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Spero reivindica a sus "rabiosos y doloridos" 82 años el arte como protesta

EFE

"Mi arte es una protesta y es dolor y lo ha sido siempre", ha revelado hoy la artista norteamericana Nancy Spero, que a sus "rabiosos" y magullados 82 años ha viajado a Madrid para ver la primera, y "absolutamente fabulosa", retrospectiva que hace un museo europeo de su crítica y contestaria obra.

Convocados primero en el museo Reina Sofía, donde se exhibe "Disidanzas" desde el 15 de octubre, más tarde en una suite del hotel donde se aloja y, finalmente, en una de sus salas, la veintena de periodistas y fotógrafos que la esperaron durante una hora larga oyeron un claxon con el que anunciaba jocosa su llegada por el pasillo.

Era la bocina del andador con el que se defiende de la artrosis reumatoide que desde hace 30 años machaca sin piedad su escuetísimo cuerpo, vestido con pantalón, jersey, cazadora de cuero, gafas oscuras y una gorra negra que acabó quitándose para enseñar su "precioso" pelo blanco.

"El espacio que Manolo -Manuel Borja Villel, director del Reina Sofía y comisario de la exposición- me ha dado es fantástico, es el mejor del museo. Me dan pánico las exposiciones pero ésta está orquestada de tal forma que sólo puedo decir que es fabulosa y que la obra encaja y flota en esos frisos tan poco convencionales".

Se trata de 178 obras "abyectas e incómodas" en las que Spero, que tiene una producción reducida, incorpora desde lenguas fálicas a bombas "caca" o con cabeza de medusa, unas imágenes nacidas de su furia ante conflictos bélicos como el de Vietnam o la marginación de la mujer.

Según Spero, Borja-Villel, presente en el encuentro, ha dispuesto sus pinturas "usando su imaginación, jugando con el espacio, para elaborar con un enfoque brillante un área de exposición distinta".

Esta pionera del arte feminista, "si es que eso significa algo ahora -ríe-", no deja siquiera que las limitaciones que le impone su enfermedad moderen su decidida lucha contra la "locura" y la "brutalidad" de las guerras, a las que se acerca desde su surrealista visión porque es "incapaz" de hacerlo desde el realismo.

"Mi arte es protesta -reivindica una y otra vez-. Veo las cosas de una cierta forma, y como artista soy una privilegiada en ese terreno para protestar o decir públicamente lo que pienso de las cosas. Deseo que mi arte sea un 'continuum' y que se mueva en el tiempo como una melodía".

La norteamericana (Ohio, Cleveland, 1926), que ha viajado a Madrid acompañada de su hijo menor, Philip, "adora" el arte y lo que se consigue con el, pero lamenta que "muchas mujeres" que le dicen que les gusta su trabajo "no sienten que tengan que adquirir ningún compromiso" con lo que ella denuncia.

"Es importante que cada uno sepa si tiene sentido luchar contra las imposiciones, contra el poder, Creo que no podemos dormirnos en los laureles porque no todo ha cambiado tanto", advierte.

¿Será capaz Obama de encarnar el cambio, la esperanza que tantos han puesto en él?. "Recemos porque así sea, pero hay que recordar que Estados Unidos cometió la vergüenza y estupidez de votar por segunda vez a Bush y eso ha llevado al país a la posición frágil que tiene", puntualiza.

Ella quiere "seguir mirando" desde la ira que ha caracterizado siempre su obra, encontrar un equilibrio y abrirse al mundo porque no lograrlo es lo que ahora excita su desesperación.

Spero, que "se habría muerto de alegría" si alguien le hubiera preguntado cuando empezaba "qué estaba haciendo", no ha querido decir en qué está trabajando aunque avanza que se trata de "algo bastante distinto, conceptual".

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