Este artículo se publicó hace 14 años.
Los agujeros del cambio climático
La comunidad científica expone los verdaderos fallos de la ciencia del clima para contrarrestar el ataque de los negacionistas del calentamiento
Esta semana, el mayor organismo científico del mundo, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, ha admitido que en su último informe, en el que aseguraba que el calentamiento provocado por el ser humano es "inequívoco y evidente", se coló un error garrafal. El documento, unas 2.400 páginas de datos científicos revisadas por centenares de investigadores, apuntaba que los glaciares del Himalaya desaparecerían por la canícula planetaria en 2035, pese a que algunas lenguas de hielo tienen un grosor de 400 metros. El martes, el número dos del IPCC, Jean-Pascal van Ypersele, reconoció la metedura de pata, producida al confundir el año 2350, citado en un estudio, con 2035.
Como en el caso del robo de los correos en la Universidad británica de East Anglia, que supuestamente mostraban a decenas de científicos falseando datos sobre las temperaturas, los negacionistas del cambio climático han utilizado el error como munición para disparar contra el IPCC y negar la existencia del cambio global. "Con tal de que resulten lo suficientemente alarmistas, se pueden asumir como ciertas predicciones extraídas de un informe de un grupo ecologista", espetaba el martes Libertad Digital, el diario on-line de Federico Jiménez Losantos.
Los errores son "extremadamente poco frecuentes", dice Nature
Pero el IPCC ha encontrado un buen abogado. La revista Nature minimiza hoy en sus páginas la importancia de estos errores, "extremadamente poco frecuentes" en los informes de la ONU, y aprovecha para sacar a la luz "los verdaderos agujeros de la ciencia del clima". En una demostración de humildad, los científicos admiten su incapacidad para predecir con precisión cómo afectará el calentamiento a las precipitaciones o de qué manera influye el hollín atmosférico en el clima. Incluso reconocen contradicciones en los registros de temperatura y que sus intentos por anticipar cómo se manifestará el cambio climático en una región concreta fallan como una escopeta de feria. Pero, advierte el editorial de Nature a los negacionistas, "hay pocas incertidumbres sobre las conclusiones globales: las emisiones de gases de efecto invernadero están subiendo bruscamente y son, muy probablemente, la causa del reciente calentamiento global".
El catedrático de Ecología José Manuel Moreno, uno de los coordinadores del IPCC, no puede ser más claro: "La ciencia del cambio climático es muy sólida, pero tiene incertidumbres. Sin embargo, el público no quiere incertidumbres y los políticos exigen blancos y negros. Que haya personas que se mofan porque no tenemos certezas absolutas no merece consideración".
Impactos regionales: La gran incertidumbre"Los políticos exigen blancos y negros", asegura un experto del IPCC
"La triste verdad de la ciencia del clima es que la información más crucial es la menos fiable", asegura el artículo de Nature. El alcalde del pueblo abulense de Navarrevisca, por ejemplo, querrá saber cómo afectará el calentamiento global a su comarca, no cuál será el aumento medio de la temperatura en España. Pero los modelos informáticos actuales son inútiles para responder a su pregunta.
"Los planificadores deberían manejar con cuidado las estimaciones en el ámbito local. Cuando sea posible, es mejor esperar a que haya una mayor certeza sobre el futuro antes de gastar mucho dinero en proyectos de adaptación", sostiene el climatólogo Hans von Storch, del Instituto de Investigaciones GKSS, en Geesthacht (Alemania). Sin embargo, Nature insiste en que no hay que despreciar los modelos informáticos, sino conocer sus defectos. Las simulaciones actuales son útiles para calcular los cambios en el caudal de un río, un objetivo inalcanzable para los modelos globales.
