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Ya es hora de que Federer pida ayuda externa

Reuters

Las lágrimas que derramó el tenista suizo Roger Federer durante la ceremonia de entrega de premios del Abierto de Australia cuentan su propia historia.

¿Cómo puede Federer recuperarse después de perder otra épica final frente a su némesis, el español Rafael Nadal?

Caer en un partido histórico es algo bastante feo, pero perder dos en menos de siete meses simplemente es demasiado.

Después de que sus sueños de igualar el récord de 14 títulos en torneos de Grand Slam de Pete Sampras quedara truncado tras perder en cinco sets ante Nadal en la final del domingo, ha llegado el momento de que Federer tome una decisión, que tal vez sea recurrir a un entrenador a tiempo completo.

Con la habilidad para realizar tiros mágicos todavía intacta, el maestro suizo probablemente sea el jugador con más aptitudes en tenis. Haber ganado 13 torneos de Grand Slam en apenas cinco años es una prueba de su talento.

Sin embargo, desde que Nadal demostró poder incluso más que él al vencerle en cinco de las siete finales que se disputaron, Federer necesita explorar nuevos caminos.

Pese a que la mayoría de los tenistas cuentan con un grupo pequeño de apoyo, Federer viaja con un reducido número de acompañantes al frente del cual está su novia, Mirka Vavrinec, que es asesora de imagen y negocios y hasta compañera de entrenamiento ocasional.

Desde que se separó del sueco Peter Lundgren en diciembre de 2003, el actual número dos del mundo optó por no trabajar con un entrenador a tiempo completo.

Ahora podría necesitar la guía de un mentor que no sólo tendrá que elevar su juego al máximo nivel, sino ayudarle a encontrar y explotar las debilidades de Nadal, el número uno del mundo.

"Necesita un entrenador. Nunca necesitó estar atado a nadie porque tiene talento para salir y arreglárselas", dijo el capitán del equipo estadounidense de Copa Davis, Patrick McEnroe.

"Pero de repente está jugando contra un muchacho contra el que no puede hacerlo. Es bastante terco", agregó.

OTRA OPCION

Otra opción para el suizo podría ser imitar al escocés Andy Murray, que recurrió a un psicólogo deportivo para superar mentalmente el respeto por el español.

"Dios, esto me está matando", sollozó un angustiado Federer en la ceremonia en Melbourne.

"Me encanta este deporte. Significa el mundo para mí, por eso duele tanto cuando uno pierde. Duele todavía más si uno está tan cerca, como en Wimbledon o como aquí en Australia", añadió.

Federer se lamentó mucho por las oportunidades que había desperdiciado en la final de Melbourne Park, y también se hizo varias preguntas sobre qué habría sucedido si algunas cosas hubieran sido diferente. Por ejemplo, si él hubiese sido zurdo.

"Es una gran ventaja para él", destacó Federer.

No obstante, parecía demasiado tarde cambiar tan drásticamente, a diferencia de Nadal que, siendo diestro natural, juega con la zurda gracias a que su tío y entrenador Toni se lo inculcaron desde pequeño.

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