Este artículo se publicó hace 16 años.
Cazado el menor planeta extrasolar
La masa de GJ 436c es cinco veces mayor que la terrestre y está a 33 años luz, en la constelación de Leo // Lo han descubierto científicos españoles, con un nuevo método de búsqueda
“Cada vez que los humanos nos hemos creído especiales, hemos salido fuera o hemos investigado y nos hemos dado cuenta de que no somos para tanto”, decía ayer el investigador del CSIC Ignasi Ribas. El equipo que dirige ha descubierto el planeta extrasolar más pequeño conocido hasta la fecha, además de dar un paso más para encontrar algún planeta con unas condiciones para la vida similares a las de la Tierra. No contentos con despojar a los humanos del título de especie elegida, los científicos parecen dispuestos a aplicar una dosis de humildad a los terrícolas.
El nuevo mundo orbita la estrella GJ 436, a 33 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo. Tiene una masa cinco veces superior a la de la Tierra y es rocoso, dos características que le convierten en una verdadera rareza entre los planetas descubiertos fuera del Sistema Solar. La mayor parte de ellos son gigantes gaseosos como Júpiter y orbitan muy cerca de su estrella.
El hallazgo, que aparece en el último número de la revista Astrophysical Journal Letters , también es original por el método con que se consiguió. Es la primera vez que se encuentra un nuevo planeta a partir de las perturbaciones que ejerce sobre un cuerpo vecino.
Historia del hallazgo
El cuerpo en cuestión, GJ 436b, se había descubierto en 2004. Era un planeta de tipo gaseoso, con una masa 22 veces mayor que la de la Tierra, y dos peculiaridades que hicieron sospechar a los astrónomos. En primer lugar, tenía una órbita elíptica, algo poco habitual en los planetas que se encuentran tan cerca de su estrella (GJ 436b completa un giro en torno a su estrella cada 2,6 días). Además, en 2007, un equipo suizo detectó la existencia de tránsitos causados por este planeta. Este fenómeno, que no se había observado en 2004, consiste en una disminución del brillo de la estrella cuando el planeta cruza frente a su disco. El grupo de Ribas decidió estudiar estas dos singularidades.
A partir de datos recogidos por otros investigadores sobre el comportamiento de GJ 436b y empleando modelos informáticos, los científicos predijeron la existencia de un pequeño planeta –el conocido ahora como GJ 436c– que sería el responsable de las perturbaciones en su órbita.
Una técnica similar a la empleada por los científicos españoles –novedosa en la búsqueda de exoplanetas– ya fue empleada para hallar uno de los planetas del Sistema Solar: Neptuno. Entre 1843 y 1845, los astrónomos Urbain Le Verrier y John Adams estudiaron los movimientos de Urano y detectaron pequeñas desviaciones que atribuyeron a la perturbación causada por otro planeta. Un año más tarde, gracias a estas predicciones, el científico Johann Gottfried descubrió Neptuno.
Sistema prometedor
Ribas, director principal de un estudio en el que también participaron los investigadores Andreu Font (CSIC), y Jean-Philippe Beaulieu (Instituto de Astrofísica de París), cree que con esta técnica “se abre un nuevo camino que debería permitir la detección de planetas aún más pequeños en un futuro próximo, con el objetivo de descubrir mundos cada vez más parecidos a nuestra Tierra”.
GJ 436c no es un planeta en el que sea posible que haya vida tal y como es conocida. Está demasiado cerca de su estrella y tiene que ser un auténtico infierno. Además, como explica Ribas, con las técnicas ahora disponibles no sería posible estudiar la composición de su atmósfera. De momento es imposible observar de una manera directa planetas como GJ 436c y sólo se puede saber de qué está hecha la atmósfera de un planeta si realiza tránsitos por delante de su estrella. En esos casos, con telescopios, es posible identificar los gases atmosféricos de un planeta por los efectos que produce la luz de la estrella al atravesarlos.
Además de abrir la puerta al descubrimiento de planetas extrasolares más pequeños, el estudio desafía ideas preconcebidas sobre los sistemas planetarios. “No creíamos que pudiesen ser tan dinámicos. En astronomía, los cambios requieren periodos muy largos y aquí hemos visto un cambio en la órbita de un planeta en pocos años”, explicó Ribas.
Su entusiasmo revela que es sólo una sorpresa más de las muchas que en los próximos años promete dar la ciencia de los planetas extrasolares.
Un planeta en el que el día dura casi como el añoSu estrella es una enana roja
La estrella en torno a la que orbita el nuevo planeta es GJ 436, que se encuentra a 33 años luz de la Tierra en la constelación de Leo. Es una enana roja que tiene la mitad de masa y tamaño que el Sol.
Día y año casi iguales
El día en GJ 436c (lo que tarda en dar un giro completo sobre sí mismo) dura 4,2 días terrestres. El año (una órbita en torno a su estrella), 5,2 días. Por esta similitud, desde la salida a la puesta de sol en ese planeta pasarían 22 días terrestres;cuatro años de GJ 436c.
Quinta 'supertierra' encontrada
La mayor parte de los casi 300 planetas encontrados fuera del Sistema Solar son gigantes gaseosos como Júpiter. Los planetas rocosos con una masa de entre una y 10 veces la de la Tierra, conocidos como ‘supertierras’, son mas difíciles de encontrar. GJ 436c es el quinto de este tipo que se encuentra.
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