Entrevista a Serigne Mbayé"Cuando Vox dijo que ellos me deportarían me dio la risa, aunque es muy grave"
Jairo Vargas Martín
Madrid--Actualizado a
El portavoz del Sindicato de Manteros y candidato de Unidas Podemos a la Asamblea de Madrid explica las razones por las que da el paso a la política, alerta de los peligros del auge de la extrema derecha y critica la política migratoria del Gobierno y el racismo institucional al que se enfrentan las personas migrantes en Madrid y en España.
"De maravilla", responde Serigne Mbayé (Kayar, Senegal, 1975) cuando le preguntan cómo lleva su nuevo rol. Se intuye la sonrisa en sus ojos, aunque la oculta una mascarilla con el lema antirracista "Blacks Lives Matter" (las vidas negras importan). Es el número nueve de la lista de Unidas Podemos para las elecciones a la Asamblea de Madrid del próximo 4 de mayo. Un fichaje de Pablo Iglesias —a propuesta de la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra— que se ha propuesto llevar al parlamento "la voz del antirracismo y de los sin papeles" y hacer de Madrid "lo que es, una ciudad multicultural".
La tarea no es pequeña, aunque experiencia en el activismo tiene de sobra. Ha sido portavoz del Sindicato de Manteros y de la Asociación de Sin Papeles de Madrid, en cuyo humilde local, en la calle Dos Hermanas, recibe a Público entre cuadros, cajas y juguetes varios. Recorremos con él las escasas calles que llevan a la Plaza Nelson Mandela, centro neurálgico de la comunidad senegalesa de Madrid, donde todos lloraron de pena y rabia, sobre todo de rabia, la muerte del mantero Mame Mbayé en 2018. Especialmente Serigne, que lo conocía muy bien. "Vinimos en la misma patera", recuerda el candidato. "Hace 15 años ya. Pasó más de diez sin poder conseguir los papeles. La Ley de Extranjería te condena a buscarte la vida sin que nadie te pueda contratar, por eso vendemos en la manta", apunta.
De estatura imponente, ojos a veces huidizos y una delgadez que no disimula ni su sudadera amarilla canario marca Top Manta, este senegalés con nacionalidad española habla rápido y apunta con precisión. Los que le conocen confían en él, y él devuelve la confianza parándose a charlar con quien le saluda o chocando sus largos dedos a los compañeros migrantes que aprovechan el sol de un miércoles cualquiera sentados en fila sobre los anclajes del BiciMAD.
Mbayé ha sorteado todos los obstáculos de la vida, ha cruzado el Atlántico en patera, pasó brevemente por un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), vendió CDs en sobre una manta en Atocha — y acumuló multas por ello—, ha dado el pregón de las fiestas de Lavapiés junto a Rossy de Palma y ha vivido en los márgenes de la irregularidad administrativa los más de cuatro años que tardó en conseguir los papeles. Ahora es socio de un restaurante agroecológico y ha decidido pelear contra el racismo dese las propias instituciones que llevan años obviando su realidad.
¿Ha cambiado mucho su vida desde que se anunció su candidatura?
Es mi vida de siempre, pero más intensa. Recibo muchos mensajes de ánimo y me reconforta. La lucha siempre me ha dado mucho coraje.
¿Qué sensaciones le han trasladado sus compañeros del Sindicato de Manteros tras su decisión?
Tuve muchas conversaciones antes de tomar la decisión. Yo no soy solo yo, sino todo un colectivo, pertenezco al antirracismo y a la clase obrera. Decidimos dar este paso porque también soy portador de la voz de mucha gente. Se recibió bien.
Lleva 15 años en España ¿Qué cambios destacaría en el país desde que llegó?
Ha habido muchos, para bien y para mal. El que más me preocupa es todo este auge de la extrema derecha, y es lo queremos parar.
¿Cómo se para a la ultraderecha?
Votando. Toda la gente que sufre sus actos, a los que les afectan sus políticas, que salga el 4 de mayo a votar a los partidos que queremos el cambio.
Cuando Vox dijo que le deportarían, ¿Qué sintió?
Me dio la risa, aunque no tiene gracia, es algo muy grave. Decir que vas a deportar a un ciudadano español es muy fuerte. Es como decirle a Abascal que lo deportaremos. Como él ha nacido aquí, nadie piensa eso, pero de Serigne sí lo piensan, porque soy negro. ¿También quieren deportar a la gente que está aquí legalmente, trabajando, contribuyendo? Ese "te deporto" significa mucho, refleja su racismo y tiene que hacernos pensar en lo que está ocurriendo con la extrema derecha.
Dice que Madrid es bastante racista y que su objetivo es revertirlo. Si fuera diputado, ¿por dónde empezaría? ¿Qué es lo más urgente?
Madrid es racista, pero eso no significa que todo el mundo lo sea. Por la calle hay de todo, gente racista y cosas muy bonitas, pero hay un racismo que es difícil de describir y que llevamos mucho tiempo denunciando. Está en Madrid y está en el Gobierno. Es el racismo institucional. Eso es lo urgente, desde la Ley de Extranjería hasta las pequeñas cosas que nos ocurren en la Administración. Hay que cambiar los retrasos en las citas de extranjería. Nadie piensa que un español tenga que esperar un año o más para renovar el DNI, pero está pasando con los extranjeros. También hay controles policiales por todas partes, hasta en el metro ves a la Policía parando a los negros. En Madrid se vende la imagen de peligrosidad con los migrantes, por eso los barrios con más migrantes es donde hay más presencia policial. ¿Cuántas cámaras de vigilancia hay en Lavapiés? ¿Y qué peligro hay allí? Además, los servicios sociales de los barrios no están funcionando bien, necesitan más inversión. Creo que lo público hay que defenderlo. La sanidad, el transporte público y, para los barrios, más políticas sociales y menos policiales. Yo quiero promover una convivencia tranquila a través de la inclusión, de toda la gente y todos los colectivos.
