Este artículo se publicó hace 13 años.
La violencia machista se ceba con los menores
Los hijos se ven implicados en cuatro de las siete muertes de 2011
En la primera muerte por violencia de género de 2011 un hombre mató a su mujer y también se llevó por delante a su hijo, de 16 años, antes de suicidarse. Ocurrió en Torrecaballeros (Segovia) el pasado 13 de enero. Al día siguiente, otra mujer y el bebé que esperaba murieron en Granada a manos de otro maltratador.
En 2011 han muerto siete mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, y la mayoría de estos crímenes también han salpicado a sus hijos, bien porque han sido víctimas o porque fueron testigos del asesinato. "Con mucha frecuencia los niños están presentes en las agresiones, incluso en la fase última, la del homicidio", señaló ayer a este diario Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
Otro ejemplo de este año: el pasado 26 de enero, una niña de sólo 9 años se encontró el cuerpo de su madre muerta al regresar del colegio en Cartagena (Murcia). Su pareja la había asesinado momentos antes. En otro asesinato por violencia machista, el del pasado día 30 en Villacarrillo (Jaen), el asesino le dijo a una de sus hijas que saliese del homicidio antes de matar a su madre.
La desprotección que sufren estos menores ha sido denunciada por ONG de protección a la infancia como Save the Children. Esta organización denuncia que en España hay al menos 800.000 menores víctimas de la violencia de género. Son niños que, aunque no vivan las agresiones en directo, las sufren muchas veces en la habitación de al lado. "El sistema de protección para las mujeres está muy avanzado pero no tiene en cuenta que los niños son también víctimas", criticó Yolanda Román, portavoz de Save the Children.
¿Y cuál es la mejor manera con la que se puede proteger a estas pequeñas víctimas? Para Lorente, es fundamental "la prevención". "Alejar al menor del entorno no soluciona el problema", agregó el delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
Desde Save the Children, Román insiste en que hay que detectar estos casos. Y lo tienen que hacer dos tipos de profesionales que están en contacto con los críos: los médicos y los profesores. "Estos niños sufren luego síntomas como estrés, depresión o miedos. Por eso, los profesionales que están en contacto con ellos son los que tienen que hacer saltar la alarma", advirtió Román. Ella habla de las "realidades invisibles": "Hay que aprender a mirar a esos niños, no sólo a las mujeres".
Sin denuncia previaLa cifra de siete muertes este enero por violencia de género supera en cuatro la misma estadística de enero del año pasado. Y las siete, además, tenían un denominador común: ninguna había presentado denuncia previa contra su agresor. Algo que preocupa a los expertos, porque es un perfil que se repite: el de la relajación, tanto en la mujer agredida como en su entorno. "El perfil de la víctima actual es el de una mujer mayor de 30 años y que convive desde hace años con su agresor. De ahí que se haga más cuesta arriba el tema de denunciarles", alertó Lorente.
El delegado para la Violencia de Género puso como ejemplo el hecho de que el 44% de las llamadas que se reciben en el 016 (el teléfono de información para maltratadas) sean de mujeres que llevan más de 10 años de relación. En el 25% de las llamadas, más de 20 años de convivencia. Además, la mayoría de las mujeres que llaman al 016 están casadas.
Además, a la mujer que vive en un municipio pequeño siempre le cuesta más denunciar por la presión social. "Muchas sienten vergüenza si reconocen que han sido agredidas. No pasa nada si dicen, por ejemplo, que han sufrido un robo. Pero no quieren ser señaladas como víctimas de la violencia de género", concluyó Lorente.
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