Este artículo se publicó hace 13 años.
Vigilancia desde la huerta hasta el fogón
España es el país de la UE que realiza más controles a los productos agrícolas que exporta
Si un alemán se comiese un pepino español fertilizado, por ejemplo, con altos niveles de nitrato y enfermase, España podría publicar, en apenas unas horas, la biografía de ese pepino concreto: de qué semilla procede, en qué campo se plantó, qué camión lo transportó, las fechas de su almacenamiento y hasta el nombre del trabajador que lo retractiló enfundó en el lineal de manipulación.
Desde el 1 de enero de 2005 el sistema español de trazabilidad permite conocer, de forma minuciosa, todos los detalles del proceso, tras la aplicación del reglamento 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 28 de enero de 2002.
La UE rediseñó la seguridad alimentaria tras las 'vacas locas'
La sombra de dudas que arrojó Alemania, sin pruebas, el 26 de mayo, sobre las garantías de los pepinos españoles irritó a los agricultores. La ministra de Sanidad del Gobierno autónomo de Hamburgo, la senadora Cornelia Prüfer-Storcks, acusó a los pepinos almerienses de ser los causantes de las primeras muertes e infecciones por E. coli.
Pese a la falta de concreción inicial de la acusación, la trazabilidad permitió centrar la investigación en 13 plantaciones. Al día siguiente, Prüfer-Storcks acotó y señaló a dos empresas productoras de Almería. Días después, la cautela inicial se transformó en indignación al descubrir que los tres pepinos españoles que Alemania estaba analizando no habían sido responsables del brote.
"En seguridad alimentaria es fundamental seguir tres pasos: evaluar el riesgo, gestionar las medidas y comunicarlo a los ciudadanos", explica Juan Julián García, portavoz de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). El Gobierno español reprochó a Berlín que se hubiese saltado el protocolo y hubiese emitido la denuncia contra España, directamente, en una rueda de prensa.
La trazabilidad permite supervisar toda la cadena de producción
El temor tras las vacas locasHace nueve años, Europa revolucionó el control de los alimentos, multiplicando las garantías de la trazabilidad. "El desencadenante fue la crisis provocada por las vacas locas", recuerda Roque García, agricultor, secretario de Organización de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Almería y vicepresidente de la Interprofesional de frutas y hortalizas de Andalucía.
Los objetivos de la trazabilidad son tres: garantizar que se pueda proceder a la retirada o recuperación específica y precisa de un producto, facilitar a los consumidores información apropiada y evitar perturbaciones innecesarias del comercio.
Roque explica que, además de los controles que obliga a tomar la UE, España y Holanda dan más garantías porque sus empresas añaden, a la documentación requerida, los controles exigidos en el mercado internacional. Son los dos exportadores agrícolas por excelencia del continente y esto les obliga a multiplicar los controles. "Los agricultores alemanes, por ejemplo, colocan toda su producción en su mercado interno, porque hay mucha demanda y poca oferta. Y no les exigen tantos controles", asegura Roque.
"Llevamos años reclamando a la UE más trazabilidad en las frutas y hortalizas de los productores extranjeros, además de que no se junten nuestros productos con los de terceros países que no dan las mismas garantías", reivindica Miguel López, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). López recuerda que España es "el mayor exportador de frutas y hortalizas del mundo y aporta 8.000 millones sólo en exportaciones a la economía".
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