Este artículo se publicó hace 15 años.
Tokio se detiene para celebrar con mesura su mundial de béisbol
Los tokiotas hicieron hoy un excepcional alto en su intensa jornada laboral para ver ganar a su selección nacional en el Clásico Mundial de Béisbol frente a Corea del Sur, por 5-3, haciendo gala de mesura en las celebraciones.
Las calles de Tokio se llenaron de oficinistas, con sus trajes oscuros y maletines, que frenaron su camino para ver lo que sucedía en la televisión, especialmente cuando la selección surcoreana empató a tres el partido que decidiría el campeón del mundo para los próximos cuatro años.
Keisuke Inoue, gerente de un restaurante del centro de Tokio, dijo a Efe que el local se había llenado por la retransmisión de la final hacia mitad de la jornada y que la mayor parte de los clientes salieron de sus oficinas para ver los últimos minutos del partido.
Desde las 10.30 hasta las 15.00 de la tarde, hora local, el rígido sistema laboral nipón se rindió a uno de los deportes que más afición levanta en el país y que encerraba una rivalidad especial con el vecino asiático surcoreano, contra quien sumaba dos victorias en cuatro partidos hasta hoy.
Al final, los comedidos aficionados tokiotas celebraron sin muchos aspavientos la victoria de su equipo en Los Ángeles (EEUU) en bares, restaurantes e incluso desde la calle, atentos a las grandes pantallas instaladas en la capital nipona.
Finalmente, el jugador Ichiro Suzuki levantó de sus asientos a los aficionados japoneses al romper el empate en la prórroga y conseguir dos "out" que le valieron el título de campeón mundial a Japón.
Para el primer ministro japonés, Taro Aso, la victoria de su selección en Los Ángeles "reafirmar el poder fundamental de nuestro país a través de este torneo" y se confesó "muy orgulloso" de todos los miembros del equipo.
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