Este artículo se publicó hace 13 años.
Una rara avis en la bandada de gaviotas
Lorenzo Agustí, alcalde de Paterna, es la cara amable del PP
Buenas noches. Soy el alcalde. ¿Me abre, por favor?" Lorenzo Agustí, del PP, atraviesa el patio interior de uno de los numerosos edificios de la Lloma Llarga, una de las zonas residenciales de Paterna (63.000 habitantes). Al fondo, Valencia emerge como un hongo de luz y las chicharras se impacientan al paso de la comitiva. Agustí y ocho más suben peldaño a peldaño las escaleras y se reparten los tres pisos del inmueble. En la puerta cinco, un matrimonio joven recibe en pijama al primer edil. La mujer, de un brinco, se oculta tras la pared y asoma la cabeza. "Si lo llego a saber, le recibo en condiciones". Agustí reparte sonrisas y programas del PP. "Cuando lleguen las elecciones, ¡allí estaremos con usted!", exclama el hombre, ufano por tan importante e imprevisible visita.
De telefonillo en telefonillo. Así transcurre la campaña de Lorenzo Agustí, que ha prescindido de carteles y mítines. Su equipo recorre a diario Paterna. "Queríamos gastar lo mínimo en tiempos de crisis. Por respeto a quienes lo están pasando mal", señala Agustí.
Pompa y suntuosidadLa táctica fue recibida con recelo en un PP acostumbrado a la pompa y las opulencias. "¡Ya está Lorenzo con sus excentricidades!", exclamaron en la sede de los conservadores, donde se le considera una rara avis. Arquitecto de 41 años, Agustí fue asesor de Francisco Camps en la Conselleria de Presidencia, auténtica pila bautismal del discurso monocolor campista. Pese a ello, el alcalde de Paterna parece no haber recibido el sacramento de la opacidad y el autoritarismo que caracteriza al PP valenciano. Al contrario que su mentor, responde a periodistas y convoca ruedas de prensa. Y no abomina de la Ley de Memoria Histórica. El Ayuntamiento de Paterna ha iniciado el trámite para que se exhume el cuerpo de uno de los 2.300 fusilados que habitan las numerosas fosas del cementerio de la localidad. También participó en la construcción de un monolito que condena la "violencia fascista" y reivindica los "países catalanes", la mayor blasfemia, según el PP, en boca de un valenciano.
La actitud de Agustí, respetuosa y siempre cortés, ha descolocado a la oposición, que considera que bajo la piel del cordero se esconde un depredador populista que da una de cal y otra de arena. Agustí prohibió los festejos taurinos tras someterlos a referéndum, pero también aparece en el sumario de la Gürtel por haber recibido presuntamente dinero de la trama corrupta para financiar su campaña anterior. "Todo es falso, una mentira", afirma Agustí, y amenaza con recorrer de nuevo, puerta a puerta, todo el pueblo para desmentirlo.
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