Japón realizó ayer una apuesta ambiciosa: pretende limpiar todo el combustible fundido de los tres reactores descompuestos en Fukushi-ma en apenas dos décadas. La comisión encargada de establecer el itinerario para el desmantelamiento de la central accidentada concretó ayer su plan para el medio y largo plazo, que desembocará en el desguace completo 'dentro de 30 o 40 años'.

Para que esta comisión, formada por los ministros de Economía e Industria, de Medio Ambiente, el regulador nuclear nipón y la empresa Tepco, pudiera mostrar sus cartas, primero era necesario que se decretara la 'condición de parada fría' de la central, un anuncio realizado la pasada semana por el primer ministro Yoshihiko Noda. Esta condición supone haber minimizado el riesgo de que los núcleos vuelvan a fundirse y emitan de nuevo materiales tóxicos.

En primer término, en los próximos dos años se preparará la planta para poder afrontar antes de 2014, en condiciones de seguridad y estabilidad, el comienzo de la extracción de las barras de uranio que todavía están en las piscinas de combustible gastado y que llegaron a estar expuestas en los momentos más críticos del accidente atómico.

Antes de que pase una década, Fukushima deberá comenzar a limpiar los reactores, llenos de combustible atómico fundido altamente radiactivo. Antes de 2016 se debe haber asegurado la situación del fondo del reactor, sobre el que cayeron los núcleos fundidos. Para 2019, Japón habrá establecido una metodología concreta para abordar la tarea de sacar de allí el amasijo de barras de uranio y plutonio fundido, que acabará en 20 o 25 años. Y en 30 o 40 años, se habrá acabado de limpiar y demoler toda la instalación.

El desmontaje del reactor de la central española de Vandellós I, cerrada tras un accidente de nivel 3 que no afectó al núcleo, no comenzará hasta que pasen 25 años desde que paró, para evitar riesgos. Fukushima tiene tres núcleos fundidos tras un accidente de nivel 7.