Este artículo se publicó hace 13 años.
REPORTE ESPECIAL-Rusia, afectada por exceso heroína y negación
Por Amie Ferris-Rotman
En su departamento de un soloambiente, ante la mirada de gatos de porcelana sobre un estante ycon olor a moho en el aire, Zoya se baja el hombro izquierdo desu blusa negra y se alista para su próxima dosis.
Un amigo y ex adicto usa un encendedor para calentar unapiedrita de heroína afgana en una pequeña jarra de vidrio, lamezcla con agua filtrada y la inyecta en el hombro de Zaya.
Esta viuda de 44 años está en la ruina: VIH positivo, consobrepeso y diabética. Después de 12 años de vender y abusar delas drogas, las venas en sus antebrazos y pies están cubiertas decostras, muy débiles para recibir nuevas inyecciones.
Cabellos teñidos de rojo enmarcan su rostro, maquillado parahacer juego con su manicure. Mientras la mezcla viscosa entra ensu sistema, los ojos de Zoya se ponen vidriosos y ella empieza acavilar sobre su destino y el de su país.
"Nosotros somos muchos. ¿Qué quieren hacer (los delGobierno)? ¿Matarnos? ¿Quieren reunirnos para ahogarnos? Mepreocupa la generación del mañana", afirma.
Si Zoya es parámetro de algo, a los rusos de hoy no les va demaravilla. Rusia tiene uno de los mayores problemas de heroínadel mundo, con hasta 3 millones de adictos, según organizacionesno gubernamentales locales.
Hoy, a través de Asia central, llega a Rusia el 21 por cientode las 375 toneladas de heroína producidas en campos de opio deAfganistán, según Naciones Unidas. En comparación, China, connueve veces más personas, consume sólo un 13 por ciento. ElGobierno ruso estima que sus ciudadanos compraron el año pasado17.000 millones de dólares de heroína a precio de calle,aproximadamente 7.000 millones de dosis.
La adicción mata como mínimo a 30.000 rusos al año, un terciode las muertes ligadas a la heroína en el mundo, lo queincrementa la presión sobre la ya reducida población del país.
El problema es tan grave que el presidente Dmitry Medvedevcalificó el año pasado la heroína como una amenaza para laseguridad nacional.
Esa es una razón por la que en octubre pasado, 21 añosdespués del final de la guerra soviética en Afganistán, tropasrusas unieron fuerzas con soldados estadounidenses para lanzaroperaciones conjuntas en cuatro laboratorios afganos.
La operación, que destruyó casi una tonelada de heroína, fueconsiderada un éxito y los enemigos de la Guerra Fría dijeron queles gustaría ver más redadas así en Afganistán, donde se produceel 90 por ciento de la heroína del mundo.
Pero a nivel local Rusia ha sido mucho menos activa paraabordar el problema. Críticos incluso acusan a Moscú de abandonardeliberadamente a sus ciudadanos y avivar así lo que laOrganización Mundial de la Salud (OMS) denomina una de lasepidemias de sida de más rápido crecimiento del mundo.
A diferencia de la mayoría de los países del mundo, Rusia seniega a financiar programas de reducción de daños como elintercambio de agujas o la legalización de la metadona. En losúltimos meses, Moscú decidió suspender el trabajo de donantes yONG extranjeras con adictos a la heroína. Recientemente, elGobierno incluso responsabilizó a grupos extranjeros por agravarla epidemia de VIH del país.
Tanto expertos en salud como drogadictos apuntan a lainacción oficial como el principal culpable. Es como si Moscúhubiese malinterpretado el viejo eslogan estadounidense contralas drogas de "Sólo di que no" y estuviese dándole la espalda ala crisis.
"Mi Gobierno no hace nada por mí. Ya no soy una persona enesta sociedad", dice Zoya, quien vive en Tver, una ciudad gris demedio millón de habitantes no muy lejos de la autopista Moscú-SanPetersburgo, y cuyo esposo, también un adicto, murió de SIDA hacevarios años.
Anya Sarang, de la Fundación Andrey Rylkov para la Salud y laJusticia Social, una pequeña entidad local financiada por la ONU,dice que Rusia está defraudando a su pueblo.
no hayabsolutamente nada para ellos", sostiene Sarang.
EL OSO ORGULLOSO
Funcionarios rusos tienen un extenso historial respecto anegaciones de crisis. Desde la negativa del Gobierno soviético abrindar ayuda durante la hambruna de la década de 1920 a su lentareacción al accidente nuclear de Chernobyl en 1986, lasrespuestas de los altos mandos combinaron a menudo laindiferencia con el encubrimiento.
