcelona, pero para mí se trata, más bien, del lado luminoso de una ciudad que siempre fue cosmopolita. No estoy de acuerdo con que la Barcelona de Biutiful se parezca a México DF. Allí no tenemos ni africanos, ni chinos, ni nada. El tema de Biutiful es universal, pero el entorno es común a cualquier periferia europea de los últimos 15 años".
Fuego en las callesUxbal, interpretado con sobriedad por Bardem, es un representante de eso que se llamó un día lumpenproletariado. Es pobre, vive en condiciones dickensianas y tiene que sacar adelante a sus dos hijos. Trabaja de conseguidor (léase haciendo trapicheos) en los bajos fondos. Nutre de trabajadores inmigrantes a un infrahumano taller chino. Y ejerce de enlace entre un agente de policía corrupto y los vendedores del top manta. También mantiene una relación tormentosa con una ex mujer adicta a la mala vida. Está gravemente enfermo. Y la suerte, por lo que vemos en el filme, tampoco le acompaña. "Uxbal es un personaje intenso que ha conocido la corrupción y la explotación", resumió en Cannes Bardem, que también tuvo palabras para las duras condiciones en las que viven muchos inmigrantes en la Europa del siglo XXI: "Nuestro bienestar se basa en la miseria de los demás. Es la esclavitud moderna".
Alejandro González Iñárritu, no obstante, prefiere ver luz al final del túnel. Biutiful habla sobre "la compasión", sobre "encontrar la luz a través de la entrega", dijo. "Los personajes de mis películas suelen partir de la oscuridad y van hacia la luz, hacia aceptar la realidad, las cosas como son, ese es el camino de Uxbal. El personaje está lleno de luz. Desea organizar su vida, ayudar a sus hijos y amar a los demás", añadió.
Javier Bardem, por su parte, aseguró que la lectura del guión de Iñárritu le "conmovió" porque mostraba "la compasión como el último signo de salud de una sociedad corrupta y explotada". Esto es lo que hay.
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