El vapeo, otra forma de fumar que también es perjudicial para la salud
La adolescencia es un periodo delicado para el desarrollo del cerebro. Durante estos años, la estructura cerebral crece, cambia, y forma nuevas conexiones. Es característico de estos años asumir más riesgos, como puede ser el vapeo, ya que las áreas cerebrales que regulan las emociones y la recompensa se desarrollan más rápido que las encargadas del autocontrol y la planificación.
Aunque el término ‘vapor’ puede sonar inofensivo, el aerosol que sale de un cigarrillo electrónico no es vapor de agua y puede ser perjudicial. Y es que este vapor contiene sustancias tóxicas, como la nicotina, que provocan enfermedades pulmonares, cardiacas y daño cerebral, además de aumentar las probabilidades de cáncer.
La nicotina es adictiva
La nicotina puede tener efectos duraderos en el cerebro adolescente. La exposición a la nicotina puede dañar la capacidad de aprendizaje y concentración de los jóvenes y hacerlos más propensos a actuar impulsivamente cuando llegan a la edad adulta.
Es más, desde Sanidad recuerdan que la nicotina de los cigarrillos electrónicos es “adictiva” y puede perjudicar el desarrollo del cerebro de los más jóvenes, al mismo tiempo que el vapor o el humo de segunda mano de los cigarrillos electrónicos es perjudicial para los pulmones en crecimiento.
A nivel respiratorio, los últimos estudios afirman que el vapeo, con y sin nicotina, pueden causar inflamación y daños respiratorios graves y persistentes. Asimismo, puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades crónicas como el asma y el EPOC y de mayor gravedad como la neumonía química y la bronquitis obliterante.
En qué consiste el vapeo
Según informa el Ministerio de Sanidad, actualmente hay más de 460 marcas diferentes de cigarrillos electrónicos en el mercado, cuyo funcionamiento se basa en calentar un líquido para producir un aerosol que los usuarios inhalan en sus pulmones. La solución que está dentro de los dispositivos y el vapor de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias químicas nocivas como los anticongelantes (hechos de uno o dos químicos: propilenglicol o etilenglicol), dietilenglicol y agentes carcinógenos como las nitrosaminas que pueden provocar cáncer.
En este sentido existe la creencia de que los vapeadores son una ayuda para abandonar el tabaco tradicional. Esto es falso. La dependencia del tabaco no es sólo química, también es psicológica, gestual, y social. Por ello, el abandono de este hábito sólo se conseguirá con asesoramiento psicológico y con tratamiento farmacológico.
No es una alternativa saludable al tabaco
Desde el Ministerio de Sanidad insisten aquí en que el cigarrillo electrónico se promociona como la alternativa saludable al tabaco, si bien asegura que existen muy pocas evidencias sólidas sobre sus efectos a medio y largo plazo en la salud. Además, no es un producto que se regule como medicamento, y su eficacia como método para dejar de fumar está en duda por la Organización Mundial de la Salud (OMS).