Este artículo se publicó hace 17 años.
Viaje por los planetas más extraños del Universo
El primer planeta extrasolar se encontró casi por casualidad. En 1990, el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, estaba averiado y no se podía utilizar para prácticamente nada. Sin embargo, el polaco Alex Wolszczan aprovechó la capacidad que le quedaba para buscar estrellas de neutrones. Así descubrió el púlsar PSR B1257+12 y observó pequeñas irregularidades en sus destellos. Tras numerosos cálculos, Wolszczan dedujo que en torno a esta estrella orbitaban tres planetas que causaban las ligeras perturbaciones.
Otros astrónomos habían buscado planetas extrasolares antes, pero esperaban encontrar cuerpos como Júpiter girando en torno a una estrella como el Sol. El primer gigante gaseoso en la órbita de una estrella normal lo encontró un equipo suizo en 1995.
Por lo que se ha visto en los últimos años, las características de estos planetas no se adaptan a las del sistema solar. Los comportamientos exóticos abundan y es posible que en los próximos años lleguen más sorpresas.
En diciembre de 2006 se lanzó el satélite europeo Corot. Su objetivo principal es la búsqueda de planetas extrasolares y, en particular, los que tengan un tamaño similar al de la Tierra. Desde telescopios españoles como el SuperWASP, o la red TrES de las Islas Canarias se han descubierto varios planetas extrasolares. Entre ellos se encuentra WASP-3b, hallado el pasado mes de octubre. Con una temperatura de 1.700 grados, es uno de los más calientes conocidos.
Por el momento, el reto de encontrar planetas similares a la Tierra en los que se podría encontrar vida parece lejano. El experto en exoplanetas del Instituto Astrofísico de Canarias Hans Deeg explica: “Es muy difícil porque nuestro planeta es pequeño y las estrellas son muy brillantes; desde los observatorios terrestres no hay métodos para descubrir planetas de este tipo”. Está previsto que en las próximas décadas partan varios satélites que cambiarán esta perspectiva. Por ahora habrá que conformarse con mundos exóticos, pero inhóspitos.
A la luz del pulsar
Una gira turística por los planetas más exóticos del Universo debería comenzar por uno de los tres primeros exoplanetas descubiertos, PSR B1257+12 C. Poco se sabe de él, pero su descubridor, Alex Wolszczan, cree que, si estuviese hecho de hierro, tendría una fuerza de gravedad tres veces más potente que la de la Tierra. Tenerse de pie sobre él no sería tarea fácil, pero otros encantos harían interesante la visita a este mundo. Wolszczan explicó a ‘Newscientist’ que la estrella de neutrones (pulsar) que circunda este planeta no emite mucha luz, pero sí densas corrientes de partículas energéticas que se desplazan a una velocidad cercana a la de la luz. Este fenómeno produciría espectaculares auroras, tan luminosas que sería posible leer un libro sólo con su luz. Las mismas corrientes erosionarían la superficie del planeta y producirían una neblina metálica.
Planeta corcho
El siguiente destino, en la constelación de Hércules, se llama TrES-4, un planeta que parece haber sido bautizado así con intención maliciosa. Por motivos aún desconocidos, sufre una importante hinchazón y aunque tiene menos masa que Júpiter, es 10 veces mayor. Es tan poco denso que podría flotar en el agua. La explicación de su peculiaridad podría estar, en parte, en la cercanía de su estrella. Se encuentra a tan sólo 7,2 millones de kilómetros de distancia –la Tierra está a 150 millones de kilómetros del Sol– y esto hace que la temperatura en su superficie sea de 1.300 grados. La visita a este planeta no debe demorarse, entre otras cosas porque sus días están –en términos astronómicos– contados. Su estrella ya se ha quedado sin hidrógeno. En menos de 1.000 millones de años , se convertirá en una gigante roja y devorará al desdichado TrES-4.
