Este artículo se publicó hace 6 años.

Margarita Salas: "Cuando yo era joven a las mujeres no se nos consideraba capacitadas para investigar"

Margarita Salas en una imagen cedida por la investigadora.

Madrid-

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Supongo que no le pedirán tantas fotos por la calle.

Me gustaría empezar hablando de su investigación. Siempre se menciona el descubrimiento y las aplicaciones de la polimerasa que patentó, pero ha hecho muchas más cosas. ¿De cuáles se siente especialmente orgullosa?

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Junto a su marido, el también investigador Eladio Viñuela, estuvo tres años en Nueva York con Severo Ochoa. ¿Por qué decidieron volver?

Ahora sí, sobre la polimerasa. Es una proteína de un virus que infecta bacterias (el fago Phi29) y que permite duplicar el ADN. ¿Cuáles son sus principales características?

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En 1993, el Premio Nobel de Química fue concedido a Kary B. Mullis por el desarrollo de la PCR, otra técnica de amplificación del ADN, en este caso para regiones concretas. ¿Cree que usted también podría merecerlo?

Hablando de premios y de España, la técnica de edición CRISPR suena como un casi seguro Nobel en los próximos años. Si se concede, ¿cree que merecería ser incluido Francis Mojica, el científico alicantino que dio pie a esta revolución, aunque él no participara directamente en el desarrollo de la técnica?

¿El descubrimiento de “su” polimerasa y de sus características tan particulares podía preverse o fue una suerte de serendipia?

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¿Hasta qué punto entonces el científico es genio, suerte o trabajo?

Las aplicaciones de la polimerasa generaron más de 6 millones y medio de euros en royalties hasta 2009, cuando la patente expiró. Es la patente más rentable de la historia del CSIC. Algunos sostienen que eliminar las patentes beneficiaría la innovación. Otros, como Mariana Mazzucato, que los Estados deberían participar de ellas, ya que la mayor parte de la investigación se hace con dinero público. ¿Qué opina?

El fago Phi29 sigue dando de sí, ¿verdad?

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En alguna entrevista ha mencionado que antes se sentía discriminada por su género y que ahora siente algo parecido por su edad...

Por la edad.

Cuando usted y su marido fueron al laboratorio de Severo Ochoa, él les separó en dos proyectos diferentes. Les dijo que "al menos así aprenderían inglés".

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Usted ha rechazado siempre la comparación que le han hecho con Marie Curie. Es curioso, porque se ha nombrado como el síndrome de Madame Curie al sesgo por el cual las mujeres piensan que deben ser extraordinariamente brillantes para poder competir en un mundo de hombres.

Usted es optimista sobre el acceso de las mujeres a la ciencia. Alguna vez ha dicho que el movimiento es imparable. ¿Cree que basta con dejar que evolucione o debemos hacer algo más para favorecerlo?

Pero hay una discriminación invisible: en la presencia en los cargos más altos, en los salarios a igualdad de plaza…

En alguna entrevista ha mencionado que muchos días es la última persona que se va de su laboratorio y que eso le da pena, porque los que tendrían que quedarse más tiempo deberían ser los jóvenes. Pero si es así, ¿cómo compaginar la ciencia con la conciliación familiar, por ejemplo, algo que debería afectar a todos? En los países del norte de Europa hay una política de horarios más racional en los laboratorios, ¿no es así?

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¿Está cansada de que se le pregunte tanto por temas de género, o lo ve como una oportunidad para poder hablar de ello?

En una ocasión citó a Max Delbrück, al que considera el padre de la genética molecular, cuando dijo que “si uno no tiene dotes para ser artista, ¿qué otra cosa mejor puede ser sino científico?”. ¿Está de acuerdo con esa frase?

Y si los tuviera, ¿sería mejor ser artista?

¿Qué sigue esperando de su vida en el laboratorio?

Por último, si le concedieran un deseo para la ciencia en España, ¿qué pediría?

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