Este artículo se publicó hace 13 años.
Los tres diputados extremeños de IU consuman su desafío y se abstienen
La dirección federal prepara un "duro" comunicado contra la federación regional y ultima las sanciones
"Se ha consumado ya media traición. Ahora sólo queda la otra mitad".
El diagnóstico, cáustico, lo avanzaba ayer martes un señalado dirigente federal de Izquierda Unida. Ya había concluido la segunda jornada del pleno de investidura del conservador José Antonio Monago como presidente de la Junta de Extremadura y ya se conocían los hechos: los tres diputados autonómicos de IU cumplieron su amenaza y se abstuvieron en la votación del candidato. Monago no salió elegido jefe del Ejecutivo porque no recabó la mayoría absoluta de la Asamblea (sólo sumó los 32 apoyos de su grupo). Pero será cuestión de horas. Mañana jueves, a las 48 horas de la primera votación, habrá pleno y al líder del PP extremeño le bastará entonces la mayoría simple, que tendrá si IU se abstiene de nuevo. Y pasará, porque nadie cuenta ya con el factor sorpresa.
Mañana, pues, se completará la "traición", la "rebelión" de la federación extremeña, según la lectura que hace la dirección de Cayo Lara. Y será entonces cuando pondrá a rodar el castigo. Por lo pronto, la ejecutiva emitirá un comunicado "durísimo" en el que refrendará que la decisión de los tres diputados autonómicos –Pedro Escobar (coordinador regional), Víctor Casco y Alejandro Nogales– se halla "fuera de la política de IU".
En segundo término, se estudiará si aplicar el artículo 9 de los estatutos de 2008 y llevar el conflicto con Extremadura a la Comisión Federal de Garantías para que certifique que la política de alianzas reside en los estamentos federales y no en una federación, y respalde asimismo la aprobación de eventuales sanciones más contundentes. También se baraja abrir expediente informativo a los parlamentarios.
Este domingo se discutirán las dos medidas en la Presidencia Ejecutiva Federal, órgano intermedio de dirección, de 57 miembros. En todo caso, la intención del aparato es zanjar el culebrón extremeño este mes para no contaminar todo el discurso de IU.
Monago dice que no hay 'pinza' y señala que él sí formó una con los socialistas
No al papel de "árbitro"En Mérida, durante las cinco horas de debate, la temperatura del pleno la daban los gestos, las palabras de fricción y de mimo que habrían de cruzarse Monago, Escobar y el presidente saliente de la Junta, Guillermo Fernández Vara.
Más tierra de por medio y más aspereza y acritud en las formas se impusieron PP y PSOE, mientras IU predicó con su voluntad de no ejercer de "árbitro en la pelea de gallos" de los dos grandes partidos que, en la pasada legislatura, interpretaron un "plácido baile de salón" al pactar temas capitales.
Vara sostiene que el programa del PP es como el de Ana Rosa Quintana
Escobar atizó a PP y PSOE desde la equidistancia, presentando su voto como la fórmula neutra. "Señor Monago, no le damos nada, nuestra abstención no es un cheque en blanco advirtió. Haremos una oposición exigente, firme y responsable". Luego se dirigió al socialista: "Señor Vara, no le quitamos nada. Nuestra abstención no es contra usted ni contra el PSOE".
El líder de IU, en su primera intervención, se limitó a "resumir su acción política" para los próximos cuatro años, recordando las prioridades de la federación y enfatizando aquellos aspectos de sus "12 mandamientos" programáticos que Monago, el lunes, no había recogido: la banca pública, el rechazo a la Refinería Balboa, el cierre de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) o la revisión de los impuestos a los grandes terratenientes. Aristas que el candidato del PP evitó concretar otra vez ayer.
La vaguedad de las propuestas de Monago fue el combustible del que echó mano Escobar en la réplica. "El papel lo aguanta todo. A usted le conozco hace mucho tiempo, y sé que es un hombre de palabra, pero detrás de usted hay una organización", amonestó. Deslizaba su recelo hacia la promesa del "paraíso generalizado" del candidato del PP, que ya desde el día anterior ofrecía medidas poco impopulares y algunas cercanas al corazón de la izquierda. "Puede poner todos los compromisos que quiera, pero para ganar credibilidad tiene que concretar algunas cosas: de dónde van a salir los recursos".
IU afirma que todavía no se fía del PP y pide concreción en las propuestas
Por qué romper la ortodoxiaMonago, pese a la presión de IU y, antes y más fuerte, de Vara, siguió sin dar cifras hasta no poner "en orden" todas las cuentas de la Junta. Los ingresos, avanzó, vendrán del "dinamismo" de sus reformas y de los emprendedores, de las políticas de austeridad y de la exigencia de inversiones y un nuevo sistema de financiación al Gobierno central. Pidió no sucumbir a la "tentación" de subir impuestos, porque con ello "se abraza" el fraude fiscal. Lo cierto es que el próximo presidente se comprometió, contra la doctrina de su partido, a "modular" el Impuesto de Sucesiones dijo que su supresión, como plantea el PP, no sería aprobada por la Cámara y el rescate del de Patrimonio que, subrayó, no quitó José María Aznar, sino José Luis Rodríguez Zapatero.
