Este artículo se publicó hace 17 años.
Poetas, escritores de EEUU y Magris dominan los pronósticos del Nobel de Literatura
El escritor italiano Claudio Magris, poetas como el sirio Adonis, el sueco Tomas Tranströmer o el australiano Les Murray y escritores estadounidenses como Philip Roth o Don DeLillo encabezan los pronósticos del Nobel de Literatura, a cargo de la Academia Sueca.
El hecho de que la última elección de un poeta se remonte a 1996, con la polaca Wislawa Szymborska, ha disparado las especulaciones de las casas de apuestas y de los medios suecos sobre la posibilidad de que la Academia opte esta vez por un autor lírico.
El surcoreano Ko Un, la letona Vizma Belsevica, la danesa Inger Christensen y Maryse Condé, natural de Guadalupe, son otros de los nombres que aparecen como posibles candidatos para suceder al turco Orhan Pamuk, que se presentaba como gran favorito el año pasado y se llevó finalmente el premio.
Entre los prosistas, Magris suena con fuerza junto a habituales de las quinielas como su compatriota Antonio Tabucchi, el israelí Amos Oz, el holandés Cees Nooteboom y el checo Milan Kundera.
El criterio de rotación geográfica empleado en algunas ocasiones por la Academia refuerza la posibilidad de que sea un escritor americano, y en particular de Estados Unidos, el que consiga el prestigioso premio.
Además de Roth y DeLillo, se habla de otros autores consagrados como John Updike y Paul Auster, que podrían arrebatar a Toni Morrison la condición de última escritora de este continente que ganó el premio, hace ya 14 años.
El criterio geográfico puede favorecer también a los dos principales candidatos en legua castellana, el peruano Mario Vargas Llosa y el mexicano Carlos Fuentes, aunque en su contra juegan su condición de candidatos "eternos" y el hecho de que se les incluya en la generación del "boom" latinoamericano, que ya fue premiada con el colombiano Gabriel García Márquez en 1982.
También les benefician los más de tres lustros que han transcurrido desde el triunfo del mexicano Octavio Paz en 1990, aunque fuera justo al año siguiente de la elección del español Camilo José Cela.
A su compatriota Francisco Ayala y al nicaragüense Ernesto Cardenal también se les nombra, aunque sus opciones son teóricamente mínimas, al igual que las del músico estadounidense Bob Dylan.
Pero no sería la primera vez que la Academia Sueca sorprende con su decisión, como ya ocurrió, por ejemplo, hace tres años con la austríaca Elfriede Jelinek; que premia a escritores que parecía que nunca iban a recibir el premio, como el portugués José Saramago, o elige incluso a autores que no se dedican a la ficción literaria.
Ése fue el caso del filósofo británico Bertrand Russell (1950) y de su compatriota Winston Churchill, cuya obra histórica le valió el Nobel de Literatura tres años después.
La controversia ha acompañado al galardón desde su nacimiento, por la ambigüedad de las palabras del creador de los premios, el magnate sueco Alfred Nobel, que pretendía distinguir la "obra más destacada en una dirección ideal".
La Academia Sueca interpretó en sus inicios el testamento de Nobel de forma textual, rechazando a autores de orientación realista como Henrik Ibsen o Leon Tolstoi, aunque acabó por desechar esa lectura.
Pero eso no ha evitado que la controversia haya dejado de rodear sus decisiones, que a veces parecen guiarse más por cuestiones políticas o por criterios como el de rotación geográfica que por razones estrictamente literarias.
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