Este artículo se publicó hace 15 años.
El fin del tabú sobre la mutilación no acaba con el rechazo a mujeres sanas
Una década después, la labor de Cruz Roja en Malí ha permitido eliminar el tabú sobre la mutilación genital femenina, pero muchos hombres malienses rechazan todavía casarse con una mujer sana y completa.
En una entrevista telefónica con EFE, la delegada de Cruz Roja Española en el país subsahariano, Macarena Eseverri, explica que el porcentaje de mujeres y niñas afectadas por esta práctica llega al 90 por ciento, aunque esta situación está cambiando poco a poco.
El principal resultado del trabajo de la organización humanitaria -que comenzó en 2000 junto a su homóloga maliense- reside en que "ahora se habla de forma natural del tema, hace cinco años era completamente tabú y era difícil encontrar a gente para trabajar" en el programa de eliminación de la mutilación genital femenina.
En coincidencia con el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, Eseverri apunta a que la fuerza de la costumbre y de la tradición siguen siendo "muy fuertes" y la mayoría de las mujeres ni siquiera son conscientes de los efectos físicos y psíquicos de someter a sus hijas a esta práctica.
En África, unos tres millones de niñas y mujeres corren riesgo de ser mutiladas cada año. En todo el mundo 135 millones ya la han sufrido.
La mutilación genital, que puede causar la muerte, a menudo produce infecciones crónicas; el acto sexual resulta doloroso y la cesárea se practica a menudo porque no hay suficiente espacio para la salida del niño.
Además existen efectos psicológicos, explica la delegada de Cruz Roja Española en uno de los países más pobres del mundo, "mucha tristeza, apatía y sentimientos de angustia".
Una de las señales del cambio se observa en la desaparición de fiestas y rituales públicos con ocasión de esta práctica, que suele coincidir con el 12 aniversario de la niña, edad en la que se pasa de la juventud a la madurez en Mali.
Actualmente se hace de un modo mucho más clandestino, secreto y de manera individual. Son las abuelas las que, en contra de la voluntad de la madre, se llevan a la niña para extirparle parcial o totalmente su genitales, añade la delegada.
La práctica la realizan mujeres mayores de las comunidades, que han heredado ese papel de sus antecesoras. No tienen preparación y lo hacen sin precauciones higiénicas, ni siquiera esterilizan el material.
Mientras tanto, los hombres "se desentienden" de la cuestión y no se implican porque consideran que esto solo les concierne a ellas.
Es más, muchos todavía rechazan a una mujer sana y completa para tomarla como esposa.
"Su argumento es que no han conocido antes un cuerpo de mujer sin mutilar, lo llevan interiorizado".
Esto también está cambiando porque numerosos hombres malienses emigran y conocen a otras mujeres, comprendiendo qué significa un cuerpo completo.
Para su labor de información y sensibilización en las comunidades, Cruz Roja emplea maniquíes con sus genitales, cuyas partes van desmontando para explicar cómo es el cuerpo femenino entero.
Por Marina Segura Ramos.
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