Una de las fuentes de error en estos casos es, precisamente, el ser humano. "Si no existiera el hombre, sería más sencillo hacer predicciones, pero existe. Claro que no sabemos cómo va a ser el futuro, porque depende de lo que hagamos", subraya Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Precipitaciones: Una ignorancia temibleEl ascenso de la temperatura en las próximas décadas resecará las regiones subtropicales y aumentará las precipitaciones en las latitudes altas, como ya se está comprobando en la actualidad. Hasta aquí el consenso científico. Como señala Nature, las diferentes simulaciones utilizadas por el IPCC en su último informe, presentado en Valencia en diciembre de 2007, se parecen como un huevo a una castaña. Los científicos, sencillamente, no saben cómo cambiarán las precipitaciones al final del siglo XXI en muchas regiones de los cinco continentes, sobre todo en invierno, la estación en la que más llueve.
Estos titubeos de la ciencia, no obstante, no deberían ser empleados para negar el cambio climático. Como señala el artículo de Nature, algunas de estas lagunas en el conocimiento actual "podrían significar que los cambios en el futuro serán peor de lo que se espera".
Aerosoles: Caos en la atmósfera"No sabemos qué hay en el aire", admite con crudeza el climatólogo Gavin Schmidt, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. La atmósfera está preñada de partículas de hollín, de sal marina, de polvo y de sulfatos, pero la comunidad científica no acaba de comprender su papel en la metamorfosis del clima. Los estudios científicos no se ponen de acuerdo, ni siquiera, en si la cantidad de estos aerosoles está aumentando o disminuyendo en la atmósfera. Se supone que estas partículas enfrían el clima, al actuar como un paraguas contra la luz del sol, pero todo es incertidumbre.
Algunos aerosoles, como el hollín, procedente de las chimeneas de las industrias, absorben la luz e incrementan el calentamiento. Además, algunas partículas actúan como un núcleo sobre el que se forman las nubes, que a su vez enfrían la superficie del planeta. Pero otros aerosoles impiden la creación de nubes. El satélite Glory, de la NASA, que se lanzará en octubre, debería proporcionar nuevos datos sobre los ingredientes de la atmósfera para despejar este cúmulo de incógnitas.
Paleoclima: Sorpresa en los árbolesAlgunos de los correos robados en la Universidad de East Anglia y después publicados en Internet mostraban a los científicos discutiendo sobre las contradicciones entre diferentes registros de las temperaturas en el pasado. En algunos puntos del hemisferio norte, los termómetros dicen una cosa y los anillos de los árboles, otra. Los investigadores no saben por qué, así que cotejan toda la información con otras fuentes, como las estalagmitas, el crecimiento de los corales o las muestras tomadas en los glaciares.
"El IPCC no hubiera dicho que el calentamiento es inequívoco basándose sólo en una evidencia, aunque viniera del profeta Moisés en persona", zanja la climatóloga Susan Solomon, una de las coordinadoras del informe del IPCC que patinó con el deshielo del Himalaya.
Los mitos sobre el calentamiento que son falsos1 Los modelos climáticos no sirven para nada
Las predicciones de los actuales modelos informáticos contienen inexactitudes, pero ofrecen una información general útil para los políticos y, además, todas coinciden en el calentamiento global.
2 El calentamiento global se frenó hace diez años
Aunque el aumento de las temperaturas no fue tan rápido como en las décadas anteriores, el último decenio ha sido el más cálido desde que existen registros de temperatura.
3 Hacía más calor antes de la revolución industrial
La segunda mitad del siglo XX fue, probablemente, el periodo más cálido del último milenio. Antes, hubo otros calentamientos, con un origen completamente diferente.
4 La capa baja de la atmósfera no se calienta
Hace diez años, parecía que la superficie de la Tierra se calentaba, pero no la troposfera, hasta que se detectó un error en los sensores de los satélites.
5 Los termómetros están mal colocados
Algunos negacionistas sostienen que las estaciones climatológicas urbanas registran un aumento de las temperaturas por el propio crecimiento de las ciudades, pero el mayor calentamiento se ha detectado en termómetros situados en el Ártico o en la península Antártica.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.