Montaña rusa
Los amantes de las emociones fuertes estarían encantados con HD 80606b. Este planeta gira cada cuatro meses en torno a su estrella y lo hace de una forma casi temeraria. Su órbita se parece más a la de un cometa que a la de un planeta y los efectos son casi psicotrópicos. Cuando se encuentra más alejada, la distancia entre HD 80606b y su estrella es similar a la que separa la Tierra del Sol. En la posición más cercana, está a un 3% de esa distancia. Un visitante sobre la superficie de este planeta, en la ‘estación’ en que se acerca a su astro, vería cómo la estrella crece desde un tamaño como el del Sol hasta parecer 900 veces más grande en sólo unos días. En ese tiempo, la temperatura se incrementaría desde unos 100 grados hasta los 1.700 y es probable que en esos momentos surja de este planeta una cola como la de un cometa.
Viento ardiente
HD 189733b es otro de los destinos que podrían considerarse de turismo extremo en el Universo. Está muy cerca de su estrella –su año dura sólo 2,2 días– y, como sucede con muchos planetas, una de sus caras siempre recibe la luz del sol, mientras la otra permanece en tinieblas. Sin embargo, algo extraño sucede. La mitad en la que siempre es de día registra temperaturas de unos 940 grados, algo que podría considerarse normal, pero al mismo tiempo la mitad nocturna se mantiene a unos menos explicables 700 grados. Los científicos tienen una hipótesis que justificaría esta distribución del calor por todo el planeta. Modelos de ordenador sugieren que la velocidad de los vientos que barren HD 189733b pueden superar los 10.000 kilómetros por hora. Este exoplaneta es, además, el primero en el que se han hallado indicios de agua en la atmósfera.
El más caliente
HD 149026b es un planeta gigante gaseoso situado en la costelación de Hércules. Es algo más pequeño que Saturno, pero mucho más denso; su núcleo está compuesto por elementos pesados y tiene una masa equivalente a la de 70 tierras. Como muchos de los planetas extrasolares descubiertos, está muy cerca de su estrella y tiene un hemisferio en día permanente y otro en el que la noche es eterna. Su oscura atmósfera absorbe casi toda la luz que recibe de su estrella. Es probable además que la atmósfera esté llena de polvo, con lo que retendría aún más el calor. Debido a todas estas circunstancias, HD 149026B ostenta el record universal de temperaturas máximas. En mayo de este año, en su lado diurno, un grupo de científicos, empleando observaciones hechas con el telescopio Spitzer, registró unas temperaturas de unos 2000 grados, tres veces superiores a las de mercurio y mayor incluso que la registrada en la superficie de algunas estrellas. Los astrónomos aún no saben con seguridad cuál es el significado de estas temperaturas. Es posible que, al contrario que en otros planetas, en HD 149026b los vientos no funcionen como sistema de redistribución del calor. Otra de las hipótesis que justificarían las temperaturas plantea que el planeta está tan caliente que metales como el titanio o el vadanio se encuentran en la atmósfera de este mundo en su forma gaseosa, y estos metales tienen una enorme capacidad para absorber la luz.
Un mundo ideal
Gliese 581 C es el menos exótico de los planetas extrasolares descubiertos hasta ahora, pero quizá por eso es de los más interesantes. Fue hallado en abril de este año y se encuentra entre los que más posibilidades tienen de albergar vida. Sólo es cinco veces más masivo que la Tierra y se encuentra a una distancia de su estrella que haría prever unas temperaturas de entre 0 y 40 grados centígrados. Estos datos, sin embargo, se han obtenido asumiendo que sus características son similares a las de otros planetas en el Sistema Solar, y aún no hay medios suficientes de observación para confirmar los cálculos. La información mejorará a partir de 2015, fecha prevista para el lanzamiento de la sonda Darwin, de la Agencia Europea del Espacio, que permitirá saber si Gliese 581 C es un planeta tan ideal como parece.
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