Este artículo se publicó hace 15 años.
¿Podríamos reducir el amor a una pastilla?
¿Es posible que una pastilla o una inyección salve tu matrimonio? Puede ser, según un investigador que estudia la base química de la más complicada de las emociones: el amor.
Larry Young dice que con su última búsqueda no pretende crear una poción de alta tecnología pero sí arrojar un poco de luz a enfermedades como el autismo, que afectan a la habilidad de crear lazos sociales, estudiando las reacciones químicas del cerebro implicadas en la creación de esos lazos.
"Puede que los biólogos puedan reducir dentro de poco algunos estados mentales asociados con el amor a una cadena de aspectos bioquímicos", escribió Young en la revista Nature, del centro de investigación de Yerkes en la Universidad de Emory en Atlanta.
Su estudio sobre las ratas de campo ha demostrado que una dosis rápida de la hormona adecuada puede alterar drásticamente las relaciones.
Los roedores son un buen modelo para las relaciones humanas, dijo Young. Crean relaciones de pareja de por vida y crían a los hijos juntos, no como otras especies.
Pero este comportamiento es fácil de cambiar, afirma Young.
"Es una reacción química. Al menos sabemos, con respecto a las ratas de campo, que si coges a una hembra y la pones junto a un macho inyectándole oxitocina en el cerebro, se vinculará pronto a ese macho", explicó en una entrevista telefónica
Eliminar los niveles normales de oxitocina, una hormona que se vincula a aspectos sociales y de cuidados, provocará el rechazo del macho sin importar cuántas veces tenga relaciones sexuales con él.
"Los experimentos han demostrado que una inyección nasal de oxitocina aumenta la confianza y ayuda a entender las emociones de los demás", escribió Young en el artículo de Nature.
Young ve muchas posibilidades de usar esto para arreglar matrimonios desgastados.
"Si tal vez pudiésemos usar medicamentos en combinación con terapia de pareja, podría ser recomendable", dijo.
Young está convencido que el amor no se basa en una sola hormona. Otros estudios han demostrado que las diferencias en un gen llamado complejo mayor de histocompatibilidad (MCH por sus siglas en inglés), que afecta al sistema inmune, puede estar relacionado con la atracción sexual inicial.
En los hombres, la hormona antidiurética (ADH) parece influir más.
Pero claramente es algo biológico. "Creo que el amor humano se desarrolló juntándonos", lo que quiere decir que los comportamientos afectuosos también existen en otros animales.
"Cualquier mamífero, cuando la madre tiene crías, está atado a esas crías y haría lo que fuera para protegerlas. Esa es una vieja reacción química ubicua que estimula los vínculos", explicó.
Los humanos, y quizá las ratas de campo, han desarrollado ese mecanismo para estimular los vínculos de pareja, cree Young.
"De cualquier manera, los avances recientes en biología sobre vínculos de pareja dicen que no pasará mucho tiempo antes de que alguna persona poco escrupulosa meta una "poción farmacéutica del amor" en nuestra bebida. Y si eso pasara, ¿nos importaría? Después de todo, el amor es locura", escribió.
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