La bajada del IVA del cine tendrá que esperar y la disminución en el precio de las entradas, por tanto, sigue siendo una entelequia. La noticia de que el gobierno disminuirá del 21% al 10% el IVA en los presupuestos de 2018, anunciada ayer por el Secretario de Estado de Cultura, Fernando Benzo, fue desmentida poco después por el Ministerio de Cultura a través del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA). Los exhibidores reunidos en la Federación de Cines de España (FECE) no tuvieron demasiado tiempo para alegrarse, "para nosotros todo sigue igual, no hay ninguna novedad".

"Las cosas en nuestra economía están yendo bien. Cumplimos nuestra palabra con los espectáculos en vivo y ha llegado el momento de seguir cumpliendo nuestra palabra con el IVA para el cine", afirmó Benzo en sus declaraciones en la Cope.

Aunque hubo quien ayer se aventuró a asegurar que Cultura estaba negociando esta bajada del IVA del cine con Economía y Hacienda, de quien no había conseguido aún el visto bueno, responsables del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), dependiente del Ministerio de Cultura, aseguraron a Público que las palabras de Fernando Benzo respondían "más a un deseo que a un realidad".

La caída que ha sufrido el sector de la exhibición como consecuencia de la subida al 21% del IVA se traduce en un 14,8% en la recaudación neta, comparado con 2011, último año completo con IVA reducido.

En 2012 se subió el tipo del 8% al 21%, periodo en el que, a pesar de las dificultades que eso añadía al sector, se bajó el precio medio bruto de una entrada un 8,1%, pasando de 6.52 euros en 2012 a 5.99 euros en 2016.

El efecto negativo sobre el precio medio neto ha sido, según fuentes de los exhibidores, "aún más pronunciado, con una caída del 16,4%, pasando de 5.92 a 4.95 euros"

El Ministerio de Cultura bajó en junio el tipo de IVA en todos los espectáculos en directo y dejó el del cine pendiente, provocando máxima alerta en el sector cinematográfico, que ayer a la primera reacción de felicidad le siguió una inmediata decepción.