Este artículo se publicó hace 13 años.
A vueltas con la libertad
La derecha impone la ley del más fuerte
En estas elecciones, los temas de conversación están condenados a ir de lo concreto a las inquietudes políticas generales y de los debates más amplios a los detalles precisos.
El votante perplejo echa de menos algunos análisis sobre la situación particular de las ciudades, pero acaba hablando de la idea de sociedad que entra siempre en la lógica de las decisiones más abiertas. Y cuando piensa en los sueños a largo plazo, ese futuro justo que le gustaría dejar en forma de presente a sus hijos, termina preocupado por el colegio que puede verse desde la ventana de su despacho.
Esperanza Aguirre es coherente con su idea de la libertad:sálvese quien pueda
García Lorca repitió en sus poemas que los equilibrios del universo dependen de los pequeños mundos, de las telas de araña y las alas de mariposa. Los servicios públicos que afectan a nuestras pequeñas vidas cotidianas dependen también de las discusiones universales. En esta campaña electoral lorquiana, más por la desgracia del terremoto que por la presencia de poesía, estamos discutiendo mucho sobre la palabra libertad. ¿Cómo entendemos la libertad? Esa es la pregunta decisiva de la gente que vive o convive en sociedad.
La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que responde como nadie a su ideología, habla de la libertad de los padres para llevar a sus hijos a los centros escolares que deseen. Conviene aclarar que esto no significa que los colegios para niños ricos vayan a ser obligados a recibir alumnos gratuitos.
Lo que está diciendo es que piensa acabar en la práctica con el derecho de los padres a tener un colegio cercano a su domicilio. La trampa de confundir la libertad con la falta de regulación social sólo sirve para suprimir derechos.
La trampa es confundir libertad con la falta de regulación social
Ocurre igual con los colegios o las clases para alumnos excelentes. Cualquier profesor sabe que un buen alumno es una energía muy positiva en su clase, arrastra a los demás. Apartarlos de la enseñanza normal supone muchos peligros.
Al votante perplejo no le gusta que en una edad temprana se hagan cortes entre tontos y listos. Tan mezquino como convertir a la mayoría infantil en carne de cañón para el futuro es crear operaciones triunfo en la pedagogía. Sólo sirven para generar decepciones posteriores y traumas.
Todo huele a programa ideológico y a estrategia para financiar con dinero público a las élites sociales, siempre incómodas con la experiencia democrática.
Esperanza Aguirre es cohe-rente con su idea de la libertad: sálvese quien pueda en la ley del más fuerte. Frente a su neoliberalismo desatado, conviene recordar la dimensión social de la palabra libertad, sus orígenes cívicos en un contrato de convivencia. Es otra idea de libertad que tiene que ver con los espacios públicos capaces de asegurar el desarrollo justo de las posibilidades individuales.
Da lástima que los defensores de lo público no sean tancoherentes como EsperanzaAguirre en sus políticas tajantes a favor de lo privado. Losservicios cívicos se degradan de forma irreversible si olvi-damos la defensa universal dealgunos valores sociales.
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