Este artículo se publicó hace 9 años.
"El Estado no quiere saber nada de los niños robados y las madres ya están hartas"
Representantes de las asociaciones SOS Euskadi, ALUMBRA, y los escritores Francisco González y Juan José Tamayo reclaman al Gobierno y al poder judicial que "hagan algo" por las víctimas del robo de niños.
Carolina García Mundi
@carolgMundi
SAN LORENZO DE EL ESCORIAL/MADRID.- María Bueno vivía en Cádiz. En el año 1981 se quedó embarazada, y el día 24 de diciembre el doctor Abelardo García le comunicó que había un 99% de posibilidades de que el bebé que descansaba en su interior estuviera muerto y que por ello, su vida corría un gran peligro.
Sin embargo, y a pesar del riesgo que María corría por "la infección terrible" que tenía, el médico decidió no ingresarla ese mismo día. Lo hizo al día siguiente, en el Hospital Municipal de la Línea llevado por religiosas y dependiente del Ayuntamiento. María no podía romper aguas y tuvieron que provocarle el parto, pero en vez de traerle a su bebé, le trajeron una figura del niño Jesús para "consolarla". El hospital se encargó de todo.
Los ministerios de Interior, Justicia y Sanidad se desentienden del asunto
"Te sientes culpable, criminalizada, con una conciencia que va aumentando"
Fue unos años después cuando reunió el valor suficiente, después de acudir a un psicólogo y de sufrir un dolor "bestial", para acudir al Ayuntamiento y pedir el certificado de que su hija estaba en el cementerio. Pero su hija nunca estuvo ahí. "Sientes que te han arrancado un hijo. Te sientes culpable, criminalizada, con un cargo de conciencia que va aumentando". No sólo pierdes a un hijo, sino que también tienes que cargar con la culpa.
El caso de María Bueno, que hoy es presidenta de la Asociación ALUMBRA, no esel único: Flor de Lis, presidenta de otra asociación, SOS Euskadi, y víctima también del doctor Abelardo García, comparte el dolor con su compañera. Flor lleva los últimos siete años de su vida buscando a su hermano. Ha recogido documentos y pruebas desde 2006, cuando se enteró que era melliza.
Flor de Lis y María Bueno tuvieron que unir su causa a la de otras muchas mujeres que fueron víctimas del robo de bebés durante la dictadura franquista. Cada una creó una asociación diferente, mediante las cuales han presentado recursos a diferentes juzgados. Sin embargo éstos no las admiten. De Lis reconoce que este daño que hoy "es gratuito" podría evitarse si fueran escuchadas.
Pero el Estado español parece hacer oídos sordos. "Una y otra vez no admite pruebas, dilata los procesos", afirma Lourdes Lucía, directora del curso Gritos silenciados: Robo y tráfico de niños en España, organizado por los Cursos de verano de la Universidad Complutense. Asimismo, Lucía subraya que "el Estado y sus instituciones han encubierto los crímenes y están imposibilitando que se investiguen".
El sociólogo y escritor, Francisco González, sostiene que "el Estado no sabe nada porque no quiere saber nada" y hace hincapié en que ya se han enfrentado a los ministerios de Interior, Justicia y Sanidad. "Las madres ya están hartas", dice emocionado, "y esto sigue ocurriendo a día de hoy", señala mientras su compañera María Bueno dice que "somos la última mierda de este país".
“Se está dilatando todo en el tiempo para que tiremos la toalla y nos olvidemos del asunto”
Tampoco el poder judicial admite las causas. El caso de la hija de María Bueno lleva en los tribunales cuatro años y sufrió durante tres de ellos el secreto sumarial. "Se está dilatando todo en el tiempo para que tiremos la toalla y nos olvidemos del asunto", explica. Bueno, que señala que esta historia va a acompañarle el resto de sus días y que ya no espera encontrar a su hija, pide al Estado que siente a los culpables de esos crímenes silenciados. "Necesito que utilice todas las herramientas para, si hay algún culpable, sentarlo en el banquillo".
Además del Estado y los jueces, hay un tercer culpable en estas historias. Las víctimas también reclaman a la Iglesia católica que facilite el acceso a los archivos donde están las partidas de bautismo y algunos de los certificados de nacimiento. El escritor Juan José Tamayo, explica que esta institución se ha convertido "en una gran mentira" mientras que su compañera Lucía respalda estas palabras: "La gente que es creyente debería pedir responsabilidades a estos actores".
La sociedad también se ha desentendido de este problema. "Hay que dar visibilidad real del tema para darle sentido a esta lucha", subraya González. Flor de Lis respalda sus palabras: "La sociedad no cree que sea tan grave".
Tamayo, a la par, mantiene que "la sociedad se mueve por la caridad y creen que esos niños tuvieron unas mejores condiciones de vida pero nadie tiene en cuenta que perdió su identidad biológica".
A pesar de ello, queda algo de esperanza. La comunidad internacional, concretamente Argentina, ha reconocido este delito y ha ordenado la extradición y detención del doctor García Abelardo. "El único crimen del franquismo que se reconoce es el robo de niños ya que hubo niñas que eran exportadas", afirma Francisco González.
Sin embargo, las verdaderas víctimas siguen calladas. No pueden darse por aludidas porque no saben quiénes son. En su día, su identidad fue suplantada, robada por unos intereses económicos y políticos.
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