Este artículo se publicó hace 14 años.
Las reformas financieras, promesas incumplidas
Un año después del G-20 de Londres en el que se pretendía «refundar el capitalismo», no ha habido prácticamente cambios en la regulación mundial por la incapacidad de los países para coordinarse
"Las reformas financieras mundiales puestas en marcha en el último año pueden escribirse en un pie de foto. No se ha hecho apenas nada". Así resume Jordi Fabregat, profesor de Finanzas de Esade, lo que ha ocurrido desde que hace prácticamente un año el 2 de abril de 2009 se celebrara en Londres aquel G-20 en el que se iba a "refundar el capitalismo" y que todos los líderes calificaban de "histórico". Fue la palabra más repetida en aquel evento. Se dijo en todos los idiomas, desde el español de José Luis Rodríguez Zapatero, hasta el inglés de Barack Obama, pasando por el francés de Nicolas Sarkozy o el alemán de Angela Merkel.
Las intenciones de entonces, que después se repitieron en las reuniones de primavera y otoño del Fondo Monetario Internacional y en el G-20 celebrado en septiembre en Pittsburgh, prometían acabar con los paraísos fiscales, elevar las exigencias de solvencia a las entidades financieras, mejorar su supervisión, limitar los millonarios bonus de los banqueros, controlar a las agencias de rating o poner coto a los productos de inversión incomprensibles. Prácticamente todo cayó en saco roto. "No ha faltado iniciativa por parte de los gobiernos. Ha habido intenciones y proyectos muy concretos en EEUU y Reino Unido. Los problemas han aparecido cuando se ha tratado de coordinar todo a nivel mundial, porque las prioridades de cada país son diferentes", asegura Emilio Ontiveros, consejero delegado de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
La falta de consenso entre países hace muy difícil aplicar cambios
Ya en el G-20 de Londres, aparecieron dos bloques bien diferenciados: el formado por EEUU y Reino Unido (partidarios de aumentar la regulación, pero no de implantar medidas concretas como la limitación de bonus) y el liderado por Francia y Alemania (defensores en aquel momento de ser duros con los banqueros). Paradójicamente, los que más han avanzado desde entonces han sido Barack Obama y Gordon Brown, abanderado del control de los bonus y un impuesto para los bancos.
La zona del euro, en cambio, ha hecho gala de una inactividad que fue criticada este mismo viernes por el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que pidió que la región se decida de una vez a crear un fondo para sufragar los costes de posibles bancarrotas y también que se forme "un cuerpo de bomberos" que gestione futuras crisis.
La equiparación de las normas en todos los países es una asignatura pendiente que tuvo un importante exponente en los bonus. "Ahí surge el debate de si las reglas deben ser mundiales", asegura Federico Steinberg, investigador principal de Economía del Real Instituto Elcano, quien cree que el empeño en que las normas sean globales es uno de los impedimentos para que se lleven a cabo. Como ejemplo, asegura que nunca habrá límites mundiales a los bonus de los banqueros por mucho que se discuta, "porque EEUU y China están en contra".
Los bancos están usando todo su poder para evitar normas más duras
El otro gran impedimento para que se apliquen aquellas reformas lo dejó claro Obama a mediados de diciembre: "Lo que realmente me parece frustrante es que los mismos bancos que se beneficiaron de los impuestos de los ciudadanos están luchando con uñas y dientes con sus grupos de presión en el Capitolio contra un control financiero". Ayer mismo, en su discurso semanal, Obama pidió a los legisladores que "resistan" las presiones para suavizar la reforma financiera que se debate en el Senado y que pretende que la Reserva Federal tenga más poderes como vigilante financiero. Las millonarias pérdidas que registraron en 2008 y la necesidad de recibir fondos públicos para sobrevivir han quedado atrás, y esas mismas entidades utilizan ahora sus recientes beneficios para argumentar que no hace falta endurecer las exigencias. "Los bancos de inversión mandan mucho y, obviamente, hay presiones de los mercados para ralentizar, bloquear y frenar las posibles reformas", reconoce Ontiveros.
Dentro de las reformas financieras, los expertos coinciden en señalar que los únicos avances que se están haciendo son las mayores exigencias de solvencia a los bancos. Y justifican la lentitud en estos cambios: "Si se aprieta mucho a la banca de golpe en medio de esta gran crisis, se puede provocar que entre en pérdidas", dice Fabregat.
Sin coto a la especulaciónDonde también hay coincidencia es en que no se podrá controlar la especulación, por mucho que se intente y por mucho que los grandes líderes la critiquen. "Es un esfuerzo banal. Es ir contra una actividad intrínseca del ser humano", asegura Manuel Romera, director Técnico del Sector Financiero del Instituto de Empresa. Francisco López Ollé, analista de X-Trade Brokers, añade: "Decidir cualquier prohibición de productos financieros lleva tiempo, porque hay que estudiar sus consecuencias".
Así que, después de escuchar frases tan altisonantes como "estamos ante un reto sin precedentes", pronunciada por Zapatero, la comunidad financiera internacional ha asumido que no habrá tantos cambios como se prometían. Y hasta se da por hecho que habrá nuevas crisis similares en el futuro. "Va a haber innovación financiera que no vamos a poder evitar", dice Steinberg, quien añade: "El objetivo es estar mejor preparados que hace año y medio y tener un mejor colchón".
Y concluye: "Si alguien creía que iba a haber una regulación mundial nueva estará decepcionado, pero es que no era creíble lo que se planteaba".
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