Durante la ola de calor de agosto pasado, mientras las turbasincendiadas y el humo acre mataban a cientos de personas, losfuncionarios permanecieron en silencio por semanas sobre losefectos del humo para la salud.
Una de las razones detrás de lo apresurado de la negaciónradica en la psiquis nacional. Rusia es un país muy patriótico,con una larga historia de Gobiernos fuertes alejados de laspreocupaciones cotidianas de los ciudadanos comunes.
Después del humillante colapso de la Unión Soviética hace 20años y la calamidad y la pobreza que lo sucedieron, el Gobiernode Vladimir Putin (ex presidente y actual primer ministro)permitió al oso ruso volver a mostrar su fuerza en el escenariointernacional.
Pero mientras Moscú hace alarde de organizar eventosdeportivos de alto perfil como las Olimpiadas de Invierno y laCopa Mundial de fútbol, ignora la realidad cotidiana, según latrabajadora de la salud Sarang.
"Rusia está tratando de preservar cierta imagen política,mostrando que todo está bien. Ha quedado claro que esto no es másque una mentira", aseveró.
La mayoría de los rusos ven la verdad a su alrededor. Lahistoria de Zoya se repite tan a menudo por los nueve husoshorarios del país que resulta difícil ignorar la realidad.
El Gobierno estima incluso que en el país hay 1,8 millones deusuarios de heroína; activistas y doctores ubican el número máscerca de los 3 millones y en un estudio de junio pasado, la ONUafirmó que había 2,34 millones de usuarios o que estos ascendíana 1,64 por ciento de la población de Rusia.
Ese el tercer mayor índice de abuso de heroína per capita delmundo, después de Afganistán e Irán. En términos absolutos, segúnla ONU, Rusia es el número uno.
La heroína era casi desconocida en la era soviética, peroahora es de fácil acceso en cualquier ciudad del país. En Tver,una localidad con una industria relativamente pequeña y pocosprospectos laborales para los jóvenes, las calles están repletasde desechos de drogas: jeringas y agujas usadas. Lastransacciones son una escena común en las esquinas de Tver.
unpoderoso organismo gubernamental - responsabiliza a las porosasfronteras del país por la demanda de heroína.
"Lamentablemente, en 1991 nos encontramos de repente sinfronteras", dijo Ivanov a periodistas en diciembre, refiriéndoseal colapso de la Unión Soviética.
La ex república soviética de Tayikistán, que linda conAfganistán y es uno de los países más pobres del mundo, hacemucho que es un refugio del contrabando de drogas desdeAfganistán, donde los tayikos tienen lazos étnicos. Desde allí laheroína pasa por Kirguistán y Kazajistán hasta Rusia.
VINCULO CON EL SIDA
Ahora el problema de las drogas se ha agravado con el SIDA.Oficialmente, Rusia tiene 520.000 personas registradas comoVIH-positivo. El sida se ha propagado con rápidez en la últimadécada, especialmente entre los consumidores de drogas queregularmente comparten agujas no esterilizadas.
El Gobierno estima que alrededor de un tercio de los usuariosde drogas en Rusia son VIH positivo; y a expertos en salud rusosy extranjeros les preocupa que la enfermedad esté empezando aextenderse entre la población general por medio del sexo entrepersonas heterosexuales.
El mayor de los problemas, según expertos en salud, es lanegativa del Gobierno a abordar la crisis de drogadicción delpaís. La falta de intervención oficial es notable.
En Rusia sólo hay 70 programas de intercambio y distribuciónde agujas, los cuales cubren a apenas un 7 por ciento de losheroinómanos, según la Asociación Internacional para la Reducciónde Daños (IHRA, por sus siglas en inglés) con sede en Londres.
En términos de intercambio de agujas, "Rusia ni siquiera estározando la superficie", dice Rick Lines, jefe de IHRA.
Todos los programas funcionan con financiación extranjera. Elapoyo del Gobierno es nulo. No es que el Gobierno carezca depoder. En un área de la epidemia del sida donde sí muestraactividad -el traspaso de madre a hijo- ha reducido los índicesde contagio a casi cero.
AYUDA EN CARRETERAS
Ante la inacción del Gobierno, han surgido grupos de base portodo el país.
En las afueras de Tver, Yuri Surin estaciona cada noche suToyota en una parada de camiones sobre la autopista Moscú-SanPetersburgo. Ahí, entre las 19.00 y 04.00 horas, entrega jeringaslimpias y preservativos a prostitutas, muchas de las cualestrabajan para satisfacer sus adicciones.
"Si no estuviese aquí, ¿adónde irían estas muchachas? ¿Quiénlas ayudaría? Nadie", dice Surin, mientras un trío de prostitutascon botas hasta las rodillas y chaqueras de aviador se acercan asu auto.
