Este artículo se publicó hace 15 años.
El universo esencial de la fotógrafa Annie Leibovitz en Madrid
Desde la desnudez de la enfermedad de Susan Sontag hasta la labor cotidiana de su madre, pasando por el desnudo de Demmi Moore embarazada, el gabinete Bush, la belleza de Brad Pitt o la realidad de Sarajevo, son imágenes que conforman el universo de Annie Leibovitz que se puede contemplar en la sala Alcala 31.
La exposición, organizada por la Comunidad de Madrid, llega a España tras su exhibición en Nueva York, París, Londres o Berlín y en ella se exhiben alrededor de 200 imágenes seleccionadas entre las que forman parte de la obra "Vida de una fotógrafa. 1990-2005", el primer libro publicado en castellano de Annie Leibovitz (Connecticut, 1949), editado por Lunweg.
Este libro, con 480 páginas y textos de la fotógrafa, hace las veces de catálogo de la exposición que ha sido concebida como un álbum de familia, una exposición integral y un diario personal de esta autora, con un trabajo fundamental para las revistas Rolling Stone, Vanity Fair o Vogue y autora de influyentes campañas publicitarias.
Con la emblemática fotografía de Demmi Moore embarazada se inicia el recorrido por una galería de personajes como Brad Pitt, Johnny Deep con Kate Moos, Quentin Tarantino, Arnold Schwarzenegger, Cindy Crawford, Milkhail Baryshnikov y Rob Besserer, Mark Morris, Holly Hunter, Keith Richards, Mick Jagger, Michael Jordan o el gabinete de George W.Bush.
Estas imágenes se alternan con las más íntimas y personales, con las que rinde homenaje a sus familiares y amigos. Las conmovedoras fotografías de la muerte de su padre aparecen junto a las de los nacimientos de sus tres hijas.
Acompañada por Esperanza Aguirre y como una gran estrella, rodeada de medios de comunicación, Leibovitz puso orden para que fotógrafos y cámaras de televisión pudieran realizar su trabajo.
Muchos años de trabajo no han evitado que se apasione cuando habla de sus fotografías. Considerada como la fotógrafa viva más importante del momento y la mejor pagada, Annie Leibovitz ha ido explicando, entre una nube de periodistas, las imágenes exhibidas.
Sus palabras y la exposición dan testimonio de la importancia que ha tenido para ella su relación con la escritora y ensayista Susan Sontag y por ello sus primeras palabras han sido para recordar anteriores viajes a España junto a ella.
"Siempre que he venido he experimentado algo mágico. Para mi significa mucho estar otra vez aquí. Susan adoraba España y cuando venía no quería volver a casa" ha señalado, y ha recordado sus trabajos con Pedro Almodóvar o con Penélope Cruz.
La fotógrafa ha declarado que este proyecto surgió cuando, tras la muerte de Susan Sontag, se puso a buscar fotografías suyas para hacer un libro de recuerdo. "Pensaba que no tenía fotos de ella y al descubrir todas estas imágenes me di cuanta de que ahí había una historia".
Entonces se puso a trabajar a fondo en el libro. Una vez publicado, "decidimos mostrarlo en una exposición, en la que hemos reunido imágenes personales con trabajos por encargo sin ningún tipo de propósito. Son fotos que te apetece acercarte a ellas".
Ante la imagen de Demmi Moore ha mencionado lo "bello y especial" que es estar embarazada y en su parada frente a la de Milkhail Baryshnikov ha dicho que es "un artista extraordinario y un filántropo. Es una foto conmovedora en la que se recrea el movimiento. Hacer fotos es como bailar".
La fotografía "te da licencia para explorar. No hay que hacer el trabajo porque te lo piden, sino porque te gusta". El contenido es más importante que la técnica, "me interesa hacer las cosas lo más sencillas posibles".
A pesar de ser una estrella de la fotografía, ha reconocido que "hay momentos en que sientes que puedes hacer cualquier cosa y otros que quieres matarte. Esas tensiones son la vida".
Una de las fotografías más importantes "y una de mis preferidas" es la que hizo a su madre para el libro "Woman" en 1997. "Es una imagen que pone muy alto el listón. Me gustaría hacer fotografías como esta todos los días, pero es muy difícil, es como capturar el alma".
"Crecí rodeada de fotos familiares y mi madre salía en todas sonriendo. Empecé a desconfiar de la sonrisa, me parecía una falsa apariencia. Hice una foto directa, clara, en la que mi madre aparentaba sus setenta años. Yo sabía que ella iba a verse vieja, pero a veces debemos enfrentarnos a nosotros mismos, a lo que somos".
En su trabajo le gusta hablar con la gente a la que va a fotografiar. "Soy suficientemente mayor como para trabajar como me gusta", ha señalado y considerado que la experiencia hace su trabajo más interesante. "Todavía me pongo nerviosa. Nunca voy a parar, nunca".
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