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Seis siglos antes del Estatut

La Generalitat cumple hoy 650 años como institución mientras arrecia el debate sobre el autogobierno de Catalunya

ALBERT MARTÍN VIDAL

Ocurrió 81 años antes de la invención de la imprenta, 133 años antes de que Colón desembarcara en América y 647 años antes de que el PP recurriera el Estatut catalán aprobado en las Cortes y votado en referéndum.

Hoy se celebra el 650 aniversario de la fundación de la Generalitat. Esta conmemoración llega en pleno debate sobre el autogobierno catalán: el calendario ha querido que el pasado fin de semana 167 municipios catalanes celebraran consultas de autodeterminación y que esta misma semana se haya anunciado la creación de una nueva plataforma soberanista, la tercera fuerza abiertamente independentista que llega a Catalunya. Además, el ambiente político en los pasillos de la plaza de Sant Jaume está presidido por los rumores y temores acerca de un posible recorte del Estatut en el Tribunal Constitucional.

El origen de lo que nació el 19 de diciembre de 1359 bajo el nombre de la Diputació del General vino muy marcado por los conflictos con el reino de Castilla. 'Catalunya estaba inmersa en una guerra contra los castellanos y las Cortes Catalanas reunidas en Cervera crearon una institución para recaudar impuestos destinados a la contienda', explica Maria Teresa Ferrer, presidenta de la sección histórica del Institut dEstudis Catalans.

Además de recaudar, la institución, que representaba a nobleza, Iglesia y municipios, evolucionó hasta convertirse en el órgano que garantizaba el cumplimiento de las leyes de unas Cortes que regularmente convocaban los reyes de Catalunya y Aragón. Su celo alcanzaba al rey, a quien se obligaba a pagar impuestos incluso de los regalos que recibía.

La subsistencia de la entidad tuvo también que ver con el hecho de que en 1364 y 1365 emitiese deuda pública y las Cortes tuvieran que comprometerse a que no desapareciese mientras la deuda existiera. 'Fue una iniciativa muy original en el contexto europeo de la época', dice Ferrer.

La Generalitat ganaba importancia a medida que pasaban las décadas, hasta el punto de ejercer como gobierno de Catalunya entre 1462 y 1472, durante la revuelta popular contra el rey Juan II, el Malnacido.

Tras el matrimonio de los Reyes Católicos, la Generalitat se convirtió en una fuente constante de tensiones y chocó repetidamente con la vocación absolutista del conde-duque de Olivares, hombre fuerte de Felipe IV. Las malas relaciones llegaron a un momento culminante con la guerra de los Segadors, en 1640. El presidente de la Generalitat, Pau Claris, decidió romper la relación de vasallaje con el rey de Castilla. Ya en 1714, la apuesta catalana por la casa de Austria durante la guerra de Sucesión propició que el primer Borbón que reinó, Felipe V, suprimiera la Generalitat y todas las libertades catalanas.

Aquella decisión e intento de asimilación no fue revertida hasta más de 200 años más tarde con la llegada de la Segunda República. Fue en 1931, cuando se recuperó la institución con vocación de ejercer el poder ejecutivo que emanaría del Estatut de 1932. La Generalitat fue una concesión de Niceto Alcalá Zamora a cambio de que Francesc Macià renunciara a convertirse en jefe del Estado catalán que proclamó. 'Se eligió el nombre en recuerdo de la institución que había defendido los derechos y constituciones de Catalunya, la gente la recordaba con afecto', afirma Maria Teresa Ferrer.

A causa de este vínculo, la suerte de la Generalitat estaba echada cuando Franco ganó la guerra. En 1939 fue, de nuevo, abolida. Y un año después su presidente, Lluís Companys, tuvo el dudoso honor de convertirse en el único presidente democrático europeo muerto a manos del fascismo.

A la muerte del dictador, y en la única concesión de la Transición a las instituciones republicanas, Adolfo Suárez la restableció en 1977. Se reconoció como presidente a Josep Tarradellas, elegido por los diputados catalanes en el exilio en 1954. Pilotó la reconstrucción, la redacción del Estatut de 1979 y convocó elecciones. Las seis victorias electorales de CiU y Jordi Pujol dieron paso en 2003 al tripartito. El 128º presidente de la Generalitat, José Montilla, conmemora hoy solemnemente la efeméride.

'En España existe un cierto desinterés por nuestra historia', lamenta la medievalista Maria Teresa Ferrer. El mundo político catalán recordará hoy esos seis siglos y medio. Y mañana, de nuevo a pensar en el TC.

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