Este artículo se publicó hace 4 años.
Medicina fetalUna placenta artificial reproduce el útero materno para ayudar a bebés prematuros
La Fundación "la Caixa" destinará 3,35 millones de euros al proyecto, con el objetivo de contribuir a salvar vidas de bebés nacidos con seis meses o menos. Solo en Europa se producen 25.000 nacimientos de estas características cada año.
Madrid-
Como si el bebé estuviera aun en el útero de su madre... o casi. Así es el primer gran proyecto europeo de placenta artificial. Liderado por el Dr. Eduard Gratacós, esta iniciativa será llevada a cabo por el centro de medicina fetal BCNatal, por el centro de investigación del Hospital Clínic de Barcelona y por el Hospital Sant Joan de Deu, con el apoyo financiero de la Fundación "la Caixa", que destinará 3,35 millones de euros en primera fase. La placenta prematura permitirá que los neonatos (unos 25.000 al año en toda Europa) se mantengan en un entorno artificial similar al del útero materno.
Según datos publicados en la revista JAMA de 2015, la supervivencia entre neonatos nacidos a los seis meses o menos de gestación se encuentra entre el 25 y el 75 %. De los bebés que sobreviven, entre el 75 y el 95 % presentan secuelas que pueden afectar gravemente a su desarrollo cerebral, cardiovascular y respiratorio, entre otros. El pronóstico no ha mejorado en los últimos veinte años.
"Con el fin de revertir esta realidad y contribuir a salvar vidas, este proyecto pionero se convierte en una esperanza para los recién nacidos prematuros. Supone un gran reto para la medicina al que estamos muy orgullosos de contribuir", explica Antonio Vila, director general de la Fundación "la Caixa".
Un proyecto con historia
La placenta artificial es una idea con más de sesenta años de existencia. Sin embargo, solo en los últimos diez años los avances existentes han dado pie a pensar hoy en su aplicación real clínica. El proyecto de placenta artificial representa un gran reto médico y tecnológico, y precisa de muchas áreas de investigación puntera para su realización, ya que es necesario transportar con éxito un feto de entre 500 y 1.000 gramos desde el útero materno hasta una bolsa artificial donde, rodeado de líquido, su cordón debe seguir recibiendo oxígeno y alimentos.
Como afirma el director del proyecto, el Dr. Gratacós: "Este es uno de los proyectos de investigación más disruptivos y singulares que se pueden realizar hoy en medicina fetal. Solo disponer de una plataforma experimental como la que se va a construir ya permitirá investigaciones paralelas de gran importancia para entender el desarrollo fetal normal y anormal".
¿Y cómo funciona?
En la placenta artificial, el neonato estará situado en un entorno físico líquido, lo más parecido al útero materno, dentro de un recipiente blando realizado con materiales biocompatibles, y protegido de sonidos y luces, aunque se reproducirán sonidos similares a los del útero materno. Estará conectado, a través de su cordón umbilical, a un oxigenador desarrollado y adaptado especialmente para el feto, que le aportará la cantidad necesaria de oxígeno. A través de este cordón, recibirá también nutrientes, hormonas y otras sustancias que el feto recibe de la madre o que produce directamente la placenta, y que son esenciales para su correcto desarrollo.
El bebé estará monitorizado continuamente, siempre de forma no invasiva, mediante ecografía del flujo sanguíneo, la presión arterial y la frecuencia cardíaca, pero también se utilizarán microsensores en el líquido amniótico o el cordón umbilical. Los resultados obtenidos en los experimentos serán integrados y evaluados mediante inteligencia artificial para poder realizar mejoras en el sistema.
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