Este artículo se publicó hace 16 años.
El Tíbet vive sus peores disturbios en dos décadas
La capital tibetana, Lhasa, vive hoy los peores disturbios de las dos últimas décadas, después de varios días de protestas de los monjes budistas que han dejado hasta el momento varios heridos, así como tiendas y coches incendiados.
La violencia que estalló hoy es el culmen de las protestas protagonizadas por cientos de monjes budistas, que comenzaron el pasado 10 de marzo para recordar el aniversario de la rebelión tibetana contra Pekín en 1959, que fue aplastada por el Ejército chino y acabó con la huida al exilio del Dalai Lama.
Los enfrentamientos entre las tropas chinas y los manifestantes (monjes y civiles) se han reproducido a lo largo de la tarde de hoy mientras los residentes de Lhasa están preparando nuevas protestas, según la organización "Campaña Internacional por el Tíbet".
Tras recibir informaciones de tiroteos, la Embajada de EEUU en Pekín ha instado a sus ciudadanos a abandonar inmediatamente Lhasa mientras que a los residentes pequineses les ha dicho que extremen las precauciones este fin de semana.
En medio del silencio del Gobierno chino, la agencia Xinhua se ha erigido en portavoz oficial de lo que sucede en Lhasa, aunque sus informaciones no ofrecen detalles de los disturbios.
Según testigos citados por Xinhua, varias personas están hospitalizadas después de que diversas tiendas y vehículos fueran incendiados a lo largo de las dos calles principales de la ciudad y alrededor del templo de Jokhang, el monasterio de Ramogia y el mercado de Chomsikgang.
La emisora estadounidense Radio Free Asia informó de que dos monjes del monasterio de Drepung, donde comenzaron las protestas junto al de Sera, están en estado crítico tras intentar cortarse las venas, mientras un centenar en el de Gande han iniciado una huelga de hambre en protesta por la represión china.
Por su parte, un residente en Lhasa citado en un popular "blog" chino en internet explicó que a lo largo de la tarde los vehículos de la policía y los bomberos se han agolpado en el templo de Jokhang, en medio del sonido de los tiroteos.
Las tropas del Ejército de Liberación Popular chino ocuparon el Tíbet en 1951 para acabar con el sistema "feudal y esclavista" que, según Pekín, imperaba en la región.
La última "insurrección" en el Tíbet contra el Gobierno chino tuvo lugar en 1989 y comenzó también un 10 de marzo en honor de la fallida revuelta de 1959, la cual dejó más de 10.000 muertos y obligó a emigrar a unos 100.000 tibetanos junto al Dalai Lama.
La rebelión de 1989, que dejó varias decenas de muertos, llevó al Gobierno chino a declarar la ley marcial durante trece meses.
Por aquel entonces, el actual presidente del país, Hu Jintao, era secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en Tíbet, la máxima autoridad en la región.
Aún no se conoce una reacción oficial del Gobierno chino, inmerso en los preparativos de los Juegos Olímpicos en Pekín, que tendrán lugar el próximo mes de agosto.
No obstante, el Ministerio de Asuntos Exteriores dijo hoy a Efe que no disponen de más información que la ofrecida ayer por uno de sus portavoces, quien aseguró que la situación estaba controlada y que las protestas eran una "argucia estúpida" del Dalai Lama.
Por su parte, la Policía de Lhasa afirmó a Efe que no cuentan con datos sobre lo ocurrido, lo mismo que el ayuntamiento y el Ministerio de Seguridad Pública.
La habitual censura del Gobierno chino sobre los medios de comunicación extranjeros se ha reforzado y afecta especialmente a cadenas de televisión como la CNN, la BBC o TV5, que no pueden ofrecer imágenes.
Entre tanto, el Gobierno tibetano en el exilio en la India ha reclamado la mediación de la "comunidad internacional" tras los disturbios y ha instado a las autoridades chinas a tomar una postura "moderada", después del lanzamiento de gases lacrimógenos por parte de la Policía china.
Las protestas de Lhasa no son las únicas y en el norte de la India más de cien tibetanos fueron detenidos ayer cuando participaban en una marcha para protestar contra la ocupación china del Tíbet y contra la celebración en Pekín de los Juegos Olímpicos de 2008.
El Dalai Lama denunció el pasado 10 de marzo que "la lengua, las costumbres y las tradiciones del Tíbet están desapareciendo gradualmente" y agregó que los tibetanos "han tenido que vivir en estado de constante miedo, intimidación y sospecha bajo la represión china".
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