Convulsiones febriles: Qué son y cómo actuar
Laura Sánchez Soria y Vidal Domínguez Rodríguez
Consulta enfermería pediátrica del Hospital Quirónsalud San José (Madrid)
Hablar de fiebre en los más pequeños suele generar inquietud, y con razón. A menudo asociamos la fiebre con el temor a las temidas convulsiones febriles, un episodio que, aunque impactante, en la mayoría de los casos es benigno. Hoy vamos a explicar en qué consisten, qué las provoca y, lo más importante, cómo podéis actuar si vuestro hijo las sufre.
¿Qué es una convulsión febril?
Las convulsiones febriles son una respuesta del cerebro ante un aumento repentino de la temperatura corporal (por encima de 38 °C). Durante estas convulsiones, el niño puede experimentar movimientos bruscos de las extremidades e incluso perder el conocimiento. Aunque el episodio suele durar menos de cinco minutos, verlo puede ser muy angustiante para los padres.
Estas convulsiones suelen afectar a niños de entre 6 meses y 5 años y ocurren principalmente al inicio de la fiebre, a veces incluso antes de que sepamos que el pequeño está enfermo.
Hay dos tipos de convulsiones febriles:
La convulsión febril simple es la más frecuente; dura pocos segundos o minutos (menos de 5); no se repite en un periodo de 24 horas; no afecta a una parte específica del cuerpo y no ofrece infecciones ni inflamaciones en el sistema nervioso central del niño
La convulsión febril compleja es menos común y más grave; dura más de 10 minutos; puede repetirse en 24 horas y suele limitarse a una parte del cuerpo.
¿Qué hacer durante una convulsión febril?
Aunque no podemos prevenir estas convulsiones, es fundamental saber cómo actuar cuando llegan. Estos son los pasos esenciales:
• Permaneced junto al niño: Cronometrad la duración de la convulsión si es posible.
• Colocad al niño en el suelo: Ponedlo en posición de seguridad (de lado) para evitar riesgos.
• Despejad la vía aérea: Aseguraos de que no tenga objetos en la boca y no introduzcáis nada. Retirad suavemente la saliva con un pañuelo si es necesario.
• Eliminad obstáculos cercanos: Apartad muebles u objetos peligrosos que puedan lastimarlo.
• Aflojad la ropa: Si el niño está muy abrigado, quitadle capas para evitar el sobrecalentamiento.
• Observad después de la convulsión: Si el niño no recupera la consciencia, está muy adormilado, tiene dolor de cabeza, vomita o muestra un comportamiento inusual, acudid inmediatamente a urgencias.
Consejos finales
Uno de los mitos más extendidos es que administrar medicamentos como el paracetamol puede prevenir una convulsión febril. Esto no es cierto. Aunque estos medicamentos pueden ayudar a reducir la fiebre, no tienen ningún efecto en la prevención de las convulsiones.
Sabemos que mantener la calma en estos momentos es muy difícil, pero os aseguramos que la mayoría de las convulsiones febriles simples tienen un buen pronóstico. Aunque el episodio pueda ser aterrador, es importante recordar que suelen resolverse sin dejar secuelas.
¡Ánimo!