Este artículo se publicó hace 15 años.
Policías y ladrones
Un agente robó la tarjeta de crédito a un detenido y se fue de cajero en cajero hasta amasar un botín de 299 euros
Hay ovejas negras que balan y otras que dan miedo. Sobre todo si llevan una pistola en la sobaquera y una placa de policía en la cartera. Cada año son juzgados en España una media de 50 agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado acusados de haber jugado a ser policías y ladrones a la vez. Otros 210 se encuentran en estos momentos entre rejas por idéntico motivo.
No son muchos, es cierto, sobre todo si se tiene en cuenta que el rebaño está compuesto por cerca de 170.000 funcionarios de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Sin embargo, es inevitable sentir un escalofrío al pensar que la lana que debe protegernos de las inclemencias de la delincuencia tiene algunos enganchones.
La lista de los delitos de los que se les acusa es tan amplia como el Código Penal, aunque si hay que hablar de una especialidad en la corrupción policial esa no es otra que el narcotráfico. El motivo es bien sencillo. ¿A quién no le tienta cobrar un buen puñado de euros por mirar a otro lado? Y no está mal pagado. El subteniente retirado de la Guardia Civil al que detuvieron hace algunas semanas en Galicia en la operación que permitió incautar 815 kilos de cocaína ocultos en un cargamento de gambas congeladas iba a cobrar 800.000 euros. ¿Por qué? Por haber enseñado al sargento del puerto de Marín (Pontevedra) y a otro compañero que despistarse unos minutos puede engordar la cuenta corriente a mucha más velocidad que sus magras nóminas.
En otros casos, lo que se cobra es la falta de discreción. Juan Antonio Roca, el presunto cerebro de la trama de corrupción urbanística destapada en la operación Malaya, tenía en nómina a un comisario al que pagaba por avisarle de todo lo que se cociese en dependencias policiales y pudiera afectar a sus negocios. En enero de 2006, anotó en su particular contabilidad corrupta el pago de 200.000 euros. La Unidad de Asuntos Internos, la Policía de los policías, investigó durante seis meses a cinco agentes cuyos nombres coincidían con las iniciales que aparecieron junto al pago. No tuvieron suerte y la oveja negra sigue libre y con 200.000 euros más de vellón.
También por indiscreción están imputados seis policías que, por un sobresueldo en dinero o especias, avisaban a un par de clubes de alterne de Castelldefels del día y la hora en el que iban a recibir la visita de otros agentes con escrúpulos. Así los dueños podían retirar a las chicas menores de edad o que no tenían papeles y evitar que les pillaran en un renuncio.
Por poco dineroClaro que, no todos consiguen tan suculentos botines. También hay ovejas que tiñen su lana por bastante menos. Es el caso de un agente de la comisaría de Lugo al que se le detuvo por quedarse con los 1.810 euros que había en una cartera que unos ciudadanos habían llevado al centro policial tras encontrársela en la calle.
Otro policía fue detenido por apoderarse del dinero que había en el bolso que una señora se había dejado olvidado en el bar al que el agente iba a tomar café. Incluso se ha dado el caso de un agente que robó a un detenido la tarjeta de crédito y se fue de cajero en cajero hasta amasar la astronómica cifra de 299 euros. Hasta para ser oveja negra hay que valer.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.