Vara sí vertió más toneladas de crítica sobre Monago. Primero, su enmienda a la totalidad: el discurso del candidato estaba "sobrado de retórica y falto de alma", por una mezcla de indefinición de las propuestas, "cierto desconocimiento" en quien detenta las competencias Bruselas, Madrid o la Junta y "ausencias" en el mensaje (en políticas de igualdad, cooperación, violencia de género, medio ambiente, energía...). "No puedo debatir sobre medidas que no tienen contenido", pero que, pese a la hojarasca supuestamente de izquierdas, son "profundamente liberales", denunció.
El presidente saliente atacó entonces una de las murallas que Monago había defendido con denuedo: la ficción de que su Gobierno no tendría "ideología", porque Extremadura "no es de izquierdas ni de derechas" y porque la mayoría de las políticas no tienen "color político", así que basta con aplicar "sentido común". "Tiene color político todo, porque en todo se toman decisiones", le reprochó Vara.
Se esperaba también su pliego de descargo contra IU. Y lo hubo. El presidente en funciones empezó más prudente: definió a la federación como un "interlocutor preferente" del PP que no parece que vaya a dejar "tirado" a Monago a la primera de cambio. El candidato a la Junta toqueteó la palabra clave: "¿Por qué se habla con tanta ligereza de la pinza, si, en todo caso, la pinza la hacíamos usted y yo en interés general del pueblo extremeño?". El líder conservador asumía así una crítica clásica de IU: no hay más pinza que la forjada por PSOE y PP.
Vara sintió la pregunta como un pie para ahondar en su reprimenda a Escobar con Monago como persona interpuesta: "No podemos reinventar la historia. Con esa pinza tendrán la posibilidad de gobernar, y yo entonces de irme a la oposición". "Gobiernos estables, y usted lo tiene con la pinza, y oposiciones fuertes", resolvió. Monago estiró más el tira y afloja: quien quería no una pinza, sino "soldarse" con IU, era el PSOE, que ofreció a Escobar, ya desde la noche electoral del 22-M, integrarse en el Gobierno. El aspirante a la Junta martilleó que será presidente no con el "apoyo" de IU, sino porque los extremeños le dieron 32 escaños (frente a los 30 del PSOE).
Los guiños al 15-MCapítulo de avisos: Vara avisó a su sucesor de que tenía sus "líneas rojas": la preservación del pacto social firmado en la anterior legislatura con patronal, sindicatos y el PP; el gasto y la fiscalidad repudió, como IU, las rebajas fiscales y la supresión del céntimo sanitario, el mantenimiento de las políticas sociales, el veto a los recortes en sanidad, educación y dependencia y la garantía del estatus de independencia de la radio y la TV públicas extremeñas. No obstante, se predispuso a los "acuerdos", sobre todo aquellos que sirvan para "defender los intereses de los más débiles".
Como guiño al 15-M, prometió presentar una proposición de Ley de Transparencia y la idea de crear un Parlamento ciudadano, una Cámara de 65 personas (igual al número de diputados) "elegidas al azar" para ser consultadas.
Al 15-M se refirió explícitamente Escobar, quien exigió a Monago que se siente a hablar con los indignados. El candidato pareció no poner pegas, aunque asomó la crítica al movimiento: "Yo encantado de escuchar, pero hasta ahora las cacerolas no me han dejado oír su mensaje".
Vara, como alegato de despedida, reivindicó los 28 años de gobiernos socialistas y a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y pidió a los suyos una actitud "humilde, sencilla y digna", frente a los fuegos de artificio que atribuyó a Monago: "Tenía la sensación ayer [por el lunes] de que estábamos en el programa de Ana Rosa Quintana". También le sugirió al PP que le descargase de títulos: "Yo el viernes dejo de ser presidente y paso a ser Guillermo".
El guante blanco se mantuvo casi hasta el final. Hasta que intervino el portavoz del PP, Luis Alfonso Hernández Carrón, quien cubrió su discurso de críticas y más críticas a Vara por sus "incumplimientos". El presidente saliente, dolido, prometió que a pesar de los "insultos y descalificaciones" del dirigente conservador, si Monago le necesitaba, le iba a tener. "Pero tomo nota de su estilo", advirtió. El candidato, en su papel de poli bueno, intentó excusar a Carrón: no es más que "puro fair play".
EB deja a sus bases el futuro de ÁlavaLas bases de Ezker Batua (la marca de IU en Euskadi) decidirán hoy si dejan que el PP se haga con la Diputación de Alava o apoyan un Gobierno del PNV. La Permanente de la coalición de Álava decidió ayer, tras una reunión de dos horas, dejar en manos de la militancia esta decisión, ante la falta de un acuerdo en las negociaciones mantenidas con el partido nacionalista. Según un comunicado hecho público a última hora de la tarde, las bases de EB deberán decidir, en concreto, si mañana votan al candidato del PNV, Xabier Agirre, o a la propia aspirante de EB, Nerea Gálvez. Si la militancia se inclinara por esta segunda opción, el PP se haría automáticamente con la Diputación alavesa, ya que con el apoyo del PSE sumaría 25 escaños, mientras que el PNV se quedaría en 24 con el respaldo de Bildu. EB asegura que el PNV podría haber asegurado su apoyo con un pacto fiscal, económico y de reforma de la Ley Electoral.
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