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El Supremo confirma la condena a Carmen Badia por el asesinato de Anna Permanyer

EFE

El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la condena de 24 años de cárcel impuesta a Carmen Badia por la extorsión y el asesinato de la psicóloga Anna Permanyer, ocurrido en septiembre de 2004 en Barcelona.

En la sentencia, el Supremo desestima el recurso de casación que presentó la defensa de Carmen Badia, considerada el "cerebro" del crimen, contra la pena de 24 años de prisión que le impuso la Audiencia de Barcelona, en base al veredicto de un jurado popular, y que después confirmó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

La defensa alegaba en su recurso de casación que no había pruebas suficientes que incriminaran a Carmen Badia, pero el Supremo concluye que ese argumento "sólo puede producir perplejidad y merece, también por falta de rigor, el más absoluto rechazo".

Otro de los argumentos que cuestionaba la defensa de Badia es que concurriera ensañamiento en la muerte de Permanyer, aunque, según el Tribunal Supremo, las heridas que presentaba el cadáver y los indicios de que la psicóloga murió finalmente asfixiada desmontan ese argumento.

Para el alto tribunal, las "terribles vicisitudes" que padeció Anna Permanyer "formaron un continuum" que acabó derivando en una "muerte lenta y especialmente innecesaria", por lo que la agravante de ensañamiento está plenamente justificada, teniendo en cuenta el innecesario sufrimiento a que fue sometida.

Un jurado popular declaró en 2008 culpables a Carmen Badia, junto al también procesado Joan Sesplugues, del asesinato de Anna Permanyer, a la que habrían matado tras obligarla a firmar un contrato de arras por el que vendía un piso de su propiedad en la Torre Atalaya de Barcelona.

Por el crimen de Anna Permanyer fue juzgada también una amiga de los procesados, Anabel T., aunque el jurado popular la absolvió por falta de pruebas.

El tribunal popular concluyó que el móvil del crimen era el afán de enriquecimiento de Carmen Badia, dadas la ventajosas consecuencias económicas de la firma del contrato de arras por parte de Anna Permanyer.

Entre los indicios que incriminan a Badia, figuran los envoltorios y ataduras que llevaba el cadáver de la psicóloga, que fue cubierto con bolsas de plástico similares a las encontradas en casa de la acusada y atado con un cable eléctrico de color rojo que fue reconocido por un amigo suyo.

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