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Agustí Villaronga: "Es necesario hablar del mal para entender algunas cosas"
‘El vientre del mar’, inspirada en el libro ‘Océano mar’, de Alessandro Baricco, narra el naufragio real de la fragata francesa Alliance en 1816 desde la mirada del siglo XXI, ensombrecida por la tragedia del Mediterráneo hoy. Es la película más galardonada en la historia del Festival de Málaga.
Madrid--Actualizado a
Un cadáver con las piernas en el agua llama inmediatamente la atención en el monumental lienzo La balsa de la Medusa. Géricault pintó a la izquierda ese cuerpo sin vida consciente de que aquel era el primer punto al que acudiría la ‘mirada’ del espectador. Quería que empezara ahí, en una víctima, el relato visual de una tragedia henchida de crueldad, miedo, canibalismo y locura. Obra maestra del Romanticismo, la pintura compartía desde el arte el escándalo internacional que se originó tras el naufragio de la fragata Alliance de la Marina francesa en 1816.
77 años después de aquel horror, en 1993, el escritor Alessandro Baricco relató el naufragio en un bellísimo libro, Océano mar (publicado en España por Anagrama 1999), que en manos del cineasta Agustí Villaronga se convirtió en una obra de teatro -‘fantasma’ a causa de la pandemia-, transformada ahora en película. El vientre del mar, que ha hecho historia al ser la producción más galardonada en los 24 años de vida del Festival de Málaga, es un relato de maldad y atrocidad, imposible de aislar de la tragedia de los migrantes en el Mediterráneo. "Aquel fue un caso vergonzoso para Francia. Sin embargo, hoy el mundo no está avergonzado".
Legado literario y teatral
En 1816, la Alliance embarrancó ante las costas de Senegal. Sin botes para evacuar a toda la tripulación, se construyó una balsa frágil y muy inestable a la que obligaron a subir a 147 hombres. Les abandonaron a su suerte. Solo nueve de ellos se salvaron. Entonces hubo un juicio y Francia quedó deshonrada ante el mundo entero. Hoy, la desidia global permite que miles de personas apuesten toda su suerte y su futuro a atravesar el Mediterráneo en embarcaciones precarias, y gobiernos de todo el planeta miran hacia otro lado.
Rodada en blanco y negro, revelando el legado literario –la voz en off con palabras de Baricco- y teatral, la película es un espejo de "las desigualdades, el egoísmo, el instinto de supervivencia, o el embrutecimiento humano, causado por diferentes circunstancias, que no entienden de fronteras o épocas. El miedo nos convierte en animales y nos empuja a sobrevivir"
"El mal surge"
Roger Casamajor y Óscar Kapoya encabezan un reparto en el que Villaronga ha apostado por incluir actores negros, que no existieron en el acontecimiento real, y algunos momentos en que estos aparecen con ropas de hoy. Además, se incluyen imágenes del proyecto In the Same Boat, del italiano Francesco Zizola, que grabó el naufragio de migrantes en el Mediterráneo del barco Bourbon Argos.
"El hombre convive con el bien y con el mal, es inevitable. Ahora ya soy una persona mayor, pero antes en mi cine sí tenía una forma de mirar el mal, con cierta fascinación. Creo que es necesario hablar del mal para entender algunas cosas", dice Agustí Villaronga, que añade: "El mal existe porque forma parte de la humanidad misma. En una balsa, unos hombres enfrentándose entre sí… el mal surge. El peor enemigo del hombre es el hombre".
La gente que se ha tragado el mar
"Cuando estaba escribiendo el guion era inevitable pensar en el Mediterráneo, en los cayucos, en las pateras, en toda la gente que se ha tragado el mar. El naufragio de la película ocurrió hace más de 200 años y…". El cineasta, atento al mundo que nos rodea, no augura un futuro mejor. Tal vez, por ello, la película lanza una cuerda invisible, y sin embargo, recia y áspera, entre aquel pasado, este presente y el mañana.
"El futuro será igual. Mira el mundo cómo es. En palabras de Baricco, ‘quien ha visto la verdad quedará para siempre inconsolable’. El hombre ha demostrado que es incapaz de dejar de hacerse daño. Por otro lado, las pandemias y hambrunas han existido siempre, tienen un recorrido en la historia del ser humano. No siempre se produce un Holocausto nazi, pero depende de cómo se manipule a la gente, se puede acabar otra vez en eso. Y eso es lo que hay que intentar evitar y vigilar, no llegar a extremos tan graves. Hoy hay muchos naufragios y no son todos en el mar".
Cine de bajo presupuesto
El vientre del mar es una película de presupuesto reducido, unos 400.000 euros, para la que Villaronga ha sabido aprovechar espléndidamente bien el artificio teatral. "Ya escribí pensando en eso, en el bajo presupuesto, y ahí lo teatral ayuda mucho. Jamás hubiera salido la misma película con un presupuesto más alto, pero tampoco hubiera sido mejor", afirma, convencido, sin embargo, de que en estos tiempos, una película como ésta tiene muchas dificultades en los cines. "Siento decirlo, pero yo no doy un duro por nuestra película en las salas".
"El proceso de exhibición en el cine empezó a cambiar en 2018 y la pandemia fue la puntilla. La tendencia no es buena, no creo que vayan a desaparecer todas las salas, pero sí muchas –dice el director-. Tampoco las plataformas pueden ser una forma de ocio a lo bestia. El cine no va a morir, pero la manera en que se ve, sí. Es verdad que hay muchas películas cuyo destino natural es la sala de cine, pero…".
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