La organización de Surin, Nosotros y el SIDA, consta de élmismo, un segundo trabajador comunitario y un chofer. Lossuministros que reparte cada noche y los equipos que usa pararealizar análisis a las mujeres provienen de médicos y gruposoccidentales solidarios que quieren ayudar.
Una noche de noviembre, Olga, una prostituta de 20 años entraal auto de Surin para realizarse un análisis de SIDA. Surin frotaun indicador de unos 5 centímetros sobre sus encías y lo insertadentro de una bandeja de plástico, mientras Olga fumanerviosamente un cigarrillo y sacude sus cabellos enfadada con sudestino, haciendo balancear sus aretes bañados en oro.
Después de estudiar el resultado -negativo- la prostitutaarroja el indicador por la ventanilla del auto y se dirige luegohasta el habitáculo de un camión al otro lado de la gravilla,donde la esperan clientes.
CONSIDERADO INSUFICIENTE
El Ministerio de Salud dice haber gastado 10.000 millones derublos (320,5 millones de dólares) en análisis y tratamiento parael sida -mayormente en medicamentos retrovirales- en 2010. Peroactivistas y expertos en salud afirman que la suma esinsuficiente si se la compara con otros países del G-20 y losenfermos son sistemáticamente ignorados.
y cuyo Gobierno hasta hace pocoera criticado por negar la epidemia - entrega medicamentos a casiel doble de esa proporción.
"Apelaciones, juicios y acción popular, nada funciona", diceAlexandra Volgina, directora de la Fundación Candle para personasVIH-positivo, una ONG en San Petersburgo.
Cuando se le preguntó al Ministerio de Salud por qué tantosenfermos rusos carecían de acceso a los medicamentos para elSIDA, el portavoz de la cartera respondió: "La cantidad invertidafue considerada suficiente".
PROBLEMAS POBLACIONALES
Los rusos usualmente culpan al alcohol por sus problemas desalud. Datos oficiales muestran que el ruso promedio bebe 18litros de alcohol puro cada año, comparado con los 14 litros deun ciudadano promedio en Francia y ocho en Estados Unidos.
Desde tiempos de los zares se han realizado esporádicascampañas oficiales contra el alcoholismo, usualmente con pocoéxito. En septiembre del año pasado Rusia prohibió la ventanocturna de bebidas de alta graduación alcohólica, en relacióncon la propuesta de duplicar el precio mínimo del vodka en lospróximos dos años, a fin de disminuir la ingesta.
"El Gobierno es más bueno con los alcohólicos que connosotros", dice Valera, un heroinómano y residente de Tver de 32años, cuyas escamas en las manos y el rostro están cubiertas decostras rosas producto de una década de uso. Al igual que muchosdrogadictos, Valera no trabaja y se niega a decir cómo financiasu hábito de 300 dólares diarios.
La Sociedad Internacional para la lucha contra el SIDA (IAS),con sede en Ginebra, advierte que si Moscú continua sin tomarmedidas, es probable que el número de nuevos infectados de VIH enRusia aumente entre un 5 y 10 por ciento al año, acercando elproblema a un "nivel endémico".
Según el presidente de IAS, Elly Katabira, la tasa deinfección será constante, incluso sin contagios adicionales deafuera del país.
Eso afectaría a la ya decreciente población de Rusia,recientemente denominada como una "crisis demográfica" por elpresidente Dmitry Medvedev.
El fuerte consumo de tabaco, el alcoholismo, lacontaminación, la pobreza, las bajas tasas de natalidad en losaños posteriores a la caída del comunismo y el sida sostienen lasproyecciones de la ONU de que la población disminuirá a 116millones para el 2050, desde los 142 millones actuales.
que da dinero a las madres que tengan dos o más hijos- apunta a que la población llegará a los 145 millones para el2025, pero admite que podría caer a 127 millones para el 2031.
DESESPERADOS POR METADONA
Si hay algo que escandaliza a funcionarios y activistasextranjeros más que cualquier otra cosa de la respuesta de Moscúante su problema de heroína, es el veto a la metadona.
La OMC considera que la metadona es esencial para combatir ladependencia a la heroína, pero en Rusia cualquiera que la use odistribuya podría afrontar hasta 20 años en prisión, una penaigualmente dura para la heroína.
Denominada una droga de reemplazo, la metadona es ingeridapor vía oral, de modo que reduce el riesgo de infección del VIH yes usada en todo el mundo para tratar la adicción al opio.
Rusia es uno de los tres países en Europa del este y centralque prohíben la droga, junto con Turkmenistán y Uzbekistán, dondeel consumo de heroína es relativamente bajo.
