Este artículo se publicó hace 14 años.
El presidente luso Cavaco Silva anuncia su candidatura a la reelección en 2011
El jefe de Estado de Portugal, el conservador Anibal Cavaco Silva, anunció hoy su candidatura a un segundo mandato presidencial de cinco años en las elecciones previstas para principios de 2011.
Cavaco, de 71 años de edad, que también fue primer ministro entre 1985 y 1995, hizo una declaración al país en la que expresó que había tomado la decisión de presentarse a la reelección "ante la situación extremadamente difícil en que se encuentra Portugal".
Por "la incertidumbre y angustia sentidas por muchos portugueses" es un "deber" ayudar al país a vencer sus dificultades, agregó el presidente, líder histórico del Partido Social Demócrata luso (PSD), el centro-derecha que ahora constituye la principal oposición al Gobierno socialista.
El jefe de Estado luso, que ganó en la primera vuelta las elecciones presidenciales del 22 de enero de 2006, cohabita en el poder desde entonces con el primer ministro socialista José Sócrates, reelecto el año pasado, aunque sin la mayoría absoluta que había conquistado en 2005.
En su alocución al país Cavaco explicó que la decisión de presentarse a la reelección, no ha sido "fácil" y se debe a la confianza de que puede ayudar a Portugal a "encontrar un rumbo de futuro y vencer las dificultades que afronta".
El jefe de Estado recordó la mala situación económica y los problemas sociales de su país, de diez millones de habitantes, y se comprometió a realizar una campaña electoral austera, cuyo costo no sobrepase la mitad de lo que permite la ley.
Como hizo al anunciar su candidatura de 2005, Cavaco manifestó que, pese a su vinculación con el PSD, vuelve a presentarse como independiente, con el propósito de ser "presidente de todos los portugueses" y no servir a los intereses de ningún partido.
Hasta que su actual mandato concluya el próximo 9 de marzo, será al mismo tiempo "candidato y presidente" pero distinguirá las dos funciones, aseguró, con los criterios de independencia que ha defendido desde que asumió la jefatura del Estado.
El principal rival de Cavaco Silva en las elecciones previstas para el próximo 23 de enero volverá a ser el dirigente socialista Manuel Alegre, que está vez cuenta con el apoyo oficial de su partido y del marxista Bloque de Izquierda, la cuarta fuerza del Parlamento.
En las elecciones de 2006 Alegre, representante del ala izquierda del socialismo, compitió por su cuenta con el ex presidente y ex primer ministro Mario Soares, candidato oficial del PS que, sin embargo, logró menos votos y acabó en tercera posición en la carrera electoral.
La proclamación hoy de la candidatura de Cavaco se produjo mientras el PSD y el Gobierno socialista negocian un acuerdo que permita la aprobación en noviembre, de los presupuestos del Estado para 2011, que contienen las más severas medidas de ajuste económico adoptadas en tres décadas de democracia portuguesa.
El elevado déficit fiscal luso, que cerró 2009 en el 9,3%, y la desconfianza de los mercados, que ha multiplicado los intereses de su deuda, han puesto a Lisboa en aprietos financieros y bajo una estricta vigilancia de Bruselas.
Los problemas económicos que atraviesa Portugal unidos a la confrontación política de las tres elecciones celebradas en 2009, afectaron a la relación entre el jefe de Estado conservador y el Gobierno socialista en los últimos dos años.
Cavaco, nacido en el Algarve, en la zona sur de Portugal, mostró un buen entendimiento con Sócrates en su primera etapa en el poder.
El año pasado al calor de los casi seguidos comicios legislativos y municipales que dieron una ajustada victoria a los socialistas, el jefe de Estado y el Gobierno de Sócrates cruzaron gruesas acusaciones de manipulación electoral en torno a un caso de desmentido espionaje a Cavaco.
El presidente ha lamentado también con frecuencia la mala situación económica y social de Portugal y ha criticado, aunque de forma velada, las políticas socialistas, especialmente las grandes inversiones públicas.
La liberalización del aborto, el divorcio y la aprobación del matrimonio homosexual, impulsadas por Sócrates, han sido también motivo de fricción con el muy católico Cavaco en los últimos años.
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