Este artículo se publicó hace 15 años.
Más que una voz
Con Mercedes Sosa se va la humanísima voluntad de cantar con todos, se va una voz que creía en algo puro. Una voz que creía en quien escucha, en lo que duele, en lo que queda, en la propia lucha. Todas estas palabras, amuralladas en los versos de Canción con todos o La Maza, se hacían verdad en la voz con duende y suspendida en el tiempo de una mujer pequeña, morenita y pobre, como la canela. Una voz que ha dado de comer y de beber al pueblo, una voz que también se han comido los señores. Unos han temblado de esperanza, otros de miedo. Algunos señores malos durante mucho, demasiado tiempo, persiguieron a Mercedes Sosa, que padeció la represión y el exilio.
Y todo por cantar canciones del pueblo, para el pueblo y con el pueblo. Ese ideario al que se agarró el Movimiento Nuevo Cancionero, que lideró la Negra Sosa con su esposo Oscar Matus y los paisanos Armando Tejada Gómez y César Isella, ha permanecido bien guardado en el equipaje. El folklore resistiendo como un ser vivo, abierto a la cambiante realidad social durante más de cinco décadas. Medio siglo cantando por las cuatro esquinas, en los teatritos con la policía a la puerta y en los estadios con las masas y las cámaras retransmitiendo.
Para una o dos generaciones de hablantes hispanos, en América Latina, en España o buscando refugio en cualquier rincón del Viejo Continente, Mercedes Sosa pertenece a un tiempo en que la música era más que música, las canciones más que canciones, los cantantes, además de artistas, eran compañeros de aventuras y desvelos. Y eso, allá por las décadas 60, 70 y 80 del siglo pasado, ocurría en casi todos los géneros musicales. La música era algo más que un producto que se compra en el mercado.
Pero ese digestor universal en que se ha convertido el negocio de la música todavía no se lo ha comido todo. Mercedes Sosa ya está con su primer mentor Jorge Cafrune, con Atahualpa Yupanqui, con Violeta Parra, con Víctor Jara y con tantos otros oyentes de a pie, perdidos en el mar. A todos los va recibiendo Alfonsina. Una discografía gigantesca, un grandioso pisar los escenarios del planeta, una inmersión civil en el tumulto de las voces pidiendo justicia, libertad. De la vigencia del quehacer de Mercedes Sosa da fe este último disco Cantora, abriendo el arco desde un baluarte de la canción de autor como Serrat hasta Shakira, con compañeros de viaje como Caetano Veloso, Lila Downs, Fito Páez, Joaquín Sabina, Charly García, Julieta Venegas Con el compatriota Vicentico canta Parao, donde se yerguen los versos de Rubén Blades: Si yo he vivido parao/ Ay que me entierren parao;/ Si pagué el precio que paga el que no vive arrodillao!/ La vida me ha restregao, pero jamás me ha planchao./ En la buena y en la mala, voy con los dientes pelaos!/Sonriendo y de pie: siempre parao!. Y La Negra Sosa ya camina por la cintura cósmica del sur.
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