No sería el único político de origen senegalés con un escaño que llegó en patera ¿Tiene relación con el diputado del PSOE Luc André Diouf? ¿Cree que está haciendo un buen trabajo?
No tenemos relación. En algunas cosas le he criticado, porque estar en el Congreso no es llegar y callarte. Desde 2018 hay cosas que están pasando, como lo de las citas de Extranjería, que no se ha solucionado ni visibilizado. Si no se lucha por el pueblo no hace falta estar en un parlamento. Yo no puedo estar en Podemos, tener poder y que no cambien estas cosas. Si pasa eso me largo, dimito y digo que no estoy luchando para esto. Al menos hay que llamar la atención para que cambien cosas. Tanto Luc como otras personas del PSOE que abanderan la migración no están haciendo su trabajo. Cuando pedimos la regularización extraordinaria de migrantes durante la pandemia, Luc dijo cosas que han condicionado. Los compañeros manteros, por ejemplo, no han tenido ninguna ayuda oficial para sobrevivir cuando no podían salir a buscarse la vida. Pero solo se ha pensado en regularizar a los menores extranjeros que quieran trabajar en el campo. Los jóvenes tienen que formarse, queremos que tengan oportunidades, no tirarlos al campo.
Volvamos atrás en el tiempo ¿Cómo era su vida en Senegal?
Normal, como cualquiera. Tenía mi familia, mi trabajo como pescador, hacía planes, estaba con los colegas después de trabajar. Nací en pueblo de pescadores, aunque tengo parte de la familia que son agricultores del interior.
¿Qué le empujó a venir?
La extrema pobreza que íbamos a vivir y que vemos ahora con la llegada masiva de cayucos. Senegal depende mucho de la pesca y de la agricultura, pero esas actividades han muerto por muchos factores. Sobre todo, por las grandes flotas internacionales, occidentales o asiáticas, que están arrastrando todo el pescado. Eso obliga a mucha gente a dejar su oficio y a buscar otra vida. Como pescador, lo primero que pensé fue coger la patera.
Se considera un migrante por razones climáticas ¿Cómo ha encontrado Senegal cuando ha vuelto?
Se nota a primera vista, está fatal. Hay sequía y otros efectos del cambio climático, que también obliga a los agricultores a dejar sus actividades para probar en la pesca. Ahora, la mitad del año la gente está parada porque no tiene nada que hacer, la agricultura no puede funcionar por la sequía, a no ser que utilices medios que también dañan el planeta. Hace dos años, el océano se comió pueblos costeros, y eso nunca se había visto.
Pedro Sánchez está de visita oficial en Senegal, tratando de que se reactiven las deportaciones de migrantes irregulares ¿Qué le parece ?
Me parece injusto todo lo que hacen. Las multinacionales están allí destrozando el país, dejando a la gente sin alimentos, por eso venimos. Y se gasta mucho dinero en deportarlos. Se habla mucho de proyectos de cooperación, pero cuántos años llevamos con ese tema. No sirven para nada, sigue llegando más gente. En 2006 se envió a la Guardia Civil a Senegal, pero las pateras salen igualmente. Solo les importan los recursos de Senegal, que tiene oro, mucho petróleo por el que se pelean las empresas de Europa y de EEUU, tiene fosfatos, tiene de todo, y ese es su objetivo. Se lo están repartiendo, antes estaban los franceses y ahora se abre la puerta a los españoles. El sistema es venir a hacer ciertas cosas que nunca se dicen. En octubre se renovaron los acuerdos pesqueros. Las multinacionales deberían dejar de explotar el mar, que dejen a los pescadores y a la gente vivir allí.
¿Cómo valora la gestión migratoria del Gobierno en Canarias?
Mal. Ellos saben que esto no es una crisis, sabían que esto iba a pasar. Y lo que más rabia da es tener que ver morir a tanta gente por culpa de sus políticas de muerte. No les gusta que lleguen y prefieren que se queden en el camino. Son políticas fatales. Igual que encerrar a gente en las islas, en condiciones inhumanas durante tanto tiempo. Está habiendo peleas en los campamentos y sabían que este iba a ser el resultado. Su política siempre es criminalizarlos, pero ellos no son criminales, son gente que ha venido a buscarse la vida. Tenerlos como a ovejas sin poder hacer nada durante tanto tiempo va contra los derechos humanos.
Tiene hijos en Senegal ¿Se plantean venir a España?
Sí, uno de ellos está ya aquí, ha aprendido castellano y está formándose. Me gustaría que tuvieran la libertad para poder ir de un lugar a otro, para que vean la realidad de los dos mundos, porque son muy diferentes. Yo tengo esas dos culturas e intento sacar lo bueno de ambas. Yo ya no soy de aquí ni de allí, quiero que mis hijos también tengan esa posibilidad.
¿Es tan difícil venir de forma regular?
Es casi imposible, aunque desde aquí tengas las condiciones necesarias. Por reagrupación familiar puedes intentarlo, pero allí no se pueden hacer los trámites, las citas tardan muchísimo. Dicen que hay mucha demanda, pero no es cierto. Si quieres invitar a alguien a venir de visita, vas a la Policía para que te hagan la carta con la que pedir el visado y te la dan, pero allí lo bloquean. Los políticos venden que hay que venir de forma legal, pero están prácticamente cerradas esas vías, por eso muchos se suben a una patera o cruzan el desierto. No venimos a vender en la manta ni a delinquir, venimos a trabajar. Eso significa contribuir al desarrollo del país, algo positivo para España.
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