China, que tiene más de un millón de adictos a la heroínaregistrados, y donde cálculos extraoficiales colocan la cifravarias veces por sobre la oficial, tiene más de 680 lugares desuministro de metadona.
La metadona es un potente opiáceo sintético, pero puedeeliminar los agonizantes síntomas de abstinencia que los adictosexperimentan cuando dejan la heroína. Sus principales ventajasson que debe provenir de una fuente del servicio de salud, endosis controladas y sin agujas. Esto da a los adictos algunaoportunidad de recuperarse para siempre.
En Tver, Yuri Ivanov, doctor y vice director de la ClínicaEstatal de Narcología de la Región de Tver, está anonadado por laprohibición.
"¿Por qué los funcionarios limitan mi trabajo?", pregunta ensu oficina de la derruida clínica gris, que se encuentra cerca deuna calle no pavimentada del centro de la ciudad.
"Todo lo que están tratando de hacer es lo opuesto a lo quenecesitamos. Me cuesta entender (...) La situación estáagravándose. Cuando no se tiene acceso a la medicina real, losdrogadictos vuelven inequívocamente a las drogas", dijo.
Ivanov a veces les da tropicamida a sus pacientes, una drogausada por cirujanos oftalmólogos para dilatar las pupilas y quetiene efectos similares a la heroína.
Los adictos hablan de sus inusuales encuentros con usuariosde metadona con un dejo de asombro e incluso magia.
"Todos nosotros conocemos la metadona y la queremos. Llegagente que la ha usado y podemos ver al instante cuánto mejor ymás alegres viven", dice Valera, el adicto de Tver, en oracionesentrecortadas, afectado tras haberse inyectado.
Pero Moscú no cambiará de actitud.
"La medicina se ha vuelto más peligrosa que la enfermedad.Estaríamos reemplazando un mal con otro. ¿Y por qué haríamoseso?" dijo el zar anti narcóticos Ivanov. Gennady Onischenko, elprincipal doctor del país, rechazó reiteradas veces la metadonapor ser "un narcótico de todos modos".
Dentro de la gran estrategia anti narcóticos del Gobiernolanzada en junio pasado, no se hizo mención de las terapiassustitutivas, aunque Moscú dice que ahora está dedicada a reducirla demanda de droga.
Eso significa que los cuatro centros federales y 77 centrosregionales de rehabilitación seguirán tratando a los adictos conpsicoterapia, asesoramiento o simples calmantes.
ENCADENADOS A LAS CAMAS
El vacío creado por la falta de terapias sustitutivasefectivas quedó en evidencia en un incidente de octubre pasado enla ciudad de Nizhny Tagil en las montañas Ural.
El activista Yegor Bychkov, de 23 años, fue sentenciado atres años y medio en prisión por secuestrar a drogadictos.Bychkov dijo haber recibido permiso de los padres de los adictospara llevarse a sus hijos por la fuerza y encadenarlos a lascamas mientras pasaban por la dolorosa desintoxicación.
Ivanov elogió a Bychkov, diciendo que había actuado con buenavoluntad; la directora del comité parlamentario de salud, OlgaBorzova, dijo que el Estado era responsable por su arresto, yaque él había obrado por desesperación.
La Iglesia Ortodoxa Rusa también emitió su opinión. Si biensu posición oficial se opone a la educación sexual y considera eluso de heroína como un pecado, ha creado sus propios centros derehabilitación que ofrecen asesoramiento religioso. Además,mantiene debates regulares con la ONU sobre la crisis de VIH.
Lamentablemente, puede que ese tipo de iniciativas seanriesgosas. Hace casi dos años, la Fiscalía recibió la orden delConsejo de Seguridad de Rusia de reforzar las medidas contraONG's que defienden la terapia de sustitución. Desde entonces, seha detenido a activistas que distribuían agujas gratuitasacusados de colaborar con el uso de drogas.
"Funcionarios del Gobierno ruso sistemáticamente anuncianfalsedades sobre la reducción de daños, y disuaden a los quehablen a favor de ella. Hablar honestamente sobre la evidenciaque apoya la eficacia de la metadona es algo peligroso (enRusia)", dijo Rick Lines, de IHRA.
que presiona para que se legalice lametadona - y el Ministerio de Salud de Rusia.
El fondo aporta la mayor parte de recursos para la prevencióndel sida en Rusia y otorgó subsidios a Rusia por 351 millones dedólares para el período 2004-2011. Ahora sólo quedan 16 millonesde esa partida y ésta corre el riesgo de ser recortada este año.
Lo peor de todo, dicen expertos en salud y ONGs locales, esla decisión del Ministerio de Salud de sacar de funcionamientolos programas del Fondo Mundial de distribución de agujas,concientización sobre VIH y medicación.
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