Este artículo se publicó hace 12 años.
La música no cambió de ritmo en cuatro siglos
Un estudio revela el patrón matemático común en las composiciones desde el barroco hasta el 'Ragtime'
Si alguien piensa que en cuestión de música no hay nada nuevo bajo el sol, ahora puede incluso justificarlo científicamente. El estudio que hoy publica en PNAS un equipo de investigadores de Canadá y EEUU revela que del siglo XVI al XIX —no aborda la música contemporánea— todas las composiciones seguían patrones rítmicos comunes"
Los investigadores, de las universidades de Stanford y McGill y el Instituto Tecnológico de Georgia, diseccionaron los espectros rítmicos de 1.788 movimientos pertenecientes a 558 obras de música clásica occidental compuestas por un total de 40 maestros, entre los que figuran Bach, Mozart, Vivaldi, Haydn, Chopin, Schubert o Beethoven, llegando hasta el que fue llamado el Rey del Ragtime, el afroamericano Scott Joplin.
Los autores del estudio parten de las premisas que maneja la psicología cognitiva, como que "gran parte de nuestro disfrute de la música depende de su equilibrio entre lo predecible y lo sorprendente", escriben los investigadores, o que las variaciones de tono responden a patrones no aleatorios. Esta última afirmación procede de estudios que han descubierto una fórmula común bajo el tono y la amplitud de las composiciones, y que este patrón responde a una vieja conocida de los matemáticos: la geometría fractal.
Acuñado por el matemático Benoît Mandelbrot en 1975, el término fractal se aplica a un tipo de patrones geométricos iterativos que revelan cómo innumerables fenómenos de la naturaleza en apariencia aleatorios, como los terremotos, las olas del mar o las redes fluviales, pueden describirse matemáticamente. El nuevo trabajo demuestra que el patrón fractal se aplica al ritmo musical y que, de los compositores analizados, Beethoven es el más predecible, todo lo contrario que Mozart.
La conclusión de los científicos es que "los compositores han internalizado algunas regularidades del mundo físico" y, como consecuencia, "no pueden evitar" emplear este tipo de ritmos porque nuestro cerebro humano está condicionado a "percibirlos y producirlos".
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