Este artículo se publicó hace 15 años.
El prólogo de las comedias románticas
Adrián Biniez estrena Gigante, premiada en los festivales de San Sebastián y Berlín
Podría ser la historia de un hombre invisible: uno al que pocos ven, pero que observa. Jara es vigilante nocturno de un supermercado y desde un cuartucho mira los movimientos de ese microcosmos de ofertas, a través de las cámaras de seguridad. Es tímido y habla con pocos: su sobrino pequeño es su mejor colega, y sus rutinas consisten en ver películas de vídeo, hacer crucigramas y escuchar música. Hasta que ve a Julia, una limpiadora del supermercado, y se enamora de ella.
e_SDLqGigante es una comedia romántica rara porque normalmente ese tipo de películas empiezan cuando se conocen dos personas. Ésta es una previa a todo eso. Mi película acaba donde empiezan las comedias románticas", explica Adrián Biniez, director argentino de 35 años que lleva un carrerón de premios desde que su ópera prima se estrenara en la pasada Berlinale. Allí se hizo con el Premio Especial del Jurado, el Alfred Bauer y con el de la mejor ópera prima. En San Sebastián, recogió el Premio Horizontes a la mejor película latinoamericana.
El filme, que se estrena este viernes, está emparentado con el círculo de jóvenes directores uruguayos, y no sólo por estética. Biniez forma junto a Pablo Stoll y Fernando Veiroj, entre otros, un círculo endogámico de colaboración. Biniez actuó en Whisky (2004), de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella. Stoll fue el asistente de dirección de Gigante, Biniez compuso música para Acné (2008), de Veiroj. "Son los productores de la película y amigos. Y compartimos un cierto tono al hacer cine", aclaraba hace unos días el director desde San Sebastián. Esa tonalidad común está en los silencios, en el empeño en contar historias de gente corriente y en un humor amargo.
Gigante tiene dos grandes aciertos: el actor principal, Horacio Camandule, curtido en el teatro, y el uso sugerente de las cámaras de seguridad. El protagonista edita los vídeos, mete zoom, persigue a la mujer que ama. Un poco como en el cine. "Sí, remite al montaje de cine o más bien al televisivo. Me gusta más pensar que las cámaras de seguridad tienen la clásica referencia del thriller, pero yo quería pensar que del otro lado siempre hay una persona